98 “LA CHISPA”
LEMA: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos
del Poder”
UN PLAN NACIONAL DE TURISMO
Para Costa Rica el modelo de
desarrollo debe estar basado en los SERVICIOS (Turismo, Banca y
Comercio). Todo lo demás vendrá por
añadidura. Y el modelo para este
desarrollo lo tenemos en España, uno de los países con mayor auge en esta clase
de actividad. Es a ellos a quienes
debemos recurrir en busca de ayuda, y debemos traer al país verdaderos equipos
de expertos que le enseñen a los nuestros LO QUE SE DEBE HACER EN MATERIA
TURÍSTICA. Qué sirve y qué no. Ellos tienen una larga experiencia y han
desarrollado una industria turística casi insuperable. Por lo tanto, no debe prevalecer el
chovinismo cerrado al respecto. Desde
luego que no debemos convertirnos en pedigüeños de ayuda española; eso no solo
es irritante, sino que crea vínculos de dependencia; de amos y sirvientes. Y esa no es la idea. Debemos concertar tratados que sean
estimulantes para ellos, y beneficiosos para nosotros. De tal manera que ambos nos veamos con
respeto y como iguales en una empresa común, con ventajas comunes. Recordemos que nadie “da patada de
balde”. Ese es el primer paso, BUSCAR
LA AYUDA DE LOS QUE SABEN, prescindiendo de “nacionalismos” tontos y a
ultranza. Como los de los colegios
profesionales.
El segundo requisito es una
legislación moderna, ágil y adecuada al desarrollo de toda actividad que tenga
que ver con el turismo. Debe crearse un Ministerio
de Turismo con poderes plenos para disponer de todo lo que sea preciso para
poner en movimiento este gran Plan Nacional de Turismo. Para esto también debemos solicitar ayuda del
“modelo español”, de manera que NO nos convirtamos en facilitadores de
grandes transnacionales que se llevan todos los beneficios de nuestra
infraestructura, y que los únicos beneficios derivados de la actividad, sean
salarios bajos, empleos inseguros o temporales,
y unos cuantos centavos por concepto de impuestos de entrada o
salida. DEBE SER UN NEGOCIO NUESTRO
EN SU TOTALIDAD. Y si eso no es
posible desde el principio (debido a la gran inversión inicial), por lo menos
deben crearse las bases y los contratos que lo hagan posible a veinte o
veinticinco años de plazo. Se pueden
hacer concesiones libres de impuestos a las grandes empresas hoteleras. Por lapsos entre diez, veinte o veinticinco
años en los que su única obligación sería crear sociedades con sus empleados,
en donde estos serían socios y dueños de un treinta por ciento de las
acciones; y las empresas inversionistas de un setenta por ciento. Y al concluir la concesión, se podrían
renegociar los montos de participación, o bien, las propiedades pasar a manos
de nacionales, mediante la compra de acciones y bajo la administración de los
empleados. Así, todo el capital podría
llegar a ser nacional y con beneficios para todos, incluido el gobierno a
través de los intereses bancarios. ¿Una
utopía? ¡Claro que sí! Pero todas las grandes obras del ingenio humano,
tienen su génesis en el mundo de los sueños.
El asunto es no enajenar el Patrimonio Nacional ni convertirnos
en sirvientes de las grandes empresas turísticas mundiales. En la “franja turística marina”, NADIE,
salvo el Estado debe ser propietario de la tierra. No debe darse la situación de que un grupo de
inversionistas extranjeros “secuestren” nuestras playas para su disfrute
exclusivo.
El tercer paso sería la
capacitación de personal de alto nivel. Que
no sea preciso que vengan administradores extranjeros a hacerse cargo del
comando de estas empresas. El Ministerio
de Turismo debe crear una Escuela Nacional de Turismo de nivel
universitario, en la cual se otorguen títulos de “Licenciado en Administración
Hotelera”. Es decir, una carrera de
verdad, de validez y categoría mundial.
Por ahora, parece que solo hay cursillos de capacitación que
corren por cuenta de las empresas hoteleras y con ayuda del ICT. De esa manera, las empresas se aseguran de
tener empleados semi capaces, pero a los que les pueden pagar “cualquier
cosa”. Debemos formar profesionales de
verdad que sepan que esa es su vocación, bilingües, trilingües, cultos,
catadores de vinos y licores; Chefs de cuisine de alto nivel, que no
tengan nada que envidiarle a los de afuera.
En fin, PROFESIONALES del turismo que conviertan esa carrera en “lo
suyo”, de por vida; y no en un empleíto inseguro y “mientras
tanto”. También se debe capacitar a los
empleados intermedios, de manera que tengamos cadenas de mando de gente capaz,
desde arriba hasta el nivel inferior de contacto con el turista. El grado académico en Turismo deberá llegar
a ser la gran carrera del futuro. Una
profesión internacional que no solo brindará buenos empleos nacionales,
sino que permitirá que cuando Costa Rica se lance a la invasión
turística de otros países centroamericanos o del Caribe, tenga abundancia
de personal calificado que sepa “el
cómo se hace” en la industria turística.
Recordemos que el mayor tesoro nacional es la gente; pero la gente
capaz, no los inútiles que nada saben.
De esos está plagado el mundo y, en especial, los países
tercermundistas, sitio del cual TENEMOS QUE SALIR. Ese personal, “dueños” de sus propias
empresas, nos garantiza eficiencia, trabajo dedicado, nada de huelgas ni
pérdida de tiempo, pues nadie se atrevería a sabotear lo que es “suyo”.
¿Un sueño? ¡Claro que sí! Pero la
España real de hoy, fue el sueño de los ilusos de los años sesenta y
setenta.
Infraestructura. Este es otro de los grandes pasos que debe
dar el país si queremos tener una base para un turismo verdadero. Si no se siembra semilla NO HAY
COSECHA. No se puede aspirar a beneficios de alto
nivel, si el país no tiene lo mínimo para un turismo de alto nivel. Un país sin vías de comunicación está muerto. Hasta hace pocos años era más fácil ir a
Miami que a Limón. Un tren folclórico
que nos hacía sentirnos como Stanley en
África, era todo. Y diez o más horas de
tortura de viaje. Eso no ha cambiado
mucho. Casi todas las ciudades y sitios
turísticos de Costa Rica son trampas incómodas, pues basta un buen aguacero
para que queden aislados del mundo.
Todos los años se “lavan”nuestras carreteras, y los derrumbes acaban con
todo. De San Ramón a Puntarenas, la
carreterita es un desastre lleno de peligros mortales, cuando no, de
atascaderos increíbles. Y la “Interminable”
que va hacia la frontera sur, parece que nos va a unir con el planeta
Marte. Hace mil años que está en
construcción y nunca se termina. Si los
romanos hubieran tardado tanto en hacer sus carreteras, todavía estarían en la
época de las cavernas. Acceder a las
playas de Costa Rica por tierra, es algo así como viajar al Mato Groso de
Brasil. Y si lo hacemos por aire, cuando
llegamos a ellas, resulta que la avioneta nos bota y se va, dejándonos en el mayor
desamparo que se pueda imaginar. Los aeropuertos
allí son zacatales recortados que, cuando llueve, se transforman en
lagunas. Y cuando no llueve son zonas de
pastoreo de vacas y caballos. Eso NO
ES INFRAESTRUCTURA TURÍSTICA.
Debemos construir verdaderas AUTOVÍAS
de frontera a frontera, y de mar a mar.
Útiles y activas durante todo el año, pase lo que pase, llueva o
truene. Es obligatorio un sistema
ferroviario que comunique a todo el país con la capital. Pero un tren de categoría, como el AVE
de España. ¿Demasiado pedir? No lo
creo. En esto, la inversión no tiene que
ser toda nacional. Y puede ser
eléctrico, lo que lo haría muy barato desde el punto de vista de su
operación. Tenemos que construir muchos
aeropuertos de verdad en los diversos sitios turísticos del país; con
acceso permanente al tráfico aéreo de aviones y helicópteros. Hay que diseñar unas cuantas ciudades
portuarias de verdad, con aeropuertos y marinas; con terminales de autobuses y
ferroviarias; con independencia (descentralización) y autosuficientes en todo
sentido. Lo que tenemos en materia
portuaria turística da pena. Además,
para empeorar el atraso, todo está subordinado a la capital, y cualquier
necesidad, incluso las médicas, dependen de lo que se autorice o no en San José. Eso no es infraestructura, es primitivismo
turístico, propio de El Congo de los años cuarenta. Guanacaste, Limón y Puntarenas deben tener el
control completo de lo que allí se haga o no en materia turística; con
representaciones del MINISTERIO DE TURISMO, con capacidad de tomar
decisiones inmediatas, sin consultas a San José. Mucho nos falta en infraestructura, pero bien
podemos empezar con lo más importante que tenemos a mano: el material
humano. Miles de bachilleres,
capaces de aprender todos los trucos y recovecos de esta valiosa profesión que
ha hecho de muchos países auténticos paraísos en todo sentido. Costa Rica tiene la gente más linda del
mundo. Entonces, ¿por qué no
convertirlos en los más ricos del planeta?
Por lo menos de la América Latina.
¡Tenemos con qué!
Si le gustó
esta “Chispa”, piense de cuántas maneras podemos lograr los objetivos
aquí esbozados. Entre todos podemos
encontrar soluciones que nos beneficien a todos. El bienestar del pueblo no es solo cuestión
del gobierno. Somos nosotros, a través
de este, los que debemos escoger nuestro futuro: o entramos en el mundo
capitalista como tales, o seguimos siendo “productores de café y
banano”. Pero recuerde que el trabajo no es fácil, y
que hay enemigos internos que nunca estarán de acuerdo con estos planes. Así que no espere que el gobierno por sí
solo, ponga en marcha un proyecto de capitalismo masivo. La Oligarquía jamás accederá a nada que represente
el mínimo peligro para ella. Es
solamente el pueblo quien determina su destino.
Fraternalmente
RIS Correo electrónico: rhizaguirre@gmail.com
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