miércoles, 26 de diciembre de 2012

88 Los colegios profesionales



88   LA CHISPA                             


Lema:   “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”

LOS COLEGIOS PROFESIONALES

            La Historia nos demuestra que los grandes y verdaderos descubrimientos que conoce la humanidad, no han sido producto del trabajo de grupos, sino de genios individuales; con algunos ayudantes quizás, pero solitarios en esencia.  Pareciera que los genuinos logros de la ciencia están reservados a la mente individual y no a los colectivos.  Ninguna Academia o Colegio ha producido un genio fuera de serie, y ninguno de ellos ha pertenecido a Colegio alguno.  Es más, estos Colegios tienen infinidad de manchones morales en sus respectivas bitácoras, pues son ellos los que se han opuesto, criticado, ridiculizado y hecho escarnio de infinidad de genios que, en algún momento, presentaron hallazgos y conclusiones que contradecían a “la ciencia oficial” de las Academias.  Allí están Galileo, Kepler, Bruno y Servet como testigos.  La Sabiduría real nunca ha sido propiedad exclusiva de los hatos o parvadas, sino de hombres solitarios que, en comunión profunda con la Naturaleza, han recibido de esta la inspiración necesaria para descubrir alguna parte de la Verdad, con la cual se ha ido armando el vasto mosaico de la ciencia moderna.  No, la sabiduría y el conocimiento NO SON ATRIBUTOS EXCLUSIVOS DE LOS COLEGIOS. 
            Allí tenemos a Max Planck, genio extraordinario cuyas teorías constituyen la base de la Mecánica Cuántica, la cual abrió la puerta al mundo subatómico, y les dio los elementos necesarios a otros sabios como W. Heisenberg, L. de Broglie,  E. Schrödinger,  P.A.M. Dirac, M. Born y otros, para que penetraran en un mundo novedoso que se apartaba por completo de la física clásica.  Y este monstruo de la ciencia era un francotirador solitario, al cual, después de sus enormes descubrimientos, todos los Colegios y Academias del mundo nombraron miembro honorario, para disfrutar del esplendor de este genio sin paralelo; pero él no fue el producto de ningún Colegio.  Allí también tenemos a la polaca María Sklodowska-Curie, que en la soledad de su casa, logró la portentosa hazaña de descubrir el radio y el polonio.  Dos veces premio Nobel, y no pertenecía a colegio alguno.  Es cierto que después de su triunfo, todos los Colegios del mundo la inscribieron en sus libros de asociados; pero su trabajo fue en solitario, no producto de aquellos.
            Cervantes no pertenecía a la Real Academia; tampoco Rubén Darío fue miembro de esa Institución ni de ningún colegio; y sin embargo, este último marcó un “antes y un después en la historia de las letras hispánicas.
            Ni Galileo ni Copérnico fueron “colegiados”.  Cristóbal Colón tampoco.  Y es seguro que no ostentaban esa categoría Platón, Sócrates, Leucipo, Demócrito, Erasmo, Virgilio o Víctor Hugo.   En solitario trabajaron Erich Strassman, Otto Hann y Becquerel en sus laboratorios de alquimia.  Es cierto que compartieron, pero lo grandioso de su trabajo, fue producto de la individualidad.  Beethoven era como un pizote, hosco y solitario, y en ese mundo final de sordera produjo en soledad, la más espectacular música que se haya oído en la tierra.  Y no era colegiado ni el producto de un Colegio.
            Entonces, ¿cuál es la utilidad social de los Colegios?  O mejor dicho, ¿cuál es el propósito real de estas organizaciones?  No el de los pretextos justificativos (esos, todos los conocemos de sobra), sino los verdaderos.  ¿Son los Colegios cubiles y reductos de gavillas de mediocres carentes de la luz del genio?  O dicho de otra forma, ¿necesita un hombre de genio el soporte de un Colegio profesional?  Bien sabemos que la enorme masa de la población está formada por mediocres, no importa que sean profesionales y cuál sea su profesión; la mayoría son medianejos y forman esa ilustre capa de la MEDIOCRACIA que permea todos los estratos de nuestra sociedad.  Esa es la causa única de la existencia de los colegios.  El Colegio es el parapeto detrás del cual se agazapan, refugian y protegen los miembros de una determinada profesión. Y eso, como dije en otra “Chispa”, para compensar su falta de fuerza y talento individual, con el respaldo de la manada.  Algo así como los “colegios” que forman los chacales y las hienas.  El hombre de genio o poderoso NO NECESITA de una pacotilla para hacer valer y brillar sus derechos o su  talento.  Solo los inferiores.                                        
Los mediocres son, entre otros defectos, racistas y xenófobos, y por eso necesitan de los colegios espontáneos que se forman fugazmente para ofender, desde el anonimato del tumulto, a los extranjeros que se distinguen.  Es por eso que hay colegiados que prefieren que la población se muera por falta de atención médica, en lugar de que “su” colegio permita el ingreso de especialistas de otros países.  Son los mismos que, por idénticas razones, prefieren que un velo de analfabetismo cubra al país, antes que el Colegio autorice la importación de buenos profesores.  Y encapuchados detrás de los más deleznables pretextos, dejan en claro que la única razón que los mueve es el EGOÍSMO PROFESIONAL.  Que nadie les pueda quitar parte de lo que ellos consideran su feudo particular del cual sacan su pitanza.
Solo los incompetentes son los que necesitan del apoyo oficial (por ley de colegio) para poder ganarse el sustento  en su oficio.  Estos nunca se destacan, solo forman parte del colegio, de “los únicos que tienen derecho a ejercer determinada profesión”.  Son los que una vez colegiados, pueden inscribirse en el Servicio Civil y, por número o palancas, alguien tiene que darles un puesto en alguna rama del gobierno solo porque están colegiados y ocupan el número tal en la lista de espera.  Que sepan o no sepan un carajo es lo de menos.  Estos anodinos son incapaces de subsistir en la calle, en la competencia real.   ¿Cuántos medicuchos que destazan gente en los hospitales del Estado tendrían un cliente en su propia clínica?  ¿Cuántos incompetentes del Derecho sobrevivirían en un bufete particular?  Esa es la causa de los Colegios, y estar “colegiado” es glorioso para ellos.  Son esas legiones de adocenados que, una vez graduados, con mucho gusto cerrarían la escuela en la cual estudiaron.  Y son los mismos mediocres que, una vez viejos, quieren limitar la profesión incluso a sus colegas recién llegados al campo laboral.  Son esos abogados que quisieran que los jóvenes no pudieran ser notarios; o los médicos que desean que todos los recién graduados, tuvieran que prestar un servicio social de veinticinco años en África.
Los mediocres son felices formando organizaciones, corporaciones, gremios, asociaciones y, en fin, todo tipo de Colegios que puedan “defender sus derechos” y les garanticen la exclusiva en el ejercicio de una determinada actividad.  Como si un profesional competente necesitara que alguien lo defienda.  El que es capaz, se hace valer y tiene clientela, y es esta la única que dicta el veredicto final e inapelable de su calidad profesional.  Lo demás, son cuentos de “colegiados”.  Ni siquiera la Universidad ni su hoja de calificaciones pueden decirnos quién es quién en capacidad laboral.
Algunas veces los Colegios parecen olvidar la ética que rige el oficio y se dedican a la defensa, a ultranza, de “colegiados” incapaces que han cometido fraudes y fallas inadmisibles en cualquier campo profesional, sin importar la magnitud del error o los derechos de las personas que han sido perjudicadas.  Allí no parece importar la moral ni la responsabilidad que debe recaer sobre un incompetente.  El Colegio solo está para defender a sus asociados y dictaminar fallos absolutorios a favor a favor de estos.  No importa lo que hayan hecho; aunque eso implique haber matado a un centenar de personas por sobre irradiación o envenenamiento.  Todo mundo sabe la VERDAD, pero esta a nadie le importa en el Colegio.  Solamente la impunidad del “colegiado” es lo que cuenta para aquel. Es una de las razones por la cual se paga la colegiatura puntualmente: para estar a salvo de las consecuencias de la propia incapacidad.  Es un seguro contra la mediocridad.  Los colegios son el refugio de la mediocracia.
Las prostitutas no han formado su colegio solo porque no tienen suficiente influencia política.  ¿Se imaginan si pudieran lograrlo?  Nadie, salvo ellas, podría ejercer la fornicadera de cualquier naturaleza: permanente, ocasional, intermitente, aburrida, emocionante o divertida.  Y si no fuera bajo su revisión o aprobación mediante el timbre oficial del Colegio de Prostitutas, el ejercicio de esa añeja y simpática profesión sería del dominio exclusivo de las “colegiadas”.   ¿Qué les parece?  Colegitis aguda.
Si le gustó esta “Chispa”, hágale copias y distribúyalas como quiera; este periodiquito todavía no está “colegiado”, y su utilización está libre de timbres... por ahora.
           
Colegialescamente
                                   Ricardo Izaguirre S.

Correo electrónico: rhizaguirre@gmail.com

4 comentarios:

  1. Jajá...qué buen cierre. Pero en Europa, las prostitutas tienen sindicatos muy fuertes. Que lo diga la "ciciolina" italiana, que hasta llegó a ser senadora.

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  2. Tampoco estoy de acuerdo con los colegios; son "cotos de caza" para sacarle la plata a quienes "deben" agremiarse a la fuerza. Colegios que no prestan mayor beneficio pero ahí están: sus "staff" ha de ser mantenidos con ls cuotas obligadas que hay que pagar mensualmente. Supongo que estos colegios son, también, mamparas para hacer chorizos y pedir dinero a las cooperantes internacionales.

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  3. El Colegio de Médicos (las "médicas"...¿no están colegiadas?...) es una aberración en materia de privilegios obscenos. Sépase que ese gremio logró imponerse como "techo profesional", por lo que ningún otro gremio pueede ganar más salario que ese. Significa que, toda conquista salarial, cualquier alza, cualquier beneficio en otro gremio, inmediatamente aplica para ewe colegio.

    Yo ignoraba esto. Lo acabo de conocer, porque así fue denunciado por algunos sindicatos, entre ellos la ANEP, a propósito de cuanto se ha generado por la quiebra de la CCSS.

    Quiebra a la que este gremio ha contribuido quizá en el mayor porcentaje, porque la Caja ha sido para este gremio, eso: su "Caja" chica.

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  4. Discrepo un poco en cuanto a la "solitariedad" del geni@. Creo que no hay acto humano que no se apoye en el acto colectivo. Sería imposible. No habría cerebro capaz de inventar. El conocimiento y cuanto se desprende de él es un proceso plural y Planck ni nadie, pudo haber partido de lo inexistente. He estado leyendo en estos días sobre cómo fue el proceso de fabricación de instrumentos, domesticación de animales, en el Neolítico, por parte de neandertales y crogmanones y es increíble. Este proceso involucró a todas las presonas que integraban los clanes. Es más: las carencias existentes, obligaba a que la participación fuese total. Aún niños, niñas, tenían su tarea en el proceso productivo.

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