1041 “LA CHISPA”
Lema: “En la indolencia cívica del
ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”
ESTRUCTURA DEL HOMBRE: LA MENTE
El
hombre es un cuerpo físico formado de elementos sólidos, líquidos y gaseosos;
esa es la parte visible que casi no necesita demostración (salvo en el caso de
los gases). Pero ¿eso es todo? La ciencia NO puede demostrar que haya algo
más; sin embargo, eso no significa que no lo haya. Pero ¿cuál es la naturaleza de ese algo? ¿Es simplemente materia más sutil que no
tenemos forma alguna de ver, detectar o probar?
¿Es espíritu? Recuerden que Alma o espíritu es todo aquello que se
encuentra más allá de la capacidad de manipulación del hombre, y que la ciencia
no tiene forma de demostrar su existencia; por lo tanto, el concepto cae dentro
del campo de la religión o la metafísica.
Y de la negativa rotunda de la ciencia.
Y en este punto, la ciencia se vuelve tan intransigente como las
religiones más fanáticas, a pesar de las lecciones de la historia. Hasta hace muy poco tiempo, los átomos solo eran una teoría indemostrable; y
aunque siguen siendo invisibles para el común de las personas, su existencia está
más que probada. ¿Por qué no podría ser
así el espíritu? Probabilidad puramente
física.
La Doctrina Secreta nos habla de siete
planos de existencia; también nos afirma que la materia de cada uno de esos
planos está formada por átomos cada vez más pequeños, a medida que se asciende
en esa escala. Así, pues, los átomos
físicos de nuestra materia visible, son los más grandes y ordinarios de todos;
y los del primer plano llamado Adi, los más chiquitos. Así se explicaría la imposibilidad que
tenemos de “ver” de manera alguna a los seres que moran en los planos
superiores (incluso a nuestros propios muertos). Están más allá de nuestros sentidos
físicos. Un simple detalle de
“tecnología” que algún día será solventado con el “microscopio
(telescopio) ultra-atómico”. Entonces, la estructura total del hombre
dejará de ser una teoría para convertirse en una realidad científica. Recuerden que los microbios NO EXISTÍAN hasta
el advenimiento de este instrumento que, desde Anton van Leeuwenhoek nos ha
abierto un universo que ni siquiera sospechábamos de su existencia. Tremendo brinco desde el siglo XVII ¿No es así?
Entonces ¿hay alguna RAZÓN para que no sea así con la materia más allá
de la física conocida? Tengan presente
lo que se puede averiguar con el microscopio electrónico. ¿Se imaginan lo que se logrará en los
próximos 500 años? La ELECTRÓNICA es la ciencia del futuro, y será ella la que
nos ponga en contacto con esos mundos sutiles que ahora solo son una broma para
la ciencia, y una boba superstición de los creyentes. Será el camino alterno para conocer a los dioses y los ángeles.
Pero a despecho de
cualquier criterio académico o religioso, casi todos tenemos la sensación de
que algo existe más allá de las fronteras del cuerpo físico; algo que es mucho
más que una mera especulación o creencia religiosa. Es algo que está ahí, agazapado en medio de
nuestras influencias atávicas, nuestra obstinada negación materialista, nuestros resabios, miedos y fanatismo; en esa
media tinta formada por nuestro pensamiento racional y la carga emotiva de las
religiones a las cuales hemos pertenecido o formamos parte. La indocilidad de la mente es la prueba más
clara y segura de que estamos constituidos por otros cuerpos que NO ESTÁN BAJO
NUESTRO CONTROL. La mente es “nuestro
otro yo”, pero es autónoma y piensa lo que le da la gana, al margen de nuestra
voluntad. Eso lo sabe todo el mundo y,
por lo tanto, es UN AXIOMA. Y ni qué
decir de las emociones, las cuales siguen su propio itinerario de miedo,
violencia, duda y todas las inquietudes que forman esa misteriosa faceta de lo
que somos (cuerpo astral). Y que tampoco
están bajo el control de nuestro cerebro, por más que intentemos
racionalizarlas.
En occidente, la Biblia es la que nos da la primera
pincelada acerca de este tema de la composición del hombre. Nos habla de cuatro
elementos que intervinieron en su fabricación: Barro, Nephesh, Ruach y
Neshamah. Y en el Nuevo Testamento, Pablo nos habla de una estructura ternaria
del hombre: cuerpo, alma y espíritu. La
Doctrina Secreta nos enumera los siete principios (esotéricamente 6) que forman
al hombre. También existe la división
quinaria (5) de la escuela vedantina.
Hay varias divisiones más, pero la esencia del asunto es que todas
consideran al hombre como un conjunto de elementos que van desde lo físico
hasta lo más sutil, el espíritu. Y
aunque la posición oficial de la ciencia es negativa, hay miles de científicos
que saben y aceptan la estructura compuesta del hombre. La que todos presentimos aunque solo sea en
la diferenciación entre cuerpo y mente, entre YO y “mi cuerpo”; todos sabemos
que “tenemos un cuerpo” pero que NO somos ese cuerpo. Y aunque estamos identificados con él,
sabemos que no somos él.
Existe la división binaria de los
sicólogos: cuerpo y alma. También está
la cuaternaria del sistema Taraka-Raja-Yoga, la cual se basa en los estados de
consciencia del hombre. Finalmente,
tenemos la división septenaria de la Teosofía y la Doctrina Secreta, que divide
(o integra) al hombre en siete principios básicos que son: 1) Espíritu (Atma),
2) Alma espiritual (Buddhi), 3) Mente o alma humana (Manas), 4) Alma animal
(asiento de los deseos, instintos y pasiones humanas, 5) Prana (Vida, Jiva) la
porción de vida de la cual se ha apoderado el cuerpo físico, 6) Cuerpo astral y
7) Cuerpo físico.
No importa qué tan materialistas o ateos podamos ser, todos
sabemos que hay una gran cantidad de fenómenos sicológicos que no pueden
explicarse si no es bajo la teoría de que el hombre es algo más que el cuerpo
físico. Solo si aceptamos la
posibilidad, tan solo la posibilidad, de que el hombre tenga una estructura
múltiple, se pueden explicar muchos fenómenos de la mente que no se pueden
reducir a simples operaciones electro-bioquímicas. Incluso la división más simple que hay
(cuerpo y alma), por más simple que parezca, es capaz de dar soluciones
satisfactorias a problemas humanos que no tienen explicación si solamente
fuéramos un cuerpo físico. El cerebro
realiza operaciones maravillosas pero, en última instancia, solo es el
instrumento de algo mucho más poderoso y elevado que no tiene su asiento en las
neuronas: la mente. Esta es extra cuerpo
físico y NO puede ser controlada por el cerebro; es un ente autónomo que existe
per se, aún cuando el cerebro esté dormido o bajo el efecto de sedantes. Todos hemos experimentado esa independencia
de la mente, y cómo se rebela ante nuestra voluntad y deseos; cómo hace lo que
le da la gana, y no siempre para nuestra conveniencia sino más bien, en nuestra
contra. Y ese “nuestra” ¿qué o quién
es? Y cuando digo “mi mente”, ¿quién es
ese mí? Incluso cuando decimos mi
cuerpo, nos estamos refiriendo a algo diferente a lo que consideramos como el
yo. Yo soy yo, y tengo un cuerpo, una
mente, un alma y un espíritu, objetos que, claramente, son algo diferente al yo
poseedor. ¿No es así?
La sicología
experimental sabe mucho de esto; sin embargo, son muy tímidos en cuanto a sus
opiniones, debido al criterio cerrado que la ciencia oficial tiene sobre estos
temas, pues la mayoría de los sicólogos se sienten apocados ante la opinión de
los médicos. Y a menos que sean
siquiatras, no se sienten con valor para divulgar ampliamente estos
conocimientos que solamente son tratados bajo el difuso título de “bipolaridad”
o “personalidades múltiples”, que suelen ser disociaciones de la mente, ese
extraño y poderoso componente de la estructura del hombre.
¿Llegaremos a conocer la verdadera estructura del
hombre? ¡Claro que sí! Solo es cuestión de tiempo. ¿Qué cree usted?
Fraternalmente
RIS
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