83 “LA CHISPA" (febrero 2004)
Lema: “En la
indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”
LA CENTRALIZACIÓN
Este modelo es una enfermedad
administrativa que mantiene a este país en una especie de postración funcional,
que le impide el despegue hacia un verdadero desarrollo social, económico y
cultural. “San José es Costa Rica”,
dice un viejo y popular adagio, que parece tener razón en toda la extensión de
su nocivo significado: LA CENTRALIZACIÓN en todos los aspectos de la
vida nacional. Todo depende de San José;
esta ciudad es la locomotora que arrastra a todo el tren
de Costa Rica; y si esta colapsara por alguna razón extraordinaria, la nación
entera se hundiría en la incapacidad administrativa. No existe en el país una ciudad alternativa
que pudiera asumir las responsabilidades de la capital. San José es todo; lo demás son
puebluchos marginales y parasitarios que dependen del cordón umbilical que los
liga con la urbe. Si este se rompiera,
morirían como un feto inútil e incapaz de valerse a sí mismo. Para el ego de los josefinos esto puede ser
motivo de orgullo; pero desde la perspectiva nacional ES UNA
CALAMIDAD. La CENTRALIZACIÓN
es la herencia nociva de los tiempos coloniales, cuando todo dependía de la
casa del gobernador, y nada se movía si no era bajo la aprobación de este
funcionario; él era todo; la luz, la vida, la muerte; el principio y fin de
todas las cosas. Pero ahora, en el
Tercer Milenio, esa forma de gobierno es anacrónica, ineficiente, despreciativa,
arrogante, malvada y obedece únicamente a intereses particulares de grupos
poderosos que tienen su residencia en la capital. Y desde allí, controlan el destino de
toda la Nación, sin importarles un tacaco los intereses o necesidades reales de
los ciudadanos que viven fuera de San José.
¿Cómo es posible que unos cuantos
individuos, diputados, ministros y funcionarios, enajenen los recursos de las
provincias, en acuerdos que hacen caso omiso de la opinión de los habitantes de
esos territorios afectados? ¿Cómo es
posible que en San José se subaste a los mejores postores extranjeros, las
playas y mejores tierras de Guanacaste, sin tener en cuenta las necesidades de
los nativos y sin considerar las posibilidades de desarrollo local? Porque vender ese patrimonio a empresas
mercantilistas a las que no les importa nada más que hacer dinero, no es
beneficiar a ese pueblo. Crear la
posibilidad de trabajos serviles, inseguros, temporales y mal pagados, no es
beneficiar a los nativos. Eso es
fomentar un nuevo tipo de esclavitud al servicio de extranjeros a los que nada
les puede importar el desarrollo de nuestra gente. ¿Por qué todos esos “negocios” con el patrimonio
nacional se hacen en San José, en silencio y a espaldas del pueblo guanacasteco? ¿Por qué el gobierno provincial,
representante de los ciudadanos de esa zona, no tiene voz ni voto en los
asuntos que deberían ser de su exclusiva incumbencia? Muy simple: porque la Argolla del Poder, la
Oligarquía, tiene su lugar de residencia en San José, y desde allí se controla
todo porque “San José es Costa Rica”.
La ineficiencia de la
centralización no es un resultado casual, sino un plan bien estudiado y puesto
en práctica con la mayor precisión imaginable, para que de ella se deriven
beneficios únicamente para la gente que detenta el Poder y vive en San José.
Todas las provincias dependen de San
José de una manera enfermiza e inexplicable.
¿Cómo es posible que para sacar una licencia de conductor haya que venir
a San José desde cualquier rincón del país?
¿Por qué cada provincia no puede tener su registro civil independiente,
que otorgue cédulas de identidad a cada uno de sus nativos? Cada provincia debería tener su propio
Registro de la Propiedad; con funcionalidad independiente del tutelaje
josefino. Esta oficina provincial
debería tener el control absoluto de todos los asuntos que tengan que ver con
los bienes muebles e inmuebles de cada provincia. Con independencia de la capital, aunque con
una subordinación estilo federal, que le dé ensamble y correlación con toda la
estructura gubernamental del país. Cada
provincia debería tener sus oficinas provinciales del Seguro Social, que no
necesiten la aprobación josefina para invertir, construir hospitales o
clínicas; para contratar personal médico o paramédico. Y que tampoco se necesite del visto bueno de
San José para cualquier programa de desarrollo que tenga que ver con las
características de la región. ¿Por qué
una clínica de Talamanca tiene que esperar que San José nombre a un médico o
enfermero para ese lugar? Eso debería
ser competencia del Seguro Regional de Limón.
El gobierno provincial de Limón DEBERÍA ver por los asuntos de interés
de los limonenses, sin tener que esperar meses por la aprobación de San
José. Limón debe determinar sus propios
programas de desarrollo urbanístico, vial, hospitalario, escolar, industrial,
muellero, habitacional, aduanero, pesquero y todo lo demás que solamente atañe
a los limonenses. También un porcentaje fijo del cobro de los impuestos de
Aduana debería ingresar a los fondos del gobierno local para proyectos de
desarrollo portuario.
Cada provincia debe contar con su Universidad
independiente que prepare los profesionales que necesita de acuerdo con su
desarrollo; jóvenes comprometidos con su provincia, y no oportunistas que
solo quieren trabajar en San José.
Cada gobierno provincial debe determinar la clase de educación que
necesita, y hacerse cargo de la preparación de sus maestros.
Los
gobiernos provinciales de Limón y Puntarenas deberían hacerse cargo de los
trabajos y contratos que tengan que ver con Aduanas, carreteras provinciales,
muelles, flotas pesqueras y concesiones a las empresas pesqueras
internacionales. No puede ser que San
José otorgue y cobre por esos permisos, mientras los pescadores nativos
continúan sin recibir ayuda alguna del gobierno central. Si Cartago o Alajuela producen enormes
ingresos a la Hacienda por concepto de su agricultura, ¿por qué deben esperar
que San José les devuelva unos cuantos centavos para construir dos escuelas, un
camino vecinal o un tendido eléctrico?
¿Es acaso que los josefinos consideran retardados mentales a los
habitantes de las provincias, y que estos son incapaces de autogobernarse
eficientemente? Porque querer manejar
todos los hilos del Poder desde San José, no es más que una acción de
prepotencia y menosprecio por la inteligencia y capacidad de los
“provincianos”. ¿Por qué no pueden los
puntarenenses hacerse cargo de manejar, dirigir y desarrollar todo lo que tenga
que ver con materia portuaria, aduanera o pesquera? ¿Por qué tienen que ser unos cuantos sujetos de
San José, los que decidan qué debe hacerse en esa materia, con menosprecio absoluto
de los intereses del pueblo puntarenense?
Desde
San José, la Argolla del Poder solo piensa en los intereses de las cámaras
comerciales que tienen su residencia en la capital. El ciudadano de a pata de Puntarenas les
importa un chayote. De allí viene la CENTRALIZACIÓN. Es una cuestión de intereses económicos
mezquinos al servicio de la Oligarquía.
Ellos no quieren que se les escape ni el mínimo negocio que se pueda
hacer en todo el ámbito nacional. Limón
podría administrar sus parques nacionales y hacer las concesiones turísticas
necesarias para el desarrollo de la provincia.
Pero eso impediría los grandes negocios que hacen los josefinos (la
Argolla) con los contratos que hacen con las transnacionales, y los contratos
madereros. ¿Por qué no puede Limón
hacerse cargo de la exploración petrolera por su cuenta y otorgar los contratos
a las empresas que realizan este trabajo, con independencia de la burocracia
josefina? Desde luego que dentro de un
marco legal nacional (federal) que no comprometa los intereses generales de la
Patria, pero que tampoco solo esté al servicio y beneficio del Gobierno Central
y su capacidad para dilapidar fondos del pueblo en beneficio de unos pocos (como
los CAT).
La
centralización del poder es una aberración que entorpece, limita y obstruye la
funcionalidad del Estado. No puede San
José seguir controlando todo el aparato administrativo de Costa Rica desde el
Zapote. No solo es indeseable, sino que
es inoperante y engorroso; además, cae dentro del área del desperdicio de los
recursos humanos. Porque, ¿qué le puede
importar a un josefino el desarrollo del cantón de Upala o de Talamanca?
Algunos ni siquiera saben dónde quedan esos lugares. ¿Qué saben (pero de
verdad) los diputados de las necesidades de los golfiteños, de los habitantes
de Santa Cruz o de Sixaola? Posiblemente
nada. ¿Y cómo puede un ciudadano de esos
lugares hacerse oír de esa arrogante Asamblea Legislativa que solo vive
inmersa en asuntos de politiquería? ¿O
de los olímpicos que residen en el Zapote?
Y si van al gobierno provincial, ¿qué puede hacer este si todo
depende de San José? Piense en este
asunto, pues ya va siendo hora de que tengamos un gobierno federal, que
funcione en forma práctica y eficiente.
Esa sí sería una buena y necesaria reforma constitucional.
Si
le gustó esta “Chispa”, ya se sabe el resto del cuento. Póngala a circular.
Ricardo
Izaguirre S.
Correo electrónico: rhizaguirre@gmail.com
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país.
Estoy de acuerdo. Un amigo ruso, Sasha, me dijo una vez: "El desarrollo material siempre avanza más rápido que la conciencia". Ajá. La herencia colonial ¡aún persiste! y la centralización es una de ellas. Por dicha, ya se empieza a hablar de la importancia del fortalecimiento de las municipalidades y el traslado de competencias a estas. Mas será un proceso demasiaaaado laaaargo, por el entrabamiento que se vive.
ResponderEliminar¡Cuánta razón tenía mi amigo Sasha!.
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Ricardp, se te echó de menos en la fiesta navideña de Acotar. Nos vemos en enero.Feliz Navidad y adelante con La Chispa.