domingo, 20 de octubre de 2013

97 ¿América democrática?



97    LA CHISPA     

 Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder
  
¿AMÉRICA DEMOCRÁTICA?

            Democracia significa poder del pueblo, es decir, una sociedad en donde el pueblo es el que, a través de un gobierno constituido, ejerce el poder o soberanía.   Sin embargo, la Alemania de Hitler se hacía llamar democrática; también la República Democrática de Alemania del este, incluso se llamaba así.  La Unión Soviética se decía que era democrática.  Fidel dice lo mismo de Cuba.  Los Estados Unidos se consideran a sí mismos como la primera democracia del mundo, significando con eso, un modelo ejemplar de buena vida.  Y eso mismo decía Pot Pol de su país.  Y en esa misma categoría se agrupan todos los países de la América Latina.  Todas son repúblicas democráticas.  Pero, ¿cuál es la ventaja de ser demócratas si todos estos países (salvo USA) viven en la miseria?  ¿Cuál es la diferencia para el ciudadano común vivir en un país demócrata o comunista? ¿Socialista o derechista?  Nicaragua era comunista; y cuando se transformó en “democracia” pasó a estar peor que cuando era socialista.  Ahora que forma parte del bando de los buenos amigos de USA, es uno de los países más miserables de la tierra.  Igual que Haití, Honduras, Guatemala y Bolivia. 
Con el cuento de que iban huyendo del sandino-comunismo, los nicas podían emigrar a los Estados Unidos en busca de mejor vida, pues eran cubiertos por el estatuto de “perseguidos políticos”, pero ahora que son “demócratas” ya no pueden hacerlo.  Lo mismo que les aplican a los haitianos que pretenden colarse en USA.
            Haití era y es una democracia impuesta por el gobierno de Estados Unidos, y sin embargo, es el país más arruinado del universo.  ¿Es la miseria el denominador común obligado de todos los países tercermundistas y demócratas?  México es una democracia que cuenta con el “visto bueno” de USA, y sin embargo, su población se debate en los límites de la pobreza extrema.  Venezuela es una democracia que nada en petróleo, y también su gente apenas va subsistiendo.  Parece que no importa lo que hagamos o los recursos que tengamos, TODOS LOS PAÍSES QUE GOZAMOS DE “DEMOCRACIA”, vivimos en la miseria o sus linderos.  Y ni siquiera es cuestión de cultura, pues allí tenemos a la Argentina y Uruguay, dos países con alto nivel educativo y recursos naturales, y también viven viendo al Diablo por un hueco.
¿Qué nos pasa?  ¿Somos tan inútiles que no podemos encontrar el rumbo hacia el desarrollo que nos permita una vida decente para TODOS nuestros habitantes?  ¿Son nuestros políticos tan incapaces y ladrones que no pueden hacer que ninguno de estos países salga del pantano de deudas y pobreza en el que viven?  ¿Cuál es el grado de culpabilidad de nuestros pueblos en la elección de presidentes?  ¿Cómo es posible que en todos nuestros países no haya NI UN SOLO GOBERNANTE QUE HAYA HECHO ALGO POR SU PUEBLO?  ¡NI UNO SOLO!  ¿Cómo es posible que veamos con tanta indiferencia esa costumbre que se ha establecido como norma en nuestros respectivos países?  Cada cuatro o cinco años, una camarilla de ladrones, mentirosos o ineptos se hacen con el Poder para beneficio de unos pocos, y el pueblo nada hace ni dice; con paciencia rayana en la idiotez, esperan otros cuatro o cinco años para volver a montar a otra gavilla de bandidos, y así hasta el infinito...  ¿Tan estúpidos somos y nos merecemos lo que tenemos, como dice el adagio?  Con razón los Estados Unidos hace lo que le da la gana con nosotros.  La reiterativa conducta inmoral de nuestros gobiernos les certifica ese derecho.  En realidad no parecemos merecer otra cosa.  Así que hagamos lo que hagamos, siempre estamos hechos leña.  Un norteamericano amigo mío me decía: “No, Ricardo, no te engañes; ustedes no necesitan que nosotros los gringos vengamos a perjudicarlos para que estén mal; de eso se encargan ustedes y sus propios gobiernos”.  ¡Gran decir!  Amarga pero verdadera observación.
Si nos hacemos comunistas y formamos un régimen como el de Cuba, los Estados Unidos nos bloquean y arruinan; y si les da la gana, nos bombardean e invaden con toda tranquilidad.  Y si somos demócratas, nos abandonan a nuestra “democracia” y se aprovechan de lo que las camarillas de nuestros gobernantes les concedan mediante los famosos “tratados bilaterales”, en donde ellos siempre llevan las de ganar.  Si no aprobamos el TLC no joden, y si lo aprobamos, también nos va igual o peor.
¿No hay salida alguna para la América Latina?  ¿Estamos condenados a vivir por toda la eternidad como mendigos dependientes de los Estados Unidos?  ¿Nunca podremos aspirar a tener una posición decorosa ante el mundo?  Algo así como Suecia, Suiza o Noruega, conjunto de países que bien caben dentro de la mitad de Colombia, pero que tienen un peso específico muy notable dentro del concierto mundial de naciones.  A Estados Unidos le importa la opinión política de Suecia; pero con la opinión de toda la América Latina, se limpia la suela de los zapatos.  ¿Cómo es que en nuestro caso, ni siquiera un gigante como Brasil tiene la menor importancia ante el mundo?  Ni Argentina, México, Venezuela o Colombia.  Todos somos un conglomerado de países “cero a la izquierda”, a los que nadie toma en cuenta; y mucho menos, los Estados Unidos, pues estos nos ven con el más absoluto desprecio.  ¿Pero el trato que nos da esa nación es culpa exclusiva de ellos?  Es la propia indignidad de nuestros gobiernos la que nos ha hecho acreedores a esa forma como nos tratan.  Ningún servil con espíritu de lacayo es merecedor de respeto; y nuestros gobiernos eso han sido ante los Estados Unidos,  y no por miedo a lo que puedan hacernos económica o militarmente, sino por conveniencia de las respectivas Oligarquías que mandan en nuestros pueblos.  Con tal de conseguir apertura de mercado a sus productos, les importa un tacaco que al pueblo se lo lleve el Diablo.
Es un hecho, entonces, que ningún país de la América Latina puede esperar que sus gobiernos hagan algo por ellos en el campo económico; por lo tanto, ¿cuál es el camino a seguir?  Sabemos que nuestras famosas y folclóricas “Revoluciones” a nada bueno conducen.  Allí tenemos las de México, Cuba y Nicaragua, tres revoluciones sangrientas y luminosas que parecían destinadas a más. Y sin embargo, al final de todo, esos pueblos quedaron peor.  No es esa, pues, la ruta hacia el progreso.  ¿El terrorismo?  Esa vía tampoco nos lleva a ningún lado positivo.  No se progresa bajo la ley del miedo.
La situación para nuestros pueblos es desesperada, porque no solo tenemos al frente a un enemigo formidable y despiadado el cual tiene una codicia ilimitada, y no le importa nada más que sus intereses.  Y por otra parte, tenemos al enemigo doméstico no solo en las entrañas de nuestros pueblos, sino al comando de estos, y siempre se encuentran listos para vendernos por unas cuantas monedas.  ¿Hay alguna esperanza para nuestros ciudadanos?  ¿Estamos destinados a convertirnos en esclavos de los Estados Unidos?  Esta vía, aunque parezca un poco indigna, no deja de ser una posibilidad más atractiva que lo que nos pueden deparar nuestros gobiernos.  Allí está el ejemplo de Puerto Rico; una tierra que bajo su condición de colonia, goza del más alto índice de vida de la América Latina.  Así que después de todo, deberíamos explorar la posibilidad de convertirnos en protectorados yanquis, pues eso comprometería a este imperio, por lo menos a darnos de comer adecuadamente para que podamos producir el banano y el café; y como no les convendría que sus esclavos se enfermen, también nos darían “buena medicina”.  Y solo eso sería infinitamente mejor que lo que tienen ahora la mayoría de los pueblos de esta parte del traspatio yanqui.  Habrá que ver qué dicen las oligarquías.  Tendrían que estudiar la situación, pues una vez que los recursos naturales sean propiedad de los gringos, ya ellos no podrían disponer a su antojo de los bienes nacionales.  Interesante cuestión.
¿Quiénes tienen la culpa de lo que nos pasa a los latinoamericanos?  Porque hay culpables.  Eso es indudable; pero un fallo sobre esta situación es tan difícil y confuso como el que podemos emitir acerca del terrorismo.   Los culpables, que los hay, no son tan evidentes, ni solamente son aquellos a quienes es más fácil culpar, como los yanquis o las oligarquías nacionales.  También está la gran MASA DE INDOLENTES.  Ahora que hemos entrado en el Milenio Amerricano,  debemos ajustar nuestra mente a unos nuevos conceptos acerca de  lo que es soberanía, nacionalidad, autonomía y democracia.  La libertad se empezará a definir de manera diferente, y la posibilidad de escoger quedará limitada a una oferta única.  Estamos avisados de nuestro irremisible futuro, pues con la actitud de nuestros pueblos y gobernantes, no nos queda otro destino.  No hay milagros en la era de la Globalización.  Nosotros somos el relleno del “sangüiche” que otros se preparan.
Si le disgustó esta amarga “Chispa”, piense en su contenido y alcance, y discuta con sus amigos cuál podría ser la alternativa que nos salve de ese siniestro final que con sus fauces abiertas, parece esperarnos a la vuelta del camino.

 Triste, pero fraternalmente
                                               RIS
Correo electrónico: rhizaguirre@gmail.com

Blog “LA CHISPA”         http://lachispa2010.blogspot.com/

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