97 “LA CHISPA”
Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos
del Poder”
¿AMÉRICA DEMOCRÁTICA?
Democracia significa poder del
pueblo, es decir, una sociedad en donde el pueblo es el que, a través de un
gobierno constituido, ejerce el poder o soberanía. Sin embargo, la Alemania de Hitler se
hacía llamar democrática; también la República Democrática
de Alemania del este, incluso se llamaba así.
La Unión
Soviética se decía que era democrática. Fidel dice lo mismo de Cuba. Los Estados Unidos se consideran a sí mismos
como la primera democracia del mundo, significando con eso, un modelo ejemplar
de buena vida. Y eso mismo decía Pot Pol
de su país. Y en esa misma categoría se
agrupan todos los países de la América Latina.
Todas son repúblicas democráticas. Pero, ¿cuál es la ventaja de ser demócratas
si todos estos países (salvo USA) viven en la miseria? ¿Cuál es la diferencia para el ciudadano
común vivir en un país demócrata o comunista? ¿Socialista o derechista? Nicaragua era comunista; y cuando se
transformó en “democracia” pasó a estar peor que cuando era socialista. Ahora que forma parte del bando de los buenos
amigos de USA, es uno de los países más miserables de la tierra. Igual que Haití, Honduras, Guatemala y
Bolivia.
Con
el cuento de que iban huyendo del sandino-comunismo, los nicas podían
emigrar a los Estados Unidos en busca de mejor vida, pues eran cubiertos por el
estatuto de “perseguidos políticos”, pero ahora que son “demócratas” ya no
pueden hacerlo. Lo mismo que les aplican
a los haitianos que pretenden colarse en USA.
Haití era y es una democracia
impuesta por el gobierno de Estados Unidos, y sin embargo, es el país más
arruinado del universo. ¿Es la
miseria el denominador común obligado de todos los países
tercermundistas y demócratas? México
es una democracia que cuenta con el “visto bueno” de USA, y sin embargo,
su población se debate en los límites de la pobreza extrema. Venezuela es una democracia que nada
en petróleo, y también su gente apenas va subsistiendo. Parece que no importa lo que hagamos o los
recursos que tengamos, TODOS LOS PAÍSES QUE GOZAMOS DE “DEMOCRACIA”,
vivimos en la miseria o sus linderos. Y
ni siquiera es cuestión de cultura, pues allí tenemos a la Argentina y Uruguay, dos
países con alto nivel educativo y recursos naturales, y también viven viendo al
Diablo por un hueco.
¿Qué
nos pasa? ¿Somos tan inútiles que no
podemos encontrar el rumbo hacia el desarrollo que nos permita una vida decente
para TODOS nuestros habitantes?
¿Son nuestros políticos tan incapaces y ladrones que no pueden hacer que
ninguno de estos países salga del pantano de deudas y pobreza en el que
viven? ¿Cuál es el grado de culpabilidad
de nuestros pueblos en la elección de presidentes? ¿Cómo es posible que en todos nuestros países
no haya NI UN SOLO GOBERNANTE QUE HAYA HECHO ALGO POR SU PUEBLO? ¡NI UNO SOLO! ¿Cómo es posible que veamos con tanta
indiferencia esa costumbre que se ha establecido como norma en nuestros
respectivos países? Cada cuatro o cinco
años, una camarilla de ladrones, mentirosos o ineptos se hacen con el Poder
para beneficio de unos pocos, y el pueblo nada hace ni dice; con paciencia
rayana en la idiotez, esperan otros cuatro o cinco años para volver a montar a
otra gavilla de bandidos, y así hasta el infinito... ¿Tan estúpidos somos y nos merecemos lo que
tenemos, como dice el adagio? Con razón
los Estados Unidos hace lo que le da la gana con nosotros. La reiterativa conducta inmoral de nuestros
gobiernos les certifica ese derecho. En
realidad no parecemos merecer otra cosa.
Así que hagamos lo que hagamos, siempre estamos hechos leña. Un norteamericano amigo mío me decía: “No,
Ricardo, no te engañes; ustedes no necesitan que nosotros los gringos vengamos
a perjudicarlos para que estén mal; de eso se encargan ustedes y sus propios
gobiernos”. ¡Gran decir! Amarga pero verdadera observación.
Si
nos hacemos comunistas y formamos un régimen como el de Cuba, los Estados
Unidos nos bloquean y arruinan; y si les da la gana, nos bombardean e invaden
con toda tranquilidad. Y si somos
demócratas, nos abandonan a nuestra “democracia” y se aprovechan de lo que las
camarillas de nuestros gobernantes les concedan mediante los famosos “tratados
bilaterales”, en donde ellos siempre llevan las de ganar. Si no aprobamos el TLC no joden, y si lo
aprobamos, también nos va igual o peor.
¿No
hay salida alguna para la
América Latina?
¿Estamos condenados a vivir por toda la eternidad como mendigos
dependientes de los Estados Unidos?
¿Nunca podremos aspirar a tener una posición decorosa ante el
mundo? Algo así como Suecia, Suiza o
Noruega, conjunto de países que bien caben dentro de la mitad de Colombia, pero
que tienen un peso específico muy notable dentro del concierto mundial de
naciones. A Estados Unidos le importa
la opinión política de Suecia; pero con la opinión de toda la América Latina, se
limpia la suela de los zapatos.
¿Cómo es que en nuestro caso, ni siquiera un gigante como Brasil tiene
la menor importancia ante el mundo? Ni
Argentina, México, Venezuela o Colombia. Todos somos un conglomerado de países “cero
a la izquierda”, a los que nadie toma en cuenta; y mucho menos, los Estados
Unidos, pues estos nos ven con el más absoluto desprecio. ¿Pero el trato que nos da esa nación es
culpa exclusiva de ellos? Es la
propia indignidad de nuestros gobiernos la que nos ha hecho acreedores a
esa forma como nos tratan. Ningún servil con espíritu de lacayo es
merecedor de respeto; y nuestros gobiernos eso han sido ante los Estados
Unidos, y no por miedo a lo que puedan
hacernos económica o militarmente, sino por conveniencia de las respectivas
Oligarquías que mandan en nuestros pueblos.
Con tal de conseguir apertura de mercado a sus productos, les importa un
tacaco que al pueblo se lo lleve el Diablo.
Es un
hecho, entonces, que ningún país de la América Latina
puede esperar que sus gobiernos hagan algo por ellos en el campo económico; por
lo tanto, ¿cuál es el camino a seguir?
Sabemos que nuestras famosas y folclóricas “Revoluciones” a nada bueno conducen. Allí tenemos las de México, Cuba y Nicaragua,
tres revoluciones sangrientas y luminosas que parecían destinadas a más. Y sin
embargo, al final de todo, esos pueblos quedaron peor. No es esa, pues, la ruta hacia el
progreso. ¿El terrorismo? Esa vía tampoco nos lleva a ningún lado
positivo. No se progresa bajo la ley del
miedo.
La
situación para nuestros pueblos es desesperada, porque no solo tenemos al
frente a un enemigo formidable y despiadado el cual tiene una codicia
ilimitada, y no le importa nada más que sus intereses. Y por otra parte, tenemos al enemigo
doméstico no solo en las entrañas de nuestros pueblos, sino al comando de
estos, y siempre se encuentran listos para vendernos por unas cuantas
monedas. ¿Hay alguna esperanza para
nuestros ciudadanos? ¿Estamos destinados
a convertirnos en esclavos de los Estados Unidos? Esta vía, aunque parezca un poco indigna, no
deja de ser una posibilidad más atractiva que lo que nos pueden deparar
nuestros gobiernos. Allí está el ejemplo
de Puerto Rico; una tierra que bajo su condición de colonia, goza del más alto
índice de vida de la
América Latina. Así
que después de todo, deberíamos explorar la posibilidad de convertirnos en
protectorados yanquis, pues eso comprometería a este imperio, por lo menos a
darnos de comer adecuadamente para que podamos producir el banano y el café; y
como no les convendría que sus esclavos se enfermen, también nos darían “buena
medicina”. Y solo eso sería
infinitamente mejor que lo que tienen ahora la mayoría de los pueblos de esta
parte del traspatio yanqui. Habrá que
ver qué dicen las oligarquías. Tendrían
que estudiar la situación, pues una vez que los recursos naturales sean
propiedad de los gringos, ya ellos no podrían disponer a su antojo de los
bienes nacionales. Interesante cuestión.
¿Quiénes tienen la culpa de lo que nos pasa a los latinoamericanos? Porque hay culpables. Eso es indudable; pero un fallo sobre esta
situación es tan difícil y confuso como el que podemos emitir acerca del
terrorismo. Los culpables, que los hay,
no son tan evidentes, ni solamente son aquellos a quienes es más fácil culpar,
como los yanquis o las oligarquías nacionales.
También está la gran MASA DE INDOLENTES. Ahora que hemos entrado en el Milenio
Amerricano, debemos ajustar nuestra
mente a unos nuevos conceptos acerca de
lo que es soberanía, nacionalidad, autonomía y democracia. La libertad se empezará a definir de manera
diferente, y la posibilidad de escoger quedará limitada a una oferta
única. Estamos avisados de nuestro
irremisible futuro, pues con la actitud de nuestros pueblos y gobernantes, no
nos queda otro destino. No hay
milagros en la era de la Globalización. Nosotros somos el relleno del “sangüiche” que otros se
preparan.
Si
le disgustó esta amarga “Chispa”, piense en su contenido y alcance, y
discuta con sus amigos cuál podría ser la alternativa que nos salve de ese
siniestro final que con sus fauces abiertas, parece esperarnos a la vuelta del
camino.
Triste, pero fraternalmente
RIS
Correo
electrónico: rhizaguirre@gmail.com
Blog “LA CHISPA” http://lachispa2010.blogspot.com/
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