lunes, 31 de octubre de 2011

720 ¿Occidentales o qué

720    “LA CHISPA”                 
Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”
¿OCCIDENTALES O QUÉ?     (La broma del día:     “Seguridad ciudadana”)
             Cuando en Estados Unidos o Europa se refieren a Occidente es cosa de ellos y los diversos focos de europeos esparcidos por el mundo: Nueva Zelanda, Australia, Canadá.  Se trata, en primer lugar, de caucásicos, y en segundo, de desarrollo.  “Occidente”, pues, NO es solo una posición geográfica como podríamos creer y que, de hecho, es como se interpreta en nuestras escuelas.  Occidente en USA significa Amérrica, que solo son los gringos, nada más.  Es un término equivalente a desarrollo y tecnología.  Y en ese sentido, Japón, Taiwán y China son países más del oeste que México.  Pero la escuela nos ha metido en la cabeza que los latinos somos “occidentales” solo porque estamos al oeste y, debido a eso, sentimos identificación con ese concepto; nos creemos parte de “eso” y tenemos una educación occidentalizada.  Tanto es así, que cuando vemos películas en donde el vándalo Alejandro Magno masacraba a los orientales, no solo nos solidarizamos con él, sino que sentimos repudio por aquellos: turcos, persas, hindúes y otras víctimas de este maniático con aires y aspiraciones de dios.   Olvidamos que en el programa de conquista de europeos y gringos, nosotros somos tan despreciables como los chinos, árabes y persas… o los negros.    Nos guste o no.
            Ese parece ser un tema que desconocen nuestros maestros y profesores.  Y con base en ese error, enfocan los sistemas de enseñanza en la América Latina.   Con los ojos puestos en lo que pasa en Europa y los Estados Unidos, y desconectados de la realidad que vivimos.  De ahí nace la obsesión por la historia y geografía de esas naciones; además, por su cultura y todos los actos que han llevado a cabo para enriquecerse; incluso hay grandes sectores del profesorado que festejan con alborozo el expansionismo español, inglés o francés y lo estiman como una cruzada educativa del mundo primitivo de Asia, África y América.  Muchos consideran que fueron normales las masacres que hicieron los ingleses con los “estorbosos” indios de Norteamérica; o el exterminio que llevaron a cabo los españoles con millones de indígenas americanos.  De ahí también nace el menosprecio que infinidad de latinos sienten por los aborígenes americanos.  Y sin importar que tan solo sean mestizos, se sienten con derecho de marginar a los habitantes autóctonos de estas tierras.  Todo eso debe ser corregido desde los nuevos programas escolares.         (“¡Cómo nos preocupa el pueblo y su seguridad!”)
            Sentado que NO somos occidentales sino latinos, tenemos que trazar las coordenadas de nuestra educación considerándonos como una etnia aparte, con fisonomía propia y no dependiente de la europea como modelo único al cual tenemos que remedar, pues NO somos europeos.  También es cierto que no somos indios auténticos y que no podemos regresar a una cultura que dejó de ser nuestra hace siglos.  O que nunca lo fue.  Estamos atrapados en la “latinidad” (mestizaje), lo que significa que estamos obligados a crear nuestras formas culturales independientes.   También es verdad que NO podemos adoptar los estilos de vida de los europeos o gringos porque ellos se encuentran en otro nivel de desarrollo social y económico.   Entonces, es obligación de maestros y profesores formular la definición de lo que somos los latinos; es asunto de trabajar con los niños para que, en cuestión de una o dos generaciones, dejemos de seguir suspirando por ser como ellos y de tenerlos como modelos de lo que NO somos.  Nunca lo seremos porque cada raza es lo que es.  Esas diferencias son insalvables incluso entre ellos.  La admisión de que somos diferentes (sin que eso implique inferioridad) es la clave para concentrar nuestro esfuerzo en obtener lo mejor de nuestros estudiantes, deportistas, trabajadores y profesionales.   Eso incluye aceptar que NO somos occidentales en el sentido cultural, y que no podemos meternos dentro de esa categoría solo porque estamos situados hacia el occidente de chinos y árabes.
            Cuando comprendamos lo que somos, estaremos listos para iniciar el despegue como raza; con las mismas diferencias que hay entre los europeos y gringos, pero con varios denominadores comunes que nos hace parecernos más a nosotros mismos que a cualquier otra gente.  Entender eso puede ser vital para que nos decidamos a buscar nuestro propio camino sin el tutelaje de gringos o europeos, pues la verdad, es que a ellos les interesa un tacaco nuestro progreso; es más, lo que les conviene es que sigamos como hasta ahora.  Así solo seremos proveedores de materia prima, mano de obra barata y compradores de sus productos elaborados.
            La escuela debe interpretar un rol crucial en la batalla por el desarrollo, y son los maestros y profesores los que tienen que crear esa nueva consciencia de lo que somos y lo que debemos hacer.   Es mediante la educación que podremos entendernos, ubicarnos y planificar nuestro destino en función de lo que somos y no de lo que suponemos ser.  No somos europeos, ni siquiera medio europeos; culturalmente somos distintos, de mil colores pero con un sello característico que nos identifica con nosotros mismos pero que a la vez, nos diferencia de los demás.  Esa identidad latina es en la que debemos hurgar, definir con precisión y saber que solo juntos, tirando en la misma dirección, podremos salir del atolladero.  Tenemos que entender que estamos solos y que nadie nos va a ayudar desinteresadamente para que alcancemos un buen nivel de vida, y que eso nunca nos vendrá de parte de nadie ajeno a nuestro mundo.  Ni siquiera de los españoles podemos esperar algún impulso.  Ellos están en lo suyo, y ahora que ya casi son ricos, se han sumado al carro del capitalismo explotador y se pasean por América Latina en expediciones de rapiña.      (“Estamos escuchando al pueblo”)
            Hasta que no entendamos bien este juego, seremos víctimas de nuestras propias simplezas y estaremos tratando de meternos donde no cabemos.  Los latinos somos una gran tribu distinta, con nuestros propios objetivos que jamás deberíamos confundir con los de “Occidente”, pues nosotros NO formamos parte de esa estructura cultural.  Los programas escolares deben incluir esas definiciones de manera inequívoca para que no perdamos el tiempo tratando de asimilarnos a lo que NO SOMOS, al menos por ahora.  No debemos alegrarnos cuando las fuerzas de “occidente” (USA e Inglaterra) invaden y masacran a una nación no occidental, pues nuestro país puede ser el próximo.  Solo es cuestión de cómo se muevan los intereses de ellos.  Es labor de la escuela aclarar esto, y si los programas NO lo incluyen, los Maestros DEBEN hacerlo por su propia cuenta.
            Latinescamente                                                                                  (¿Qué creen de esto en su país?)
                                      Ricardo Izaguirre S.                           E-mail: rhizaguirre@gmail.com
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1 comentario:

  1. Muy buen articulo verdaderamente hace un buen tiempo que buscaba la respuesta a esto, viva nuestra bonita y calida cultura latina

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