994 “LA CHISPA”
Lema: “En la
indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”
¿QUIÉNES SON LOS QUE “SABEN”?
¿Y quiénes los que solo creen? La necesidad de certeza es una exigencia del
intelecto, ya sea que se crea o no en algo.
Si se niega, debe haber seguridad, y si se afirma, también. Ese es el leitmotiv de la ciencia, la
religión y la filosofía. La búsqueda de
la “verdad”, de alguna verdad que llene a plenitud esa demanda, es la mayor obligación de todo ser que piense
acerca de la trascendencia de la vida y el orden de la Naturaleza. De ahí surge la urgencia de formular diversos
postulados que rellenen los vacíos de conocimiento exacto, y por eso nos vemos
obligados a suponer la existencia de “ciertas
verdades” en las que nos apoyamos para estructurar una teoría que explique
alguna parte elusiva de la Verdad (la cual también es una suposición). Es por eso que tenemos que suponer que hay seres que saben ciertas cosas
que para el común de los mortales no son más que territorio de sueños,
ilusiones, supersticiones y fantasías.
La presencia de tales seres es una necesidad filosófica, científica y
religiosa. Y aunque el materialismo
puede sustituirlos por teorías casuísticas (Big bang y otras), la verdad es que
estas resultan mucho más disparatadas e improbables que la realidad de seres de
superior grado evolutivo, santos, ángeles, arcángeles, Maestros, dioses o como
usted prefiera llamarlos. O simplemente
Dios. Y aunque las explicaciones
ocultistas no son completamente satisfactorias para los escépticos, al menos
proporcionan un punto de apoyo más racional, útil y consolador que el simple
enunciado de la “CASUALIDAD” como
causa de todo el orden existente.
Sentado que hay “personas” o seres
que sí saben, veamos qué es lo que
dicen y cómo lo han hecho durante todo el largo proceso evolutivo de nuestra
humanidad: desde Adán y Eva (en el sentido oculto) o desde el primer Hombre en
el que se hizo la luz de la autoconsciencia (individualización). Esta relación entre esos seres superiores y
la humanidad terrícola no es un misterio, pues todas las grandes religiones,
sin excepción, hablan de estos. Sin importar la particular interpretación que
hicieran de ellos y sus “poderes” (sabiduría), todos coinciden en su presencia
permanente, que guiaron al hombre primitivo y le proporcionaron toda la
información que este pudo asimilar según cada época y región. Sin embargo, la capacidad para obtener y
manejar el conocimiento, siempre ha sido privilegio de unos pocos (eso no es
solo teoría); siempre ha sido de esa manera, y esto no es materia de discusión,
pues todos podemos verlo a nuestro alrededor.
Siempre hay gente más “viva, lista, inteligente y capaz”. Personas
superiores, nos guste o no. Y siempre ha sido a través de ellos (místicos,
religiosos, científicos, artistas, filósofos) como la información se ha
transmitido a la humanidad. Al principio
fue absolutamente escolar: cuestión de dioses y hombres en una posición
jerárquica que no admitía discusión o duda alguna: los que sabían y los ignorantes.
Los que venían del cielo en carros de fuego, los dioses, los
extraterrestres (que sí lo son). Los que
incluso encarnaron en humanos para guiar a la primitiva población
terrícola. Los reyes divinos de los que hablan todas las grandes religiones. Nuestros padres estelares. Dicen
los que saben…
Aquí es donde se concilian la
religión, la ciencia y la filosofía: sí somos “hijos” de los alienígenas, sí
vinieron del cielo, sí nos enseñaron
todo lo que sabemos, sí siguen velando por nosotros, aunque sin intervenir
directamente ni violentar el curso de los hechos… dicen los que saben… Se han alejado
de nuestra vida física pero están presentes en planos más sutiles desde donde
ejercen su poderoso influjo para la evolución de las especies. Ellos siguen
formando el Gobierno del Mundo. Son los que están a cargo de todo. Aunque el Gobierno
Real de la Tierra permanece invisible para el común de la gente, muchos de
sus integrantes poseen cuerpos físicos y habitan entre la humanidad. También algunos de ellos ya son producto de
la evolución humana, y han llegado a relevar a los dioses primitivos que le
dieron el impulso necesario a aquella infantil humanidad física que se inició
con la tercera raza raíz… dicen los que
saben.
En
el principio, muchas de estas grandes verdades fueron dictadas directamente por
los “dioses” a los elegidos (los más inteligentes).
Luego, cuando aquellos encarnaron en humanos, lo hicieron a través de
reyes, sacerdotes y otros seres distinguidos y conocidos de la Historia como
“humanos extraordinarios”. Los grandes
iniciados y héroes de la Antigüedad. Sin
embargo, muchas de sus enseñanzas pasaron a formar parte de la instrucción
esotérica (así es en todas las grandes religiones) para que no cayeran en manos
de gente indigna (ignorantes) que pudieran hacer mal uso de ellas. Y por eso fueron re-veladas (veladas y vueltas a velar) y NO develizadas. Y ese ha
seguido siendo el método de enseñanza que se sigue hasta ahora. Solo así es posible explicarse cómo pudo un
hombre como Johannes Kepler,
formular las leyes astronómicas que expuso con tal precisión, cuando ni
siquiera tenía un telescopio. Si no lo
sabe, averigüe qué dicen las leyes que este hombre formuló, y trate de
explicarse, si puede, ¿cómo pudo concebir semejantes y tan complejas verdades
en aquella época cuando lo hizo? ¿Sólo
el genio? ¿O recibió ayuda de los “extraterrestres? Investíguelo, y si encuentra una respuesta
materialista convincente, le agradecería me la comunique, pues yo jamás he
podido.
Teorizado
que existe un Gobierno del Mundo que se encarga de las cosas complejas y fuera
del alcance de los hombres, es necesario señalar que ellos no descuidan ninguno
de los aspectos que conciernen al hombre, sin
importar que este sea creyente o no.
Ellos saben que la evolución, tarde o temprano, en cientos o miles de
años, lo llevará a la comprensión del sistema y la metodología que siguen los
“dioses” en el manejo de los asuntos que están a su cargo, de acuerdo con el
Eterno Plan Divino. Sin embargo, si
ellos no intervienen en los problemas personales e individuales de los hombres
(ley del Karma), eso no significa que estemos abandonados en el aspecto del
conocimiento general (Teosofía, Ocultismo, Doctrina Secreta, Misticismo
religioso).
Al
frente de cada uno de los Siete Rayos procedentes del Logos Solar (el dios de nuestro sistema), se encuentra un poderoso
Señor (un dios para nosotros), Maestro, Arcángel, Chohán o como quiera
llamarlo. Y cada uno de esos rayos le
brinda a la humanidad en conjunto, todo lo que esta necesita para su evolución permanente. El primer rayo es el de la Fuerza, Voluntad y
Poder, el cual se encuentra bajo del cuidado del Rey del Mundo, un ser que NO es de la evolución humana.
El segundo rayo, el de la Sabiduría y el Amor, está a cargo del señor Buda (terrestre); el tercero, de la
adaptabilidad y el tacto, es dirigido por Maestro
Veneciano; el cuarto rayo es guiado por el Maestro Sérapis, y corresponde a la Belleza y Armonía. El quinto rayo, de la Ciencia está en las
manos del Maestro Hilarión; el sexto
lo dirige el Maestro Jesús (que no
es Cristo) y corresponde a la
Devoción o Bhakti. Y por último está el
sétimo rayo, canalizado por el Maestro Rakoczi
(San Germán), que corresponde al Servicio Ordenado (magia ceremonial). Cada ser humano nace bajo la influencia de
alguno de estos rayos, y eso nos da la infinidad de variantes de carácter que
conocemos.
El
Maestro Jesús es el encargado de la actualización y modernización de las
religiones. Y así, cada Maestro tiene a
su cargo la tarea que le ha sido encomendada; a ellos y sus innumerables
huestes de ángeles, si así quiere llamar a estos hijos de los dioses. Como
ven, no estamos solos en el mundo ni en el universo; y aunque es cierto que no
podemos ir (físicamente) a otros sistemas estelares, la verdad es que casi
todos ellos saben de nuestra existencia y por
cuál grada de la evolución vamos.
Ellos están en lo suyo, e igual que nosotros, tienen a sus Hermanos Mayores que los guían en su
particular método de progreso, tanto físico como espiritual. Eso dicen los que saben…
¿Será
cierto todo esto? Esta es la teoría de
la Doctrina Secreta. No me consta, pero me parece mucho creíble y lógica que la
del Big bang, la de la Casualidad y los millooooones de años. Además, coincide con la teoría de los
“extraterrestres”, que son los mismos de Ezequiel y de las tantas religiones
antiguas. También es mucho más agradable
que el brutal materialismo que nos considera como una simple “guaba”
espacio-temporal.
Queda
para la próxima, quiénes son los que creen.
¿Qué
opina usted? ¿Será real todo lo que
dicen los que se supone que saben?
Fraternalmente
RIS
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