domingo, 10 de junio de 2012

977 Bancarrota moral del Estado


977   “LA CHISPA            (9 junio 2012)

Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”

BANCARROTA MORAL DEL ESTADO

            Cuando el gobierno se convierte en el patrocinador de todo tipo de corrupción, la sociedad que rige ha tocado fondo y este se ha convertido en un inválido moral, sin autoridad alguna para llamar al orden.  Cuando el gobierno, a través de sus lacayos de los “poderes” legislativo y judicial, monta una defensa oficiosa de sinvergüenzas que han timado los bienes del pueblo (Erario), se quita la careta y admite que solo es una farsa al servicio de intereses que NADA tienen que ver con los de la sociedad sobre la cual está montado.  Un gobierno que, contra viento y marea defiende a sus cipayos por el solo hecho de pertenecer a su mismo partido político, es el principal estímulo a la corrupción general. Cuando eso sucede, ese país se encuentra en bancarrota moralNo solo el aparato estatal, sino toda la nación.  Un país que tiene más leyes por metro cuadrado que ningún otro en el mundo, es incapaz, vía legal, de frenar la carcoma generalizada que lo abate.  Un sistema judicial que solo considera superficialidades y que no determina nada de manera frontal para ponerle coto a uno de los males más terribles que pueden azotar a una nación: la CORRUPCIÓN GENERALIZADA DEL ESTADO.  Además, la alcahuetería de este ante los amigotes y correligionarios políticos.  Por los “del mismo partido”.  Por los que se venden al mejor postor, por los que fraguan campañas, por los que “arreglan Asambleas”, por las Salas Cuartas.  Por los que inventan “decretos de interés nacional”.  Por los que hacen “declaraciones de emergencia nacional” para construir el pedacito de trocha MÁS CARO DEL MUNDO.  Por el sistema judicial complaciente, ciego y sordomudo, que solo actúa a petición de las “autoridades competentes”, que son los mismos.
         Cuando esa es la norma, el Estado está en bancarrota moral y necesita la extremaunción… o cirugía mayor.  Y no se trata solo del Ejecutivo y la Camarilla económica que ejerce el poder real, y de la cual, el gobierno solo es un sirviente.  Se trata de todo un sistema pútrido por la codicia insaciable de mucha gente: políticos y de los otros…  Cuando se llega al punto que hemos alcanzado, todos los mecanismos “legales” diseñados para corregir las desviaciones del gobierno son inútiles porque están viciados, corrompidos, desnaturalizados.  Los pillos han triunfado y desmantelado el sistema legal para que este solo sea el parapeto de sus fechorías.  Cuando el Tribunal de Elecciones, la Sala Cuarta, la Asamblea Legislativa y el Poder Judicial han sido comprados y convertidos en apéndices complacientes de un partido político y su grupo líder, el Estado está en bancarrota y se ha perdido todo vestigio de ética y decencia.  Cuando el gobierno ni siquiera se toma la molestia de dar explicaciones satisfactorias al pueblo, es señal de que hemos traspasado la línea del despeñadero y que estamos en caída libre.  Cuando el presidente ya ni se toma la molestia de crear cortinas de humo para distraer a la gente, significa que se ha superado la barrera de la desvergüenza.  Y cuando todos los entes “contralores” del Estado callan o justifican la conducta oficial, estamos hundidos hasta la coronilla en el pantano de la corrupción.
         Llegado ese momento, solo queda un camino: la Revolución.   Pero entendiendo esta como un cambio radical que solo puede originarse en la entraña del pueblo, no en grupos políticos; un cambio total que nada tenga que ver con los partidos tradicionales: el CABILDO.  Como se ha propuesto desde hace años en esta “Chispa”.  O bien, creando una dictadura que, al servicio del pueblo, tome las medidas heroicas de saneamiento, y que aplique la CIRUGÍA MAYOR que necesita esta sociedad.  Sin contemplaciones ni siguiendo el principio del “pobrecito”.  Se debe nombrar un TIRANO, en el sentido original griego.  Alguien que actúe de acuerdo con el ejemplo como el que nos dio China en enero del año 2009, con el escándalo de la “leche”.  Se capturó a todos los ejecutivos de esa empresa, y antes de que nadie pudiera gesticular nada, se les pegó un tiro en la nuca y ahí terminó el problema.  No les dieron tiempo a los defensores de “los derechos humanos” a hacer sus peticiones ni nada.  Muerto el perro, se acabó la rabia.  Justicia pronta y cumplida.   Aquí bastaría con que cuatro o cinco de estos ladrones fueran ejecutados, para que todos se dieran por avisados de que el Erario NO SON BIENES DE DIFUNTO y que aquel tiene un dueño que se llama PUEBLO.  Desde luego que esas medidas JAMÁS vendrán del gobierno porque este es el causante de la CORRUPCIÓN; son sus integrantes los promotores de esta.  Es el gobierno (los funcionarios) el que permite y estimula el saqueo a las arcas públicas.  El que se hace el maje ante el pillaje de la Hacienda; el que encubre y “perdona” a los delincuentes de cuello blanco, gris o negro.  Mediante leyes amañadas y jueces “permisivos” (para utilizar un eufemismo), es posible que toda esa caterva salga en libertad, “con la frente en alto” e incluso reclamando indemnización económica por los daños morales que sufrieron.
         ¿Cómo se puede explicar este estado de rendición total ante esa lacra de la “clase dirigente”?  Porque el pueblo lo permite.  Porque el ciudadano es INDOLENTE y se ha conformado con el papel de observador pasivo que le han asignado los partidos políticos.  La mascarada de la “democracia formal” ha producido excelentes resultados para esa gente.  Y mientras el pueblo se mantiene al margen, las termitas y parásitos de la política hacen no solo lo que les da la gana con las finanzas del país, sino que han sumido a esta sociedad en un estado de hipnosis malsana que le impide distinguir quiénes son sus enemigos.  El pueblo se encuentra en estado de trance, del cual solo saldrá cuando tome consciencia de lo que está pasando a su alrededor.  Cuando tome el látigo en sus manos y se decida a echar a los ladrones del templo de la PATRIA.  Ya no queda tiempo para hablar, dialogar o hacer componendas con los pillos.  Ha llegado el momento de actuar patrióticamente.
         Esperanzadamente  
                                              Ricardo Izaguirre S.
                                                                



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