viernes, 10 de febrero de 2012

671 ¿Qué nos tienen que hacer para que reaccionemos?


671   LA CHISPA     
Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”
¿QUÉ NOS TIENEN QUE HACER PARA QUE REACCIONEMOS?
            Es desesperanzador ver cómo cualquier individuo o grupo de ellos, valiéndose de la indolencia crónica de nuestros pueblos, se encaraman al Poder y hacen lo que les da la gana.  La idiotez de nuestra gente es proverbial.  Si están afiliados a un partido, se sienten felices de haber “ganado” las elecciones, y por más evidente que sea la corrupción de aquellos candidatos por los cuales votaron, se sienten comprometidos moralmente a defenderlos y seguir patrocinándolos.  El latino es un ser irracional desde el punto de vista de la política, y solo tiene dos conductas ante ella: es un aprovechado en busca de una teta, o es un caudillista fanático incapaz de distinguir la izquierda de la derecha cuando de populachismo se trata.  Somos prosélitos por tradición e “hígado”, como ser católicos o “manudos”.  El límite intelectual y cívico de nuestra gente, apenas llega al techo de la caverna que es su limitado mundo cultural.   El latino NO razona, no estudia ni compara; se siente satisfecho con haber “ganado las elecciones”.  Eso es lo único que le importa.
            Para él no cuenta que “su” presidente sea un ladrón, bruto, sinvergüenza, inepto, explotador, arbitrario o que se aproveche (junto con toda su familia y amigos) de la Hacienda Pública.  Él ve esto como una conspiración injustificada de sus enemigos en contra de su candidato.  Enfoca el asunto de una manera irreal, y aunque sea evidente la corrupción de los que detentan el Poder, este individuo continúa apoyándolos porque considera que de hacer lo contrario, sería darles la razón a sus adversarios políticos.  Ese es el enfoque cívico del ciudadano medio de esta parte del mundo.  Y frente una actitud como esa, ¿de qué sirve el diálogo, las explicaciones o presentación de pruebas?   Ante este terco y cerrado sujeto todo es inútil.
            Los poderosos pueden violar la Constitución a vista y paciencia de todos, y a nadie parece importarle un chayote.  Casi todos nos quedamos callados ante estas agresiones al sistema institucional, y solo pensamos en la posibilidad de lo que podemos “agarrar”.   El Poder Oligárquico en nuestros medios es Omnipotente, pues no solo cuenta con su propia fuerza, sino que se apoya en la displicencia de los ciudadanos de a pie.  En la clásica e histórica indolencia de pueblos que ven la vida política de sus países como si se tratara de una película en la cual ellos nada tienen que ver.  El latino no se considera actor del drama del cual es víctima dócil; él siempre es un espectador lejano al que nada parece importarle.  Es más, es un colaborador entusiasta con aquellos que son sus victimarios.  Entonces, ¿qué es lo que tienen que hacernos para que reaccionemos de manera digna?   Los políticos nos roban, nos reducen a la miseria, nos limitan, niegan la educación, medicina; nos encarcelan, nos asesinan, nos amenazan y nos hacen vivir bajo una atmósfera de terror, desesperanza y fatalismo; y seguimos como Johnny Walker.   Nuestros mandatarios y sus hermanos, sobrinos, tíos, primos, cuñados y amigotes en general, nos estafan “legalmente” bajo la mascarada de la institucionalidad y la democracia formal.  Y seguimos como Juanito.   Nuestros políticos utilizan al Estado para hacer sus negocios particulares y a nadie parece importarle.  Hablamos, criticamos, denunciamos, chillamos y lloriqueamos, pero NADIE HACE NADA.   Es para preguntarse: ¿cómo es posible que pequeñas gavillas de bandidos bien organizados sean capaces de habernos tomado las riendas para siempre?  ¿Para siempre?   Algo así como el hampa callejera.  ¿No hay esperanza de redención para nuestra gente?  ¿Seguiremos siendo el coto de caza particular de cada una de las oligarquías nacionales que controlan todo en cada país americano?
            Sabemos quiénes son los ladrones, qué roban, dónde y en qué cantidad; conocemos sus negocios chanchulleros y quiénes son sus cómplices agachados, y nos quedamos sin hacer nada; solo comentarios… y bromas; para nosotros todo es guasa.  La política, la economía, la educación, la atención médica, la honestidad, el desarrollo… todo es un chiste.   La historia de la América Latina es una comedia de mal gusto, una horrible broma en donde hay dos clases bien definidas de actores: los vivillos y la masa de tontos conformes.   ¿Qué necesitan hacernos nuestros gobernantes para que dejemos de ser idiotas pendejos que, lejos de razonar y actuar de manera inteligente, formamos una inmensa manada de bobos “emocionales” y caudillistas que nos dejamos llevar por las simpatías y el “partidarismo” a la hora de votar por cualquier imbécil?  No es posible agregar más o mayores abusos contra nuestros pueblos que los de Pinochet, las Juntas de Brasil, Argentina y El Salvador; Somoza, Trujillo, Carías, Duvalier, Batista, Castillo Armas, Pérez Jiménez, Odría, Fujimori, Videla, Porfirio Díaz, Victoriano Huerta, Hugo Banzer, Estroessner, Noriega y una lista casi infinita de pillos.  Y todos de derecha, todos anticomunistas de oficio, todos “demócratas”, todos católicos, todos capitalistas y respetuosos del Orden Público.   Y seguimos votando por ellos y las democracias representativas que hicieron posible su ascenso al Poder.   Somos el hazmerreír del mundo civilizado, y nadie nos toma en serio.
            ¿Qué tienen que hacernos a para que pensemos por nuestra cuenta y hagamos lo que hay que hacer?  ¿Será que nuestro techo intelectual, de orgullo y dignidad es tan limitado que solo nos permite ser serviles del más bajo nivel?  ¿Somos totalmente incapaces de organizarnos de manera consciente y racional sin que dependamos de corifeos de la oligarquía para realizar nuestra propia obra de supervivencia?   ¿Entenderemos algún día que nuestro camino es algo que solo nosotros podemos y DEBEMOS diseñar?  En vista de que no entendemos lo que es la DEMOCRACIA REAL ni tenemos capacidad para aplicarla, parece que la única vía que nos queda es la de las dictaduras socialistas.   O al menos, estas pueden resultar en un cambio interesante… ya que después de QUINIENTOS AÑOS DE LO MISMO, no puede haber nada peor.   Después de doscientos años de democracia al estilo latino, ni el infierno podría dañarnos más. 
            Pero cualquier cambio solo se dará cuando tomemos consciencia de nuestra fuerza y dejemos de actuar como retardados mentales; cuando no toleremos que unos pocos controlen nuestros destinos como si fuéramos borregos.   Cuando nos decidamos a sepultar el caudillismo y partidarismo y empecemos a actuar como seres racionales, y no como marionetas electoreras.
            Fraternalmente
                                   Ricardo Izaguirre S.                                       E-mail: rhizaguirre@gmail.com
PUBLICIDAD: Les recomiendo la lectura de mi libro “EL ANÁLISIS”, de venta en la Universal, Barrabás, Juricentro, Aristos y casi todas las buenas librerías del país. 


No hay comentarios:

Publicar un comentario