viernes, 10 de febrero de 2012

670 ¿De qué sirve el diálogo entre sordos?


670     LA CHISPA        
Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”
¿DE QUÉ SIRVE EL DIÁLOGO ENTRE SORDOS?
            Cuando cualquier grupo humano tiene muy claro su programa y objetivos, dialogar es solo una pérdida de tiempo, o una estrategia calculada.  Y esa es la diferencia que hay entre nuestros bisoños políticos con ideas de un socialismo cimarrón, y las clases poderosas bien organizadas y respaldadas internacionalmente por el gran capital.  A estos novatos los dejan jugar a ser “libertadores”, líderes populares, socialistas o lo que sea, siempre y cuando se mantengan dentro de los carriles centenariamente señalados por las respectivas oligarquías nacionales.  Mientras no toquen o afecten los intereses de estas, pueden divertirse y hablar lo que les dé la gana.  Incluso tomar ciertas medidas populistas agradables a la chusma, pero que no alteran en nada el esquema básico de la economía planificada en manos de unos pocos.   Pero por más ilusos que sean estos primerizos, terminan estrellándose contra el muro de la realidad política latinoamericana y el marco tradicional establecido.  Y como este es invariable, tienen que elegir alguna de las salidas que el sistema les ofrece.  LA DEMOCRACIA FORMAL NO DA PIE A REFORMAS QUE BENEFICIEN A LOS PUEBLOS.   Así que callan y se pliegan, o denuncian y terminan su período aplastados por la “opinión pública” nacional; e internacional, si fuere necesario.   Y ya sabemos en manos de quiénes está esa opinión pública.  La opción de plegarse al sistema les garantiza salir bien “fondeados”, sin pena ni gloria, pero con plata.   Y si no eligen alguna de estas vías, les dan golpe de estado.  Como en Honduras.
            El modelo de enriquecerse es el adoptado por casi todos, en especial, por los mejicanos.  Claro que cabe la salvedad de aquellos presidentes que son miembros de la Oligarquía; en este caso, todo es previsible.  En América no hay diálogos ni los habrá; aquí solo cuentan los intereses de los que están arriba, y toda discusión se centra en el cómo y en qué porcentajes se reparten los beneficios.  Nuestras Asambleas y Congresos NO son foros de diálogo creativo o consulta; son antros de conciliábulos en donde los partidos oficiales y minoritarios se reúnen para coludirse en contra de los pueblos.   Nuestras Asambleas son centros mercantiles en donde se venden, rematan y subastan los bienes nacionales a los mejores postores del extranjero.  Y a pesar de que estos cuerpos se consideran “representantes de los pueblos”, toda gestión que estos hagan ante ellos, es una petición que se hace ante sordos intencionales.   Nuestros diputados solo escuchan el sonido del dinero. 
            Los diálogos criollos en la América Latina no pasan de ser más que la enumeración de lo que los gobiernos pueden conceder, nada más.  Y las pláticas entre los sindicatos y las patronales (siempre respaldadas por los Estados) no son más que la imposición de los términos de rendición bajo los cuales los trabajadores se someten al arbitraje de los gobiernos.  El coloquio entre pobres y ricos siempre ha sido de una sola cara, con una sola propuesta y una salida invariable.  Todo el que tenga una onza de cerebro, sabe cuál será la solución que se le dé a cualquier problema que tenga que ver con los intereses de los poderosos y los pueblos.  O de los presidentes alborotadores y las oligarquías criollas.  Fue por eso que en la “Chispa” 664 dije que el Presidente Zelaya había caído en la trampa de nuestros famosos diálogos.   ¿Sobre qué se puede conversar en la América Latina cuando del Poder se trata?   El golpe de Honduras es la confirmación más brutal de esta política generalizada.  La oligarquía catracha, respaldada por la Internacional Capitalista, se dio el lujo de dictar cátedra sobre lo que es la “democracia preventiva”, un nuevo concepto político que deberá ser incorporado en los textos universitarios.  Y desde luego, la jauría de testaferros del continente, ha aplaudido con  alegría esta medida democrática y legítima para prevenir el chavismo, el nuevo “Coco”, ahora que Fidel colgó los guantes.  
            El doble juego de USA en esta tragicomedia, es lo que le confiere fuerza y respaldo al acto violatorio de la soldadesca hondureña.  Todo el mundo sabe que una cosa es lo que dice Barack en los foros políticos, y otra, las órdenes giradas por el pretor yanqui en Tegus.   Los simios saben que cuentan con el respaldo irrestricto de la maquinaria militar gringa, pues los “muchachos” de Palmerola no están allí para dialogar.  La ominosa presencia del ejército norteamericano en esa base, es la certeza de que la oligarquía hondureña se impondrá.   Así que la invasión militar venezolana no solo es un chiste de mal gusto que nadie se traga seriamente, sino que constituye una burla grosera a la inteligencia de los latinos que tengan por lo menos un adarme de sesos.  Y a propósito, ¿desde cuándo los latinos podemos dialogar con los Estados Unidos?   No importa cuál sea la careta que utilicen (Obama o quien sea), la política del Imperio siempre ha sido la del Big Garrote, y los que piensen otra cosa, solo tienen que esperar unos meses para que se den cuenta de cuál es la realidad de siempre. 
            La Oligarquía chilla desaforada por toda América, señal de que está preocupada.  Y es en estos momentos de pánico, cuando pierde la chaveta e invoca todos los argumentos más estúpidos y absurdos para justificar sus acciones violentas y de irrespeto a los fundamentos de la democracia: “que Chávez iba invadir a Honduras, que Zelaya es amigo de Hugo, que Hugo es amigo de Fidel, y que Fidel simpatiza con Ortega, Evo y Zelaya”.  “Que Hugo es comunista y ateo y que la suegra no lo quiere”.  Cualquier idiotez es válida y la utilizan porque saben que en América Latina hay millones de tontos y simplones que creen cualquier cosa.  Chávez es el necesario Osama bin Ladden de los Andes.  Para distraer la atención de los pueblos acerca de la injusticia social impuesta por las castas poderosas, estas necesitan crear demonios más temibles que la miseria a la que son condenados por las oligarquías.   Viejas, manidas e idiotas estrategias políticas que, sin embargo, siguen teniendo utilidad entre la gente sencilla.  Sobre todo, en los que tienen alguna platita y propiedades.
            Con esa gente NO ES POSIBLE NINGÚN DIÁLOGO, si entendemos este por un acto dirigido a la resolución justa de problemas comunes.  Así que si el pueblo hondureño no hace nada, NADA puede esperar de ninguna de las mascaradas de la OEA o la intermediación de Oscar Arias o los Estados Unidos, pues todos sabemos hacia dónde se inclina la balanza de los intereses.  Y eso es lo único que cuenta para el Capital.  Lo demás es conversación de sordos, y participar en esta, solo indica la inocencia política del señor Zelaya.
            Sordescamente
                                    Ricardo Izaguirre S.                                    E-mail:  rhizaguirre@gmail.com
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