martes, 21 de enero de 2014

1024 Ocurrencias con autoridad



1024  LA CHISPA              

Lema:  “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”

OCURRENCIAS… CON AUTORIDAD
           
            En relación con las dietas, siempre me he preguntado el porqué debemos tomar ocho (8) vasos de agua por día.  Y jamás he encontrado una respuesta lógica y satisfactoria.  Parece que este mandato no es más que otra ocurrencia con autoridad.  De las que se encuentran plagadas nuestras vidas, y las cuales no cuestionamos para nada.  También hay billones de ellas en la Internet.  ¿Por qué no siete vasos?  Después de todo este es un número místico muy importante, como los siete días de la semana, los siete Poderes ante el Trono, los siete planos de la Naturaleza, etc. etc. etc., como diría Yul Brynner.  ¿O por qué no cinco?  Este es un número lindo y más fácil de tragar que los ocho de casi todas las recetas y dietólogos que salen en Internet, televisión o radio.  O de la plaga de consejeros que todos los días nos cuentan de sus éxitos con los ocho vasos de agua.  Esta es una de las ocurrencias más brillantes que ha salido del arsenal de las armas en contra de la gordura.  “Ocho vasos de agua” es la clave mágica de casi todas las dietas; pero si usted no se los zampa, de nada sirve el resto de las operaciones, y no puede culpar al dietista ni a los medicamentos para rebajar la panza.  ¿Y por qué?  Porque así lo dice el DOCTOR Tal por Cual que sale en la televisión.  ¿Y de dónde sacó ese número?  De su autoridad de DOCTOR.  Además, apoyado en “diversos y variados estudios clínicos realizados en prestigiosas universidades de Europa y los Estados Unidos”.  Es toda una estructura de “AUTORIDAD”.  “Lo dice el DOCTOR  X”, basado en esos estudios misteriosos que nadie sabe dónde se hicieron, pero que todo el mundo da por un hecho que son ciertos y bien justificados.  Como las encuestas políticas. Es una ocurrencia fabulosa basada en el siempre eficaz “principio de autoridad”, y en la estulticia de los consumidores (de lo que sea).
            El Yin Yang sostiene (principio de autoridad) que solo se debe tomar agua cuando hay sed; que de lo contrario, se carga a los riñones con un trabajo innecesario.  Parece lógico ¿no es cierto?  Beber agua sin sed es como comer sin hambre.  Algo que puede (o debe) ser perjudicial.  Pero este principio de autoridad no ha sido muy “publicitado” y, por lo tanto, carece de la fuerza de “los ocho vasos de agua”.  El principio de autoridad nos envuelve, nos domina, nos arrastra y pone nuestros bolsillos y vidas a la orden de los que tengan más ingenio para inventar dogmas de esta categoría.  ¿Se acuerdan de la baba de caracol?  En su momento constituyó lo último en materia de juventud; en la magia número uno para eliminar las arrugas.  Aún se sigue utilizando, aunque ya no con tanta fe.  Fue una ocurrencia genial que hizo millonarios a sus inventores. 
            Estas ocurrencias con autoridad son lo último en materia comercial, social y política.  En el comercio llevan ríos de oro a sus creadores; en el campo social, revolucionan el pensamiento de las masas en ciertas direcciones que pueda requerir el sistema; y en política, constituyen la panacea de los alquimistas.  ¿Por qué ocho vasos y no nueve?  Cualquier tonto puede entrar en la política y, si tiene una ocurrencia con la suficiente “autoridad”, puede resultar Presidente o Diputado.  Todo es materia de sugestión.  ¿Por qué no seis vasos?  ¿O tres?  En el comercio basta que algún producto sea patrocinado por una marca conocida, para que de inmediato logre ventas astronómicas.  Y ni qué decir del campo de la medicina populachera, en la cual hay remedios mágicos para todo.  Tanto es así, que las farmacéuticas tradicionales, casi de inmediato lanzaron sus baterías de “Medicina Natural” para todas las enfermedades, incluyendo el cáncer.   Se soltaron a los “ocho jinetes” del Apocalipsis farmacéutico y nos invadieron de medicinas milagrosas, llenas de “autoridad”.   Sin certificación, sin seguridad alguna, sin profesionales aptos ni conocedores de la dosificación médica.  Pero eso qué importa, tienen “autoridad” televisiva, radial, y por Internet.  ¿Por qué ocho vasos de agua?  ¿Podría alguien explicármelo?  Desde luego que como toda moda, pasa el revuelo y hay que reinventar algo más con qué esquilmar a las víctimas de la autoridad.  Entonces se inventa o se reutiliza el viejo principio de la “Certificación”,  y empiezan a aparecer nuevas marcas (que son de los mismos fabricantes) con “certificación de origen” de los Estados Unidos o de algún país europeo.  O de China, o de la India.  Eso es lo de menos, la cuestión es que el producto sea “certificado”.  Eso lo vuelve mágico. Todo es cuestión de dialéctica.  Ahora a los productos chinos, indios o taiwaneses se les llama “de Oriente”.  Eso suena más autoritativo que decir chino, indio o taiwanés, nombres que son sinónimo de barato y mala calidad... pero ya certificados es otra cosa. 
            ¿Por qué ocho vasos?  Y como era de esperar, ya apareció la MGN, una empresa que vende solo medicinas “certificadas” por la NBA de los Estados Unidos, lo cual nos llena de seguridad y fe en esos productos, a la vez que pone en precario a las otras que no estén certificadas.  Así que pronto se impondrá el boom de la “certificación”.  La autoridad farmacéutica en acción.
            ¿Por qué no quince vasos?  Y finalmente, tenemos el campo en donde las ocurrencias alcanzan niveles inimaginables para una cabeza medianamente cuerda: la política.   Es aquí donde las salidas más alocadas adquieren, gracias a la pasión y simpleza de la gente, la categoría de “programas de gobierno”.  En este feraz terreno es lícito incluso, prescindir del principio de autoridad.  Aquí cualquier chifladura se convierte en material de campaña, temática y motivo para discusiones televisivas llenas de patrocinadores.  Aquí la autoridad emana del simple hecho de ser CANDIDATO.  No importa que el sujeto no sepa un carajo de política, economía o historia.  Es el Candidato, y eso le da el derecho de hablar cualquier burrada en radio y televisión; incluso saturar la Internet y las redes sociales con sus ocurrencias disfrazadas de  “programas de gobierno”.  ¿Qué le hace creer a un sujeto que tiene el cinco por ciento de la intención del voto que puede llegar a ser presidente o diputado?  ¿Qué tipo de enredo hay en el magín de estos individuos?  ¿Será algo semejante a lo de los ocho vasos de agua?  Nadie puede adivinar qué es lo que pasa por la jupa de estos sujetos; y mucho menos, por qué se toman tan en serio.  Pero lo más sorprendente de todo es el nivel “ocurrentero” del pueblo.  Durante décadas y siglos de llevar garrote, no parece haber aprendido nada y, ante la nueva campaña, brotan en su mente infinidad de “ideas” rayanas en el desatino.  El mundo de la fantasía toma por asalto las cocas de millones de votantes que, lejos de ser realistas y demandar una conducta responsable de sus líderes, se suman a la locura imaginativa de “programas de gobierno” que solo son producto de la improvisación; de la reiteración de las mismas propuestas o de la irresponsabilidad de los candidatos.
            ¿Por qué no cuatro vasos?  ¿Cómo es que cualquier hijo de vecina tiene la ocurrencia de que él o ella es el indicado para ser Presidente-a?  ¿De dónde salen semejantes “ideas”?  Del mismo reservorio de donde los votantes conciben la inocentada de que las cosas van a mejorar con el nuevo gobierno (que siempre es el mismo).  Y después de que el nuevo “Salvador-a” llega al poder (¿?) de mentirillas, continúa la serie de disparates gubernativos que solo daño producen al pueblo; pero ingentes beneficios al Gobierno de Verdad, a los mismos de siempre.  A los que sí saben qué es lo que se hace con el Poder de Verdad, aunque nunca dicen en beneficio de quién.  A los que no viven de ocurrencias sino de realidades bien probadas y aprovechadas.  ¿Por qué no once vasos?
                                               Pregunta retórica: ¿Pasa esto en sus países?
                        Ocurrentemente
                                                   RIS                Correo: rhizaguirre@gmail.com
Entrada a blog “LA CHISPA”          http://lachispa2010.blogspot.com/

           

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