174 “LA CHISPA”
Lema: “En la
indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”
LA BANCA NACIONALIZADA
Durante años hemos sido defensores de la Banca
Nacionalizada, pero han sido tantos los abusos, desaciertos y politización de
esta, que se ha convertido en una institución expoliadora y despiadada. Una garrotera sin consciencia social de su
función primigenia. ¿Qué hace la Banca
Nacionalizada? Pues explotar de todas
las maneras imaginables a los ciudadanos que necesitan de sus servicios. Eso sí, tiene un régimen de privilegio para
aquellos individuos pertenecientes a la clase poderosa, es decir, la
Oligarquía. Para ellos hay préstamos
rápidos, sin garantías, sin límite de monto y con intereses bajos para “estimular
al sector productivo”. Así como los
que recibieron los “clientes” del Banco Anglo, quienes lo llevaron a la
quiebra. Eso es del dominio público.
Pero
¿qué tal cuando un trabajador o microempresario, como le llaman a quién sabe
qué, se presenta a solicitar un préstamo para lo que sea? Son miles de trabas y exigencias. No hay
carteras especiales creadas con criterio social. Nadie puede trabajar pagando el 24 ó 29 por
ciento sobre un préstamo. Además, con
intereses ajustables a criterio exclusivo del Banco. No tienen los bancos una cartera especial
para vivienda; ni siquiera existe un programa nacional a cargo de una
institución solvente que encare este agobiante problema de manera eficaz. El Banco de la Vivienda nunca tiene plata, y
su función se limita a dar los famosos bonos de caridad, con compromisos
políticos, cuando hay... La vivienda es
uno de los problemas más apremiantes de este país, y la Banca Nacionalizada
debería enfrentar esta situación con criterio social y de compromiso con ese
pueblo que lo ha creado y le da vida.
¿Cómo puede un obrero pagar un interés del 24 por ciento por un préstamo
que no le alcanza ni para comprar un lote, y a un plazo de apenas quince
años? Los préstamos para vivienda deben
ser a un máximo de 4 a
5 por ciento de intereses anuales fijos.
Lo más, un SEIS POR CIENTO.
Así es en los Estados Unidos, la nación más rica del mundo, en donde
sus ciudadanos tienen gran capacidad de pago.
Y
amparados a estas leyes usureras de la Banca Nacional, se creo la Banca
Privada, un hijo espurio de esta, fundada por diputados-banqueros,
ministros-banqueros y otros funcionarios del gobierno que, desde adentro,
lograron la aprobación de leyes de equiparación con el sistema bancario del
Estado. Todo el mundo sabe quiénes
son. Eso significa que pueden cobrar los
mismos intereses de usura de esta última.
Y que, además, la Banca del Estado no puede rebajar los intereses más
allá de ciertos topes establecidos que podrían perjudicar a los bancos
privados. Es por eso que la banca
nacional no puede hacer préstamos para la vivienda a intereses justos y razonables para la clase
obrera. Eso molestaría a las garroteras
privadas que son, a la vez que “banqueros”, constructores, acaparadores de
bienes raíces, dueños de inmobiliarias y empresas conexas. Todo
mundo sabe quiénes son. Son los
dueños de grandes garroteras, como aquella en donde se depositaron miles de
millones del sector social más pobre de este país, para que esta “banca
privada” los prestara a intereses de usura, mientras cientos de viejos
desvalidos morían de necesidad. Es por
eso que centenares de banqueros privados de los Estados Unidos sueñan con el
T.L.C. y la posibilidad de venir a establecerse en esta Arcadia.
¿Cómo
es posible que una Banca que se nutre de sus clientes sea tan despiadada con
ellos? Cobran por dar información sobre
las cuentas personales. Cobran por un
talonario de cheques, cobran por utilizar los cajeros, cobran por entrar al
Banco. Cobran por preguntar y, encima,
en algunos bancos han establecido unos sistemas de vigilancia humillantes y
groseros para el cliente; a tal punto, que nos hacen sentirnos como si
estuviéramos pasando por alguna frontera de Israel. Además, algunas agencias bancarias ni
siquiera cuentan con servicios sanitarios para los clientes.
Y en cuanto a la parte financiera la
cosa es peor: si tenemos una cuenta corriente no nos pagan ni un solo céntimo
por ser depositarios de nuestro dinero, el cual utilizan a discreción para
sacarle intereses. Es decir, prestan
nuestro dinero a intereses de usura, y a los que ponemos el capital no nos dan
nada. Y como ya dije, incluso nos cobran
los cheques. Y si uno pide información
en los cajeros automáticos acerca de cómo están nuestras finanzas, se enciende
una pantallita con el dato y nada más.
No nos dan un papelito comprobante; ni en esa mísera colilla quieren
gastar. Y si tenemos una cuenta de AHORROS,
resulta que los intereses que nos pagan no alcanzan ni para compensar la DEVALUACIÓN. Eso quiere decir que si guardamos mil colones
en la Banca Nacional, después de un
tiempo, con intereses y todo, nos devuelven ochocientos. Y si sigue la devaluación, llegará el momento
en que tendremos que pagarles, en dólares, por guardarnos nuestro dinero
devaluado. No hay estímulo alguno para
el ahorro. Y si se nos ocurre ahorrar en
dólares, no nos pagan interés alguno. La
Banca Nacionalizada abusa impunemente del pueblo. Allí toman medidas arbitrarias y sin ningún
criterio social, pero que sirven para que la Banca Privada haga uso del
privilegio de PARIDAD para explotar a los que caen en sus manos. Eso significa que si la Banca Nacional sube
los intereses para la vivienda, los Privados pueden hacerlo. Pero la Banca Nacional NO puede bajar
los intereses para ese tipo de préstamos.
Negocio redondo para las garroteras de la vivienda, que son de los mismos dueños de los bancos privados,
de las inmobiliarias y empresas conexas que han acaparado el mercado de bienes
raíces.
Dichosamente
ya viene el T.L.C., el cual obliga a la Banca Nacional y Privada a fijar
los intereses en un máximo del OCHO POR CIENTO, cualquiera que sea la
naturaleza del préstamo. Se supone. También obliga a los Bancos Privados a abrir
una cartera para la microempresa y la agricultura con préstamos ilimitados a un
CUATRO POR CIENTO anual y fijo.
En el artículo 180 del T.L.C. dice que tanto la Banca Privada como las
mutuales de la vivienda deben financiar proyectos de vivienda social a 30 años
plazo, a intereses fijos del 3.5 (tres y medio) por ciento anual. Desde luego que esto solo es una da las
tantas promesas políticas que quedarán en nada.
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hágala circular por todos los medios que pueda.
Auméntele, corríjala y haga lo que le dé la gana con ella; pero haga que
llegue a muchas personas para que la comenten.
Este es un problema de todos. Uno
de los tantos.
Bancariescamente
Ricardo Izaguirre S.
E-mail: rhizaguirre@gmail.com
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