842 “LA CHISPA”
Lema:
“En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”
EL PUTO NOBEL DE LA PAZ
Es bueno recordar que este premio no
fue creado por Alfredo Nobel, sino
que fue una inclusión posterior, pagada por “otra gente” que lo manipula
a su antojo, y que se entrega en Noruega y NO
en Suecia, cuna del galardón. Por lo
tanto, técnicamente NO es un Nobel;
así como el de Economía, que fue introducido
hasta l968. Nobel solo autorizó cuatro
de ellos: medicina, química, física y
literatura. Empecemos.
A
don Alfredo Nobel le pasó lo mismo
que a Sara, la viuda de Samuel
Winchester: tuvieron un ataque de remordimiento que los llevó a tomar dos
direcciones. Ella se dedicó a construir
una casa llena de recovecos y cuyo final jamás vería. De esa manera pretendía confundir a los
cientos de almas que fueron asesinadas con el rifle de repetición que inventó
su marido. Y don Alfredo, con su fortuna producto del invento de la dinamita, con la cual se mató a miles
de personas, instituyó un premio que serviría para estimular a personas o
grupos que hubieran hecho obras de bien general para la humanidad. Así, en 1901 se dio el galardón a Frédéric Pasy y a Jean Henry Dunant;
y hasta 1905 la cosa anduvo bien, cuando se le otorgó la distinción a la
primera mujer, Bertha von Suttner. Pero en 1906 se dio la primera gran metida de
pata y el Prize se convirtió en un elemento de intromisión política en
los asuntos internos de los otros estados que no estuvieran del lado del gran
capital. Fue de esa manera que se le
concedió a Teodoro Roosevelt el
guerrerista por excelencia, quien coludido con William Randolph Hearst, creó la farsa del Maine en la Habana,
hecho que condujo a la guerra entre USA y España. Desde ahí, el Nobel perdió todo valor moral
para convertirse en un elemento al servicio de la politiquería y de los grandes
intereses de “occidente”. De 1914 a 1918 no hubo, pues
los europeos estaban entretenidos matándose entre ellos. Pero en 1919 se volvió a hacer presente, esta
vez, en la persona de Woodrow Wilson
un criminal que apoyaba descaradamente al Ku
Klux Klan y que llevó a cabo una intervención brutal por toda la América
Latina. Un racista partidario del
apartheid, nada menos. Si alguien NO merecía esta distinción fue Wilson. Además, fue el irresponsable que creó la
Ley Seca en los Estados Unidos.
En 1929 se le dio de nuevo a un
político gringo, Frank Kellogs,
Secretario de Estado de Calvin Coolidge por haber sido co-firmante del lírico
tratado Briand-Kellogs. En 1945 se le
volvió a dar a otro secretario de estado norteamericano, Cordell Hull, una persona casi anodina pero con una larga carrera
política. En 1953 lo volvió a ganar otro
secretario de estado, esta vez, George
Marshall, el del famoso Plan Marshall que confirió a las empresas
norteamericanas el monopolio de la “reconstrucción” de Europa. Algo así como la Halliburton de Dick Cheney y Bush en Irak. En el 62 lo ganó Linus Pauling, y esta vez sí cayó en buenas manos; en un pacifista
honesto y de un talento ilustre que no solo había ganado el Nobel de Química por sus brillantes
trabajos científicos, sino que luchó en contra de las pruebas atómicas que
realizaban los Estados Unidos. Era una
época de revisión y guerra fría. En el
64 se lo dieron al doctor Martin Luther
King, bien merecido. Sin embargo,
ese “error” fue prontamente corregido por el sistema, cuando el 4 de abril de
1968 lo asesinaron en el racista estado de Tennessee. Pero en el 73 la volvieron a regar cuando premiaron
con él a Henry Kissinger, otro
secretario de estado guerrerista, judío nacido en Alemania, que nunca aprendió
a hablar el inglés correctamente. Un criminal
que supera a cualquiera de los nazis de peor reputación, fue el creador
intelectual del golpe de estado de Chile y el consiguiente asesinato de Allende
y el gran genocidio de Pinochet. Todavía
se le persigue internacionalmente por sus crímenes. Recordemos que el premio fue compartido con Le Duc Tho canciller de Vietnam del
Norte, quien con justo razonamiento, lo
rechazó. Pero Kissinger no tuvo
sonrojo alguno al recibirlo por una paz que no se había dado y en la que él nada
había contribuido. Además, en Vietnam no se dio la PAZ sino la DERROTA TOTAL de Estados
Unidos. El Nobel en manos de este sujeto es una
vergüenza para esa institución.
En el 75 se le dio a Andrei Shakarov, físico nuclear disidente que, después de ayudar a
crear la bomba de hidrógeno soviética, se declaró pacifista. Del agrado del “mundo libre”. Pero el mayor desprestigio de ese premio
llegó cuando en 1978 se lo regalaron a Menahem
Begin, un asesino del grupo Irgún; un terrorista que se dedicaba a poner
bombas por todas partes. Y después, como
primer ministro de Israel, llevó a cabo una campaña de exterminio en contra del
pueblo palestino. En el 78 se le da a Lech Wallesa, otro disidente que gozaba de la simpatía de USA dentro del marco de la
guerra fría. En el 86 lo recibe Eli Wiesel un activista judío dedicado
a la inmortalización del mito del holocausto; un revanchista muy alejado de
haber hecho alguna contribución a la causa de la paz; al contrario, fue un
cultor del odio semita. En el 87 se lo
dan a Oscar Arias, dentro del mismo
contexto ideológico de la guerra fría.
En el 89, al Dalai Lama, bien
merecido, pero siempre en la misma línea política de occidente en contra de los
grandes poderes comunistas: Rusia y China.
En el 90 se lo dan a Gorbachov
como premio por haber desmantelado a
la Unión Soviética y convertirla en un caos que pudo ser capitalizado por lo
más recalcitrante de las fuerzas capitalistas.
A partir de ahí, Rusia cayó en la postración que la abate hasta
hoy. Bien ganado el premio por Mike
Gorby. En el 92 se lo dan a Rigoberto Menchú, y ahí termina de
abaratarse este galardón porque, hasta el momento, nadie sabe con exactitud por qué se lo otorgaron a
esta indita asimilada. Pero una cosa es
segura, apaciguaron a los millones de indígenas que estaban a punto de
levantarse en armas. En un país en donde
nada ha cambiado desde la colonia, ese premio no parece tener justificación
alguna; pero ella está bien acomodada en el sistema. En el 93 lo reciben de Klerk y Mandela como encubrimiento a un plan
que dejaría las cosas igual para los negros de Sudáfrica. De igual naturaleza fue el premio de 1994 cuando
se les da a los criminales Isaac Rabin
y Simón Peres bajo la pantalla de
otorgárselo también a Yasser Arafat,
que siempre fue un guerrero que
nunca tuvo nada que ver con la paz. El
primer Nobel del nuevo milenio se le dio a Kim
Dae Jung presidente de Sur Corea e incondicional de los Estados Unidos
(“occidente”). El del 2001 se le regaló
al servil Kofi Annán de la ONU. El del 2002 fue bien colocado en la persona
de Jimmy Carter, gran señor y
pacifista de verdad. En 2003 se le
otorgó a la disidente iraní Shirin Evadi, también de la aceptación
de occidente por hostigar al gobierno de Irán.
En 2004 se le endosa, políticamente, a Wangari Maathai, una desconocida keniana que nada tiene que ver con
cuestiones de guerra o paz, sino que es una ecologista. ¿Apaciguamiento? En 2005 se le da a la Organización Internacional de Energía Nuclear, la misma que se
dedica a joder a Corea del Norte e Irán, y que está constituida por ciudadanos
de… ustedes ya saben de donde. En el
2007 se le da a los del Cambio Climático
(¿?). En el 2008 a Martii Ahtisaari. ¿Saben
ustedes algo de él? Por aquí solo
sabemos que fue empleado de la ONU, y eso dice todo.
En el 2009 se le da a Barak Obama. ¿Por qué?
Ni la menor idea. Y el último le
corresponde al disidente chino Liu Xiaobo, condenado por la justicia
china a prisión por delitos en contra del Estado. Pero este hombre goza del apoyo del
“occidente”, y de este lado se está tratando de formarle un perfil relevante de
demócrata luchador, para ver si a
China le pasa lo mismo que a la Unión Soviética. Podemos decir que el honor de recibir ese
galardón es un tanto dudoso; y para dicha y orgullo de Mahatma Gandhi, NUNCA lo
macularon con él. Y si alguien lo
merecía, ese fue el Bapu de la India.
Pacífiquescamente
RIS E-mail: rhizaguirre@gmail.com
Blogs: La Chispa http://lachispa2010.blogspot.com/ con link a Librería en Red
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