1072 “LA CHISPA”
Lema: “En la indolencia cívica
del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”
TERRORISMO
“INTERNETEANO”
La magia de la Internet es admirable, y
yo hubiera deseado contar con ella cuando ejercía mi trabajo como
profesor. Hubiera podido prescindir de
un gran fardo de libros que solo se compraban para extraer de ellos algunos
artículos o información actualizada.
Todas las “geografías” y libros de ciencias estaban atrasados diez años,
sin importar la fecha de la edición; y si sus originales eran en inglés u otro
idioma, eran más obsoletos todavía. La
Internet le puso término a ese obscurantismo y nos proporcionó información
fresca a montones, casi en exceso. Tan
efectivo fue, que llegamos a la saturación y las fuentes de datos superaron por
completo nuestra capacidad no solo de aprender sino de tan solo revisar semejante
volumen de “data”, como dicen los expertos.
Prácticamente fuimos ahogados por la masiva cantidad de temas. Bibliotecas enteras empezaron a circular en
forma gratuita por la red; todo se puso
al alcance de todo el mundo. La Internet
pasó a ser el ORÁCULO universal de nuestra civilización; se convirtió en la “Verdad
Oficial” en el mundo de la cibernética.
Si está en la red, debe ser cierto. Esto se convirtió en un peligroso dogma de
aceptación global, pero todos sucumbimos ante el embrujo de aquella fuente
inagotable de conocimientos… demasiada información, imposible de digerir ni
siquiera en una ínfima cantidad. Todos
fuimos saturados y empezamos a sentirnos incapaces ante semejante
prodigio. Nos creó la sensación de impotencia,
de desvalimiento ante tal catarata de “sabiduría”. Y para el ciudadano corriente la Red pasó a
ser Dios, el que todo lo sabe y todo lo puede.
No hay qué no esté en ella o en la “nube” o cualquiera de sus otros
tentáculos. Somos cautivos “voluntarios”
de la red, esclavos de la red; y nada nos aflige o desgarra tanto como una caída del sistema, lo cual nos deja en
la peor orfandad que podamos imaginar; ni siquiera la tele es tan importante
como la red.
Ya no pensamos por nuestra cuenta, solo
repetimos lo que dice la Internet, y cualquiera que sea la opinión que hemos
escogido para repetir como loros, se encuentra respaldada por 15, 23 o 35 mil
artículos más que afirman lo mismo. De
parte de todos los doctores del mundo, de todas las universidades y academias
del planeta. Es imposible rebatir tal
Autoridad cuyo fundamento principal es la sumisión del intelecto colectivo e
individual, a un sistema que, sin probar nada, cuenta con la aprobación de
todos. Con el aval que le damos por
indolencia. Por la pereza mental que nos
abruma. Además, por la atemorizante
cantidad de personas e instituciones que han creado alrededor de la Red, un
velo de misterio y POTESTAD que nadie se atreve a desafiar. Y si no nos convencen por completo, al menos
nos hacen dudar y nos obligan a sumergirnos más en la Red, en busca de más
compleja y abundante información. Y
quedamos atrapados en ella para siempre.
Veamos
un ejemplo: el History Channel. Todos
damos por sentado que este canal es la última palabra cuya VERACIDAD es
indiscutible, y que todo lo que dice es históricamente
cierto y exacto. Incluso nos presentan
personajes distinguidos en diversos campos de la ciencia, dando sus sabias
opiniones sobre temas de los que el vulgo sabe poco o nada. Esta gente se vale de esa autoridad que se
han auto conferido para divulgar como verdades irrebatibles, teorías no
demostradas e indemostrables. Tal es la
historia de Albert Einstein que han estado publicando estos días. Todo parece ser una confabulación para
convencer al mundo de que esa persona inventó y descubrió todo cuanto vale la
pena en el campo de la ciencia; en síntesis, que fue un gigante intelectual al
que la humanidad le debe TODO. ¿A qué se
deberá ese intento tan tenaz? Al ver ese
programa, y si se carece de otras fuentes de información, el promedio de personas
llegará a esa errada conclusión de que Einstein fue lo que dice la Red, lo cual
es lamentable. La intromisión de
Einstein (como estrella) en cuanta situación podamos imaginar, es un abuso
sobre la indefensión intelectual del público.
Vean ustedes que no hay programa alguno
en donde, venga o no al caso, siempre, siempre traen a colación a Einstein, a
como dé lugar; y en todos esos cuentos siempre lo ensalzan más allá de lo
razonable y humano, y se expresan de él de tal manera como si se tratara de un
gigante de la ciencia, un extraterrestre o una especie de dios. Y yo les pregunto: ¿qué fue lo que hizo ese
señor en realidad? ¿Qué aportó a la
ciencia que sea una realidad demostrada o demostrable? Sin lugar a dudas. ¿Qué inventó, qué creó? Este señor fue un físico teórico que,
apoyándose en otros hombres de ciencias, plagió muchas ideas para hacer creer
al mundo que él era su creador. Esa es
la verdad. Investigue fuentes neutrales
y que no estén bajo la imposición de ciertos círculos del Poder, especialmente
el cinematográfico. Pero si proviene de
Hollywood, tenga la seguridad de que cualquier información es amañada. Cualquiera y sin excepción.
Así que tratándose de “conocimientos”
que se encuentran en la Red, incluidas las “series especiales” para ciertos
canales, parece que tenemos que
rendirnos, pues no solo es el poder de grandes intereses, sino las legiones de
personas que han sido catequizadas por estas monstruosas campañas de propaganda.
La Red es valiosísima pero a la vez, un gran peligro, porque se trata de
un todopoderoso medio de sometimiento intelectual a ideas y gustos ajenos a lo
que somos en realidad. Vean el ejemplo
de cómo nos están “educando” para que nos guste el fútbol americano o rugby; o
el tenis, y peor aún, el golf y otros deportes que son propios de sociedades
ricas. Sin embargo, no se trata de
eliminar tal herramienta de nuestras vidas, sino de hacer un uso inteligente de
ella. La Red no es Dios, aunque se
encuentre muy cerca de serlo. La red es
valiosa y útil, pero no rigurosamente veraz ni imparcial.
Redescamente
Ricardo
Izaguirre S. Correo:
rhizaguirre@gmail.com
Blog
“LA CHISPA”:
www.lachispa2010.blogspot.com
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