martes, 21 de enero de 2014

1023 Los candidatos y sus "programas"



1023   LA CHISPA            
Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”.
LOS CANDIDATOS  Y  SUS  “PROGRAMAS”
            Los programas-cliché de los candidatos a la presidencia son casi idénticos, por lo tanto, casi da lo mismo votar por uno o por otro.  Todos son tibios como diría san Pablo, nada que se salga de los límites fijados por la camarocracia a todos los que aspiran a gobernar dentro del sistema “democrático” que nos rige.  Y es por eso que todos se declaran demócratas y cristianos, con lo cual firman el pacto de sumisión ante la oligarquía y la Iglesia.  Y casi todos le tienen terror a la palabra comunista.  Es por eso que entre ellos no hay comunistas ni radicales, ni populistas ni reformadores que incomoden al sistema; todo es dentro del sistema.  El abanico ideológico de esta gente se extiende desde el centro hacia la derecha, lo suficiente como para no irritar al “establishment”.  Es por eso que la palabra comunista o cualquier pariente de esta, es vista como una herejía política que, de inmediato, desautoriza a cualquiera que se atreva a situarse en ese terreno.  Ese mote aterroriza a los candidatos, y cada uno de ellos trata de ubicarse lo más lejos posible de la zona colorada, aunque esto ya nada signifique políticamente.  El comunismo ya solo es un instrumento histórico de descalificación.  Inocuo en esencia, pero muy útil para restar credibilidad a cualquier candidato molesto, dada la pobre opinión que tienen de los comunistas las masas votantes; o ante los horrores que puedan estos realizar coludidos con los “grandes poderes mundiales” de la izquierda.  Como Venezuela.  Todavía sigue siendo un fantasma de gran utilidad política.
            También esta gente se cuida de aproximarse mucho a la derecha, dado que esta no suele ser muy popular entre la gente pobre, la inmensa mayoría de la población.  Así que todos los CANDIDATOS están situados desde los tres cuartos de la izquierda hasta tres cuartos de la derecha del abanico.  Y desde ahí, con sumo cuidado, han elaborado sus “programas” de gobierno que son absolutamente respetuosos del SISTEMA.  De un sistema cuestionado que deja mucho que desear.  Veamos lo que TODOS nos ofrecen:
            Todos ofrecen cerrar la brecha social, crear millares de puestos de trabajo, mejorar la seguridad ciudadana, aumentar los salarios, dar empleo a más jóvenes; sanear el Seguro Social, repartir la riqueza más justamente, crear programas de vivienda, eliminar la burocracia, optimizar la educación y ofrecer miles de becas a los jóvenes, facilitar los préstamos bancarios, darle prioridad al sector agrícola; atender la micro y mediana empresa, profesionalizar a la policía, eliminar las “trabas”, ajustar las pensiones; fijar los precios de la canasta básica, dar más oportunidades, rescatar los valores nacionales, estimular las inversiones extranjeras, traer dos o tres millones de turistas, agilizar la banca etc. etc.  El mismo chascarrillo, el mismo telele.  Con diferente musiquita y algunas variantes, pero lo mismo.  La misma charlatanería de todas las campañas, el mismo y manido cliché.  La misma fórmula populachera sin ningún objetivo claro ni realista.  Una propaganda organizada por publicistas romos y sin imaginación, pues confían plenamente en la estolidez del votante; solo se trata de prometer y prometer a destajo, sin la menor consideración acerca del realismo de las simplezas que prometen a diestro y siniestro.  Algo así como la campaña de “Open English.com”, pero carente del ingenio de estos anuncios.  Y solo nos falta que nos rematen sus tonterías diciéndonos que: “Se aplican restricciones”.
            Todos ellos saben que lo que dicen y ofrecen son MENTIRAS, y aún así, las siguen repitiendo sin cesar, sin el menor sonrojo; ellos confían en la mentalidad partidista que prima en el pueblo.  En los miedos que han sembrado en este, y en la tolerancia que tratan de conquistar de parte de la oligarquía, la jueza suprema de todo el proceso político, digan lo que digan en contrario. 
            ¿Cómo y de dónde van a crear medio millón de puestos de trabajo?  ¿Cómo van a hacer que la burocracia se convierta en eficiente?  ¿Por arte de magia?  ¿Cómo agilizar a semejante iguanodonte?  Se cuidan muy bien de explicar cómo van a hacer más eficaz al Seguro Social, a pesar de que todos sabemos la fórmula. Pero decirlo, significa ponerse en contra de fuerzas terroríficas que son intocables.  ¿Cómo van a cerrar la brecha social?  ¿Por ensalmo?  ¿De dónde saldrá el dinero para un plan de vivienda general de buena calidad?  El pueblo no tiene memoria”, parece ser la máxima en la que se apoyan estas repetitivas y aburridoras campañas que no son más que una danza sobre el papel de arroz; un esfuerzo casi ridículo de un grupo de individuos que trata, desesperadamente, de quedar bien con dos amos: la Oligarquía y el Pueblo.  Y eso NO puede ser.  NO SE PUEDE SERVIR A DOS SEÑORES.  Y ellos lo saben muy bien… también el pueblo.
            ¿Por qué no señalan el origen y raíz de todos los males de este país?  ¿Y por qué no dicen de qué manera van a implementar una metodología draconiana para poner término a la corrupción que impera en todos los estratos de nuestra sociedad?  ¿Por qué no hablan de un sistema impositivo (tributación) que sea el producto de un estudio técnico científico?  Algo así como el de USA, Suiza o Alemania.  Pero que este no sea producto de  de conciliábulos entre partidos políticos y sus amos de la “camarocracia”.  De esos remedos de reformas hemos visto miles.  Con solo hacer que cada uno pague en proporción a sus ingresos, bastaría para hacer rebalsar las arcas de erario.  Es ahí donde reside la peor corrupción de este país; la evasión fiscal en todos los niveles, alcanza cifras del orden de los cientos de miles de millones.  Pero ¿cómo piensan hacer eso?  ¿Apelando al patriotismo y buena voluntad de esos violadores?  Eso es lo que queremos oír de los candidatos: su compromiso irrevocable para crear y hacer cumplir una justa ley fiscal.  Eso sería suficiente para resolver el ciento por ciento de los problemas monetarios de este país.  Pero ¿quién de los candidatos se atrevería a decir semejante herejía política?  ¿Quién le pone el cencerro al miura?
            ¿Qué candidato se compromete a eliminar las pensiones de lujo de cientos, miles de profesionales que siguen ejerciendo sus profesiones?  ¿Quién se compromete a darle de baja a los miles de funcionarios incompetentes que plagan la Administración Pública?  ¿Quién se compromete a hacer que los patronos morosos le paguen a la Caja los cientos de miles de millones que le deben?  So pena de cárcel o incautación de sus empresas.  ¿Quién de ellos tiene un plan realista para enfrentar la corrupción generalizada que impera en el gobierno y en sus relaciones con las empresas privadas proveedoras de “servicios” variados?  ¿Quién de ellos se compromete en la creación de un Nuevo Código Penal que realmente atemorice a los delincuentes?  Casi todos estos candidatos son tímidos y no se atreven a comprometerse en la toma de decisiones que impliquen el peligro de perder votos; así que todo lo reducen a un juego de sombras, a promesas difusas que nada dicen ni los compromete.  Al fin y al cabo, la gente aguanta y, una vez montados, qué importa lo demás.
            Esta mascarada electoral no es más que una gran burla en donde el pueblo tiene todas las de perder, y unos pocos, todas las de ganar.  Pero el problema real NO son las elecciones ni la calidad de los candidatos sino la naturaleza del sistema y cómo se maneja, pues de nada sirve lo que alguno de ellos pueda discurrir en beneficio del pueblo: están atados de pies y manos mediante mecanismos sutiles, casi invisibles pero poderosos.  Ningún candidato (del partido que sea) puede salirse del guacal.  Nadie escapa del diseño básico de gobierno que ha sido creado a la medida de los intereses de la oligarquía.  El presidente que se opone a él, es triturado por esa maquinaria de poder despiadado.  Que lo diga la Muchacha.  Es por ese conocimiento de la realidad, que todos los candidatos son casi iguales, tienen el mismo discurso y prometen las mismas tonterías que todos sabemos son imposibles de realizar dentro del sistema político que nos gobierna.  Es por eso que todos los discursos son iguales, lo mismo que las promesas.  Son tan aburridores como las noticias de La Gaceta.
            Electorerescamente                             RIS              Correo: rhizaguirre@gmail.com


           

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