martes, 16 de septiembre de 2014

1040 Sin tapis no hay nada




1040    LA CHISPA         
Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”
SIN “TAPIS” NO HAY NADA
         ¿Se han fijado en el diseño social de San José?  En el esquema físico para la diversión y el empleo del tiempo libre.   Mediten un poco y se darán cuenta de algo en verdad inquietante.  Todo está estructurado, en todas partes, para que la única salida que nos queda a todos, incluyendo a los menores, sea la ingesta de alcohol.  De guaro.  No importa de qué se trate, todo conduce, insinúa, invita, obliga al consumo de bebidas alcohólicas; incluso en los turnos de las iglesias.  Desde un cumpleaños hasta un “beibichagüer”; desde un bautizo hasta un entierro, todo está amenizado por el guaro.  Es inevitable.  Las birritas y las botellas circulan por todos lados, en toda ocasión.  Escondidas, disimuladas o en forma abierta y descarada.  Toda reunión es alegrada por el guaro, así se trate de cuestiones comerciales, políticas o meramente sociales; incluso en actividades religiosas suele colarse el licor en forma de ponche, la fórmula menos censurable e inocua (¿?) de esta costumbre ineludible.  Y muy pocos se atreven a objetar esta conducta, pues exponerse a la reacción negativa de los que forman la legión de adictos, es algo que nadie quiere.  Incluso los anfitriones de cualquier actividad, llegan a la necesidad de “hacerse los chanchos” ante la circulación disimulada de bebidas alcohólicas, sin importar la clase de reunión que sea, que bien puede ser un velorio. 
         “Si no hay tapis no hay nada”, parece ser el lema imperante ante cualquier reunión de tipo social.  Nadie concibe un casamiento, cumpleaños (aunque el cumpleañero sea un niño), entierro, bailes, actividades colegiales o lo que sea, que no estén animados por el aguardiente.  Parece que hemos perdido la capacidad de disfrute si no es bajo los efectos del alcohol; o talvez solo sea una forma de encubrir nuestros bajos instintos, nuestra condición moral y nuestras carencias sociales.  El guaro nos abre una amplia puerta hacia el paraíso de la irresponsabilidad, de la evasión y el efímero placer de convertirnos en Mr. Hyde.  El licor nos escuda y libera de las reglas, del deber y el respeto obligado a nosotros mismos y a nuestros semejantes.  Y cuanto más nos hundimos en ese mundo, más felices somos.  De ahí que el alcohol haya logrado semejante éxito en nuestra vida social, pues incluso vulnera el decoro de infinidad de mujeres que, bajo los efectos de este, suelen volverse vulnerables y de cascos ligeros.   Individuos normalmente tímidos y callados, se convierten en locuaces conquistadores capaces de echarle el caballo a cualquier mujer.  Todos sabemos que el día siguiente será terrible en todo sentido, pero el mundo maravilloso que nos ofrece hoy, justifica cualquier precio que tengamos que pagar. 
         El guaro (más que todas las otras drogas juntas) causa incuantificables daños y, sin embargo, a nadie le importa un tacaco; una vez que se inicia la libación, desaparecen todos los prejuicios y nos hundimos en ese plácido mar del alcohol, caemos en sus dominios sin importar las consecuencias.   Todo está “planificado” de manera que no haya escape.  El acoso alcohólico sobre los abstemios es terrible, y estos tienen que formar exclusivos y limitados círculos sociales en donde las ofertas de diversión no suelen ser muy variadas ni duraderas. 
         ¿Qué hacer ante tal situación?  Parece que nada, pues todo jovencito se ve en la tentación de consumir alcohol desde que está en la escuela; es casi como una necesidad biológica que casi siempre culmina con una borrachera memorable que puede tener dos consecuencias: se convierten en jumas, o jamás en su vida vuelven a tomar guaro.  Difícil dilema ante el cual los padres nada pueden hacer; sobre todo, cuando ellos tienen la costumbre de tomar tragos y hacer o asistir a fiestas en donde se ingiere licor.  Ante el ejemplo, no cabe intento alguno por señalar el inconveniente de consumir bebidas alcohólicas.  Es una trampa en la que se encuentran los padres.  Pero, ¿qué puede hacer el Estado y la sociedad organizada para controlar ese vicio general?  El Estado recibe enormes impuestos por la venta de alcohol, por lo tanto, no es creíble ni esperable ninguna medida que tienda a reducir el consumo de guaro; sería como limitar el gasto de gasolina.  El Estado nunca lo hará.  Entonces, ¿qué puede hacer la sociedad?  Parece que muy poco.
         ¿Qué puede hacer un abstemio para divertirse?  ¿Adónde puede ir?   ¿Qué lugar está libre de la influencia del guaro?  Aparte de meterse al cine, no parece haber sitios de diversión prolongada para los que no toman guaro.   No hay bailes sin guaro.  Los turnos, las ferias, las corridas de toro, los desfiles de caballos o lo que sea, están saturados de guaro.  Incluso los restaurantes están ubicados, en su mayoría, dentro del amplio espectro del guaro.  El o la que no toma licor, tiene muy pocas opciones de diversión prolongada.  Ni los balnearios se ven libres de la oferta guaristolera.  Los billares están dentro de la sombra del cigarrillo y el guaro.  También los boliches.  Piénselo, estimado lector-a, ¿cuál es la oferta social para aquellos que no toman licor?  ¿Se puede pensar en un diseño citadino que incluya opciones realistas y populares para la gente que no es jumas?  Pero tiene que ser algo práctico, al alcance de todos y que no lleve al rápido aburrimiento como el cine, la iglesia, las visitas a los museos o zoológicos, a los monumentos o galerías.  O los conciertos y conferencias al aire libre.  Algo realista, que enganche, que llene el tiempo y las aspiraciones del NO bebedor.  No existe tal infraestructura (ni parecida) en nuestra sociedad.  Ni siquiera el fútbol está exento del guaro y sus consecuencias.
         En cambio, la oferta alcoholera es casi infinita; en cada cuadra hay por lo menos una cantina; existen centenares de salones de baile de todas las categorías imaginables, en donde se puede pasar la noche entera en un puro vacilón.  Y con la posibilidad de “levantarse” a alguien.  Además, la oferta de “boquitas” es increíble.  Así que están cubiertos todos los flancos de las debilidades humanas: dipsomanía, gula y lujuria.  ¿Qué más se puede pedir?  Casi nada, pues hasta los enredos y accidentes están incluidos en este variado menú que nos ofrece  el programa guarero. 
         El abstemio es un ser desamparado en una sociedad diseñada para el vacilón del guaro.   No tiene dónde ir ni cómo divertirse.  Tiene que cohabitar con los borrachos donde quiera que vaya.  Debe ser tolerante y desarrollar una conducta especial ante sus amigos borrachos: diferenciarlos de los hombres y mujeres correctos que suelen ser en ausencia del guaro en sus cabezas.  Es injusto que por los intereses de un negocio multimillonario del Estado, millones de buenas personas (hombres, mujeres y niños) tengan que someterse a la impertinencia y grosería de aquellos que, envalentonados por el alcohol, suponen que son los dueños del planeta y que pueden ofender a todo el mundo, solapados bajo el pretexto del guaro.  Todos tenemos la obligación de buscar una solución a este problema, y brindar una oferta justa y práctica de diversión a aquellos que todavía no son víctimas del alcohol.
         Guaristolerescamente.
                                        RIS

martes, 2 de septiembre de 2014

235 La guerra de los culos



235   LA CHISPA   

Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”.

LA GUERRA DE LOS CULOS                        
       
La “tetomanía” ha sido uno de los grandes vicios de los norteamericanos.  Y no porque el tamaño más o menos grande de los pechos de las mujeres les proporcionen algún plus a sus aberraciones sexuales, sino por causa de otra de sus manías: “Lo más grande del mundo”.  Para ellos todo tiene que ser “lo más grande del mundo” y estar dentro de los Estados Unidos.  Con Carol Dodas se inició y alcanzó la cumbre esa obsesión gringa por las tetas gigantescas, reales o infladas con silicona.  Ver un busto descomunal, es una especie de morbosidad compulsiva para esa gente, y de la cual, también han contaminado al resto del mundo.  Pero hay algo de lo quién sabe por qué, se habían olvidado incluir en sus listas de fetiches: los traseros de las mujeres.  Quizás se deba a la norma cinematográfica que consideraba “inadecuado” tener un nalgatorio muy llamativo.  De esa manera, las nalgas aplastadas de las actrices se convirtieron en el estándar de Hollywood.  Incluso una belleza increíble como Elizabeth Taylor fue una mujer de nalgas planas.  Era la norma del cine que se convirtió en genética en las mujeres gringas.  El patrón del cine era: rubias, cara linda, labios finos, ojos azules, busto pequeño, piernas largas y nalgas chatas.  Y cuanto más flacas, mejor.  Casi la antítesis de lo que son las mujeres latinas.  Pareciera que esa serie de requisitos fue diseñada para excluir a nuestras mujeres del cine mundial.   Ser culona como las latinas, era un delito imperdonable en la Meca californiana.   Y es por eso que muchas estrellas latinas nunca encontraron cabida dentro de ese estricto y cerrado esquema de la belleza nórdica.
         Pero de repente se dio el milagro y nuestra “venganza”; y ya las gringas con trasero prominente se sintieron en libertad no solo de enseñarlo, sino en hacer alarde de su fondillo.   Ese prodigio anatómico se llama Jennifer López, la Bestia de Puerto Rico.  Ante la insolencia de tan descomunal “backside”, los gringos se quedaron con la boca abierta; se vino al suelo toda la reglamentación prohibitiva y se desató la fiebre por los “megaculos”.  Dejó de ser un delito tener un “big ass” como dicen ellos, y la locura por el “look” J. Lo, invadió Norteamérica.  Incluso el comercio se vio afectada por el ciclón puertorriqueño, pues aquellos maniquíes de nalgas aplastadas para lucir ropa para gringas planas, desaparecieron de los escaparates para ser sustituidos por muñecas culonas como Jennifer.  La revolución que esta latina ha producido en los Estados Unidos ha sido más impactante que la Guerra del Golfo.  No hay quién no tenga que ver con la “popa” de J Lo, incluso la Casa Blanca.  Y cuando hizo su desfile en la gala del Oscar con aquel increíble vestido, se paralizó el latido cardíaco de millones de hombres en todo el mundo.  Fue un espectáculo aterrador que desconcertó a todos; incluso al pobre David Duchovny que no hallaba qué hacer ante la presencia de semejante criatura, con aquel vestido que, todos deseábamos se le despegaran los pedacitos de “tape” que lo sostenían.
         Hubo un suspiro largamente contenido por las gringas de grandes pompis; al fin no sería motivo de vergüenza o fuera de lo “legal”, ser poseedoras de un esplendoroso trasero.   Jennifer es para las gringas nalgonas, lo que Washington a la libertad de los gringos.   Pero ¿fue ese el fin de la historia?  Desde luego que no.  Los yanquis no soportan ser abatidos en ningún campo.  Así se trate de jugar chumicos o de ser los primeros en llegar a la luna.  O ser los vencedores en “la guerra de los culos”.  Dudaron, discutieron en el Pentágono, el Congreso y la Casa Blanca, cuál debía ser la respuesta ante el peligro avasallador de esa latina que estaba desquiciando la mente de todos los hombres de ese país.  Esa dama era una amenaza peor que Bin Ladden, pues ya había desequilibrado a todos los varones de esa nación, incluyendo a Ben Aflek, y creado un “thriller” peor que el de las Mellizas.  ¿Qué hacer ante ese peligro latino que les estaba haciendo ver a los norteamericanos las cosas bellas que hay en esta parte de la América olvidada?  De repente, los valores de la anatomía latina se dispararon a las nubes en la Bolsa de los ídem del cine.  Selena, Jennifer, Shakira, Salma, Cameron, la Mendes, Talía y muchas bellezas más, empezaron a ser el objetivo de las escrutadoras miradas de la CIA, el FBI, el Pentágono y la Casa Blanca como posibles terroristas y socavadoras del orden público estadounidense.
         Había que responder ante ese ataque latino y neutralizar las armas de destrucción masiva con las que estas mujeres estaban poniendo en peligro la Seguridad Nacional de Amerrica.  Y su respuesta fue terrible, contundente y formidable.  Fabricaron un clon modificado de Yey Lo que se llama Jessica Biel, un monstruo que detiene el aliento y  nos deja los ojos cuadrados.  Es soberbia, despampanante y asesina; tan letal como una cobra o un tiburón blanco.  Yo la tengo de trasfondo en mi computadora, en vestido de baño, con sombrerito de paja, anteojos oscuros; con un dedito en la boca y viendo hacia el horizonte en forma ingenua, como si no estuviera haciendo nada malo.  Como si fuera inocente del crimen que comete con su figura y  su trasero embrujador y fuera de serie.  Alguien debería arrestarla, ponerle un cinturón de castidad y vestirla con un camisón de los que usaba Demis Roussos.  Además, prohibirle por completo que se ande exhibiendo en paños menores y causándole taquicardia a tantos hipertensos como el que escribe estas notas.
         No se puede negar que la respuesta de la Casa Blanca ha sido adecuada al ataque de J. Lo.  Sin detenerse a considerar los daños colaterales, nos lanzaron una bomba humana capaz de producir estragos impredecibles en nuestras defensas.  Pero como buenos catadores les decimos: Muchas gracias por Jessica Biel, bienvenida sea ella y todas las de su especie.  Gringas así, benditas sean. “La guerra de los culos” ha empezado, y todos seremos beneficiados por ella.  
         Anatómicamente
                                      RIS      E-mail:      rhizaguirre@gmail.com

Entrada al blog “LA CHISPA”:             http://lachispa2010.blogspot.com/

1038 El estreñimietno mata II



1038  LA CHISPA             
 Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”
EL ESTREÑIMIENTO MATA        (II)
         En “Chispas” anteriores se explicaron ciertos puntos acerca del estreñimiento, y en esta completaremos lo básico.  El estreñimiento es la dificultad, más o menos grave, que tiene el organismo para hacer sus deposiciones, lo cual siempre es causado por diferentes anomalías en el tracto digestivo.  También dijimos que no tiene una causa única, sino que es el resultado de una multitud de malos hábitos de los enfermos de este mal.  En síntesis, vida antinatural y malos procedimientos en el ejercicio de la mecánica de la alimentación: falta de masticación adecuada (primero y más frecuente error), comer deprisa, tragar hasta el hartazgo; no respetar los horarios de comida, hacerlo bajo situaciones de tensión (cólera, miedo) y otros más.  No hidratarse lo suficiente y llevar una vida sedentaria, sin hacer suficiente ejercicio.  Y encima, comer comida chatarra y procesada, envenenada con cientos de químicos.
         Ahora bien, ¿cuándo debemos ver al estreñimiento como una enfermedad seria?  Como todas las enfermedades crónicas, su proceso de desarrollo es lento, a tal punto que las personas no suelen darse cuenta de su progreso, ni cuándo empezó.  Pero el indicador principal es la dificultad para dar del cuerpo, situación que a veces no solo es lenta e incómoda sino que llega al dolor, a intenso dolor en la parte final del tubo digestivo (colon).  Y como el paciente es sedentario, casi nunca siente sed, lo cual produce resequedad en el intestino, factor que complica la expulsión de las heces.  Es un círculo vicioso muy difícil de romper, pues requiere una sana y permanente disciplina, la cual suele ser muy engorrosa.  Además, siempre están los pretextos (a miles) que los enfermos utilizan para justificar por qué no pueden ejecutar las rutinas básicas para librarse de esta dolencia: “NO TIENEN TIEMPO”.  Y como las farmacéuticas ofrecen infinidad de remedios mágicos para “el tratamiento” de este mal, resulta muy fácil y práctico atiborrarse de pastillas, jarabes, supositorios y cuanta cosa se les ha ocurrido, y continuar en el desorden.  Pero todos sabemos que nadie se cura del estreñimiento con ninguna medicina alopática.  Si las causas (ya mencionadas) continúan en pie, no hay forma de librarse de esta enfermedad y los sufrimientos que causa. 
         Así, pues, ¿cuándo debe una persona considerarse enferma de estreñimiento?  Los naturalistas dicen que si comemos tres veces al día, debemos defecar igual número de veces; pero esto parece un poco exagerado, al menos para la generalidad de personas que lo hacen una vez al día.  Otros dicen que se debe dar del cuerpo dos veces (mañana y tarde).  Pero se puede considerar como normal una vez al día; que se expulsen los residuos de la digestión antes de que empiecen a entrar en estado de putrefacción.  Así que si usted lo hace una vez, puede considerarse sano.  Pero si pasa un día entero sin hacerlo, usted es estreñido; en grado leve, pero ESTREÑIDO.  Y es ahora cuando debe ponerle fin al problema, cuando este todavía NO ES CRÓNICO y no está establecido en sus tripas.  Ya usted sabe (por las “Chispas” anteriores) el camino.  No se trata de “remedios” sino de la corrección de hábitos nocivos.  Sin embargo, también hay un arsenal de recursos naturales y bien probados que sirven para ayudar en la normalización del sistema digestivo.  Pero siempre se debe tener en cuenta que cada persona es un SER ÚNICO, con una fisiología única, lo cual nos lleva a la paradoja de que lo que es bueno para uno, no lo es para otro.  La linaza macerada con ciruelas suele ser un excelente laxante natural para muchos, pero para otros no sirve, no funciona.  Y esa es la fase investigativa en la que debemos embarcarnos, individual o colectivamente.  No todos los remedios naturales funcionan para todas las personas.  Si tienen eso presente y conservan la mente abierta, no sufrirán decepciones.  Tampoco esperen curaciones instantáneas, así no actúa la Naturaleza.
         Vean que el enfoque que debemos hacer no es el de “curación” sino de NORMALIZACIÓN.  Y normalizar la digestión es el objetivo único.  Mientras esta no llegue a la regularidad, estaremos fritos y prisioneros de esta enfermedad que, como sabemos todos, es la causa de infinidad de otras “enfermedades” que acaban con la vida de tantas personas, jóvenes y viejos. 
Recuerden que el cuerpo NECESITA deshacerse de sus desechos, de la manera que sea, pues la retención de estos lo intoxica.  Y esa es la causa de innumerables males que la medicina alopática titula con muchos nombres que incluyen al cáncer.  Eliminar toxinas y materia inútil es la función final del aparato digestivo; pero para que eso se dé, este debe funcionar correctamente desde la boca hasta el ano.  Imagínense ustedes lo que es no defecar por tres o cuatro días (estados graves) y empezarán a vislumbrar lo terrible que se fragua en nuestros intestinos.  Materia en estado de putrefacción que puede ser reabsorbida por el cuerpo; o bien, que obliga a este a eliminar dichos excrementos a través de otras vías como la urinaria, hepática, sistema sudoríparo y aparato respiratorio. 
Debido a ese terrible estado de descomposición, es que las heces de los estreñidos son tan fétidas; también el sudor de esta gente es hediondo, no importa las desodorantes que usen ni cuantas veces se bañen.  Además, se produce la halitosis (mal aliento), pues el organismo utiliza todas las vías posibles para expulsar sus desechos.  El mal aliento crónico es uno de los resultados del estreñimiento y malas digestiones.  Pregunte a un ser querido de confianza, cómo anda su aliento, con valor y sinceridad.  Recuerde que las mentas y los chicles solo disimulan el mal.  Ese es un gran indicador.   Otro aviso es la orina oscura y mal oliente.  Si usted es estreñido, seguramente lo sabe.  Y si no, ponga atención y haga las relaciones necesarias entre esos síntomas y su incapacidad de defecar con la frecuencia requerida.
Esa es la razón por la que solicitamos su colaboración para que nos cuente acerca de sus experiencias, si usted padece de este mal; y para que verifique lo que aquí hemos dicho como causas básicas de este azote.  Quizás entre todos podamos encontrar soluciones parciales a este gran problema que mata lentamente a millones de personas; que asesina en forma silenciosa y traicionera, hasta que adquiere otras formas más siniestras como la gran variedad de cánceres que desarrolla el organismo como las últimas defensas de la vida.  Si usted tiene algo que aportar, por favor no deje de hacerlo, pues por sencilla que sea su contribución, puede estar ayudando a alguna persona, en alguna parte.  Luego iremos comparando experiencias; incorporando tratamientos o bien, eliminando aquellos que no sean eficaces.  Sin embargo, NO PIERDAN DE VISTA las causas básicas que hemos enunciado en estas hojitas, pues ténganlo por seguro que en ellas reside la razón fundamental de esta anormalidad digestiva.  Porque eso es el estreñimiento: disfunción del tubo digestivo.
Una vez más, envíennos experiencias personales bien comprobadas.  Las historias “oídas” no son de mucha utilidad; tampoco los milagros, pues estos no pueden generalizarse; pero, si usted cree en ellos, aplíquelos a su vida, a su caso.  Sin embargo, preferimos como contribución un experimento personal, por simple que sea, que pueda ser puesto en práctica por cualquiera, sin ninguna dificultad.  Algo que le haya servido aunque solo sea a usted, pues puede haber alguna persona a quien pueda servirle de igual manera.  Por favor, no se guarde información que pueda ser valiosa para otras personas; compartamos para obtener el bien común, el más preciado de todos los tesoros: la salud.  Recuerde que la SALUD es más importante que la vida misma, ya que esta sin salud, NO VALE LA PENA VIVIRLA, digan lo que digan.
Fraternalmente
                            RIS