viernes, 24 de junio de 2011

432 La materia prima del hombre


432   LA CHISPA    (junio 2008)

Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”

LA MATERIA PRIMA DEL HOMBRE

            Como causa única de todos los desórdenes planetarios (sociales, morales, religiosos, económicos, ecológicos, políticos y militares), el hombre debe ser analizado en su naturaleza interna en busca de explicaciones que lo hagan entendible.  Y a la sociedad, como producto colectivo de la conducta individual de cada hombre.  Se dice que este es una criatura de Dios.  Talvez sí…talvez no.  Pero con toda la complejidad que eso implica, aceptemos que así es.  Se dice que existen el Bien y el Mal, según la antigua fórmula de los “opuestos”, quizás sí…quizás no.  Pero lo aceptaremos para tener dos puntos de referencia que nos permitan escapar del fatalismo total.  Sin embargo, diremos que el Bien es algo que nunca vemos por ninguna parte, en ninguna persona, institución, país o sociedad como conducta permanente o confiable.  En cambio el Mal está por todas partes, pero no como una entidad diabólica autónoma o independiente del Hombre.  Está en el hombre, ES el hombre.  El mal es inseparable de la naturaleza de este y no el producto o resultado de experiencias o aprendizaje. 
            También se dice que el hombre tiene valores y antivalores (término difícil de definir con claridad), pero que sirve para establecer los opuestos.  Se cree que son valores positivos el patriotismo, el amor, la fidelidad, la honradez, la fraternidad, el honor, el respeto a la vida (cualquier forma), el desprendimiento, la capacidad de sacrificio, la sencillez y la bondad.  Pero estos no son más que ideales que no existen en ningún hombre como conducta permanente o naturaleza intrínseca.  Un individuo puede realizar uno o varios actos de valor, pero eso no significa que sea un valiente.  Puede sacrificarse por alguien en algún momento de su vida, pero esto no es su naturaleza ni responderá siempre de la misma manera ante situaciones parecidas.  El hombre puede tener actos de magnanimidad, fraternidad o bondad, pero ese lado humano nunca es confiable.
            ¿Es posible confiar de manera segura en el patriotismo de un hombre?   De ninguna manera.  Pero una cosa es segura: cada hombre interpreta la idea de patriotismo de la manera que más le conviene para parecer patriota, siempre y cuando eso no implique sacrificios, desprendimiento ni problemas que afecten su integridad física, patrimonio o comodidad.  Es muy fácil y rentable ser un “gran patriota” desde muy lejos del campo de batalla (cualquiera que este sea).  Es cómodo ser patriota cuando no se corre peligro ni cuesta dinero.  Existe toda clase de recursos dialécticos para justificar incluso las acciones más antipatrióticas, como es la traición de principios o del bien común de la sociedad a la que se pertenece.  Se puede vender la patria bajo la consigna de que es para el bien general, cuando todo el mundo sabe que no es así.  Hay millones de argumentos para justificar las debilidades humanas y tratar de que parezcan aceptables.  A la cobardía se le llama prudencia.  A la avaricia, capacidad de ahorro.  El respeto a la vida depende de las circunstancias: en la lógica militar se justifica el asesinato de mil personas para salvar la vida de diez mil.  La bondad es tontería. Y la fidelidad una simpleza propia de gente ingenua.
            En la parte opuesta tenemos el lado oscuro del hombre.  Es la fase absolutamente confiable con la que siempre podemos contar bajo cualquier situación.  Todos los “valores” de la faceta negra del hombre son más seguros que la salida del Sol.  Egoísmo, codicia, odio, traición, avaricia, vanidad, astucia, envidia y la larga cola de cometa que se deriva de estos contravalores.  ¿Qué puede haber más confiable en la conducta humana que la CODICIA?  No existe nada en lo que podamos fiar con más certeza que la codicia de los hombres.  No hay acción, por vil que sea, que las personas no realicen por codicia.  Traición a la patria, a la familia, a la sociedad, a los padres, hijos, esposas, maridos o lo que sea.  Incluso a sí mismo.  Esa es la naturaleza del hombre a la que podemos considerar como INFALIBLE.  La consciencia le llama previsión.  Aprovechar la oportunidad, velar por la seguridad económica de la familia, asegurarse el  futuro.  Cualquier pretexto sirve para justificar los actos de codicia de los “malos”.
            Todas las pasiones humanas derivadas de la parte sombría del hombre son la materia prima de la cual está hecho.  Y todo lo que digan las religiones, la filosofía o el misticismo a favor de la naturaleza del Homo sapiens, no son más que el tímido susurro de la Esperanza, uno de los pocos valores que, a pesar de toda la realidad de la vida, se mantiene viva ante la adversidad y es tan pertinaz como los vicios humanos.  Es el último bastión en donde se refugian las religiones y los “buenos”.
            ¿Y qué hay de la vanidad?  Es una fuerza tan avasalladora que no conoce límites ni freno.  ¿Qué es lo que el hombre no es capaz de realizar por vanidad?  Incluso fingir que es valiente y lanzarse a una muerte segura en el campo de batalla, solo para que crean que es intrépido.  Todas las conductas controladas por los antivalores son predecibles y seguras.  El hombre es SEGURO en su fase maligna, en la misma medida que NO es fiable en su lado “bueno”.  ¿Y la consciencia?  La consciencia no es lo que nos dicen las religiones: un instrumento acusador que nos obliga a obrar bien.  La consciencia es la herramienta que está al servicio de cada hombre y que lo impulsa a buscar su bienestar a cualquier precio; además, es la que le proporciona todos los pretextos necesarios para acallar las protestas de los rescoldos morales que la educación idealista nos dejó.  Esa es la naturaleza del hombre, y es suficiente echar una mirada a nuestro derredor para confirmarlo; pero para estar más seguros, basta un superficial buceo en las fangosas aguas de nuestra propia personalidad.  Ahí no hay engaño ni apariencias, solo la realidad inocultable. 
            Enredadamente
                                   Ricardo Izaguirre S.
E-mail:                       rhizaguirre@gmail.com                  
Blogs:      La Chispa       http://lachispa2010.blogspot.com/     con link a       Librería en Red
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