1013 “LA CHISPA”
Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”
LOS HIJOS INDESEADOS (Para meditar un poquito)
Tradicionalmente las sociedades han confiado, de una manera muy turbia, que el control del crecimiento de la población, bien podía estar en las manos de las mujeres; se suponía que estas eran lo suficientemente juiciosas como para ejercer esa labor de manera eficiente, sin que llegáramos a la explosión demográfica que algunos dicen que estamos viviendo. Pero, por la situación actual, se deduce que no han sido lo suficientemente capaces para mantener este problema a raya, y que este las ha excedido por las más diversas razones. Y en vista de que no pueden ejercer un dominio adecuado, los hombres tenemos la obligación de participar de manera más activa en la solución de este lío. Pero antes de seguir, debemos preguntarnos: ¿de dónde sale esa locura femenina por tener hijos e hijos e hijos e hijos… sin límite, sin consideración alguna por nada ni por nadie; ni siquiera por ellas mismas? ¿Cuál es el propósito, si es que hay alguno, de semejante empeño? Aparte de las respuestas cajoneras del Manual, quisiéramos escuchar de las damas, algunas RAZONES que justifiquen la manía de tener hijos. Nada de las consabidas explicaciones emocionales, sino RAZONES que hagan válido semejante suicidio personal y social.
Mucho agradecería de las señoras que leen esta “Chispa” que nos dieran algunas razones por las cuales las mujeres se
llenan de hijos. Esto es muy serio, y
por eso les pedimos que no utilicen pretextos románticos o dogmas entresacados
del “Manual Social de la Maternidad”. ¿Por qué una mujer de este tiempo sale
embarazada? ¿“Deber”? ¿Compromiso biológico? ¿“Mujereidad”? ¿Artimaña familiar? ¿Ganas de
ser mujer?
En épocas pasadas, de mediados del siglo XX para atrás,
existía plena justificación para los embarazos indeseados, pero a partir de la
fecha cuando se inventaron los anticonceptivos, no existe razón alguna para
verse obligadas a tener hijos
problemáticos. Fíjense que en este
tiempo, cuando hay más educación, anticonceptivos gratis, instrucción
específica al respecto y mil ayudas más, es cuando más niños traen al mundo las
mujeres “modernas, civilizadas, avispadas
e independientes” del tutelaje masculino.
Ahora que tienen a su alcance esa “liberación”, es cuando más incurren
en el disparate de tener hijos y más hijos.
Incluso van a ciertas clínicas y se inyectan un crío (un espermatozoide
o un óvulo fecundado tecnológicamente).
Si una persona sola e independiente es totalmente feliz y libre de hacer
lo que le da la gana, ¿por qué ha de ponerle grilletes a su vida
comprometiéndose de por vida con una criatura que habrá de esclavizarla para siempre? Y
eso lo saben todas las mujeres; todas han visto ese patrón siniestro en sus
propias familias, en infinidad de hogares.
Siempre fatal, siempre terrible, no importa todas las tonterías y
justificaciones que se hayan aprendido del “Catecismo social o religioso”. El resultado final siempre es el mismo: una pesadilla. No importa cuánto doren la píldora.
Las féminas practican con la maternidad, un juego
inexplicable a la razón. ¿Qué lleva a
una dama a tener hijos en condiciones inaceptables para el sentido común? ¿Qué
locura es la que conduce a una mujer, sirvienta de oficio, a tener media docena
de hijos de diferentes padres, como si se tratara de un muestrario? ¿No es
suficiente un hijo para probarse todo lo que una mujer quiere demostrarse como
madre y otras ideas perniciosas que le hayan embutido en su cabeza? No parecen darse cuenta de que un hijo es
“una carga” para toda la vida. No es
algo que se puede devolver cuando se aburren o les pesa demasiado; es un fardo
del cual nada, salvo la muerte, las puede separar. ¿Qué sucede en la cabeza de una mujer que,
sabiendo eso con el primer hijo, continúa de manera pertinaz llenándose de
chiquillos hasta completar la media docena o más? No puede ser amor traer al mundo a pasar
calamidades a unas criaturas que estaban “bien” sin existir. Y ya no pueden alegar el asunto de la
ignorancia, el “accidente” o el descuido, pues tal situación NO SE DEBE, NO SE PUEDE TOMAR A LA LIGERA como
una aventurilla sexual cualquiera, pues cuando se tienen tres o cuatro hijos,
no se puede jugar a la ruleta rusa con el sexo. Tampoco pueden pretextar la falta de
educación o ayuda social y médica. No existe explicación sensata a semejante
irresponsabilidad. Ni siquiera un
matrimonio estable justifica el disparate de tener media docena de hijos que,
se quiera o no, son un estorbo.
Históricamente las mujeres se han prestado para
propósitos incomprensibles tales como ser productoras de “soldados para la
patria” y otras majaderías semejantes.
Las mujeres han sido consideradas como si fueran fábricas de fusiles o
bombas; y han colaborado voluntariamente, cuando debió ser lo contrario. Por eso deben ser relevadas como actoras
únicas de esa decisión; porque no han
sabido hacer uso juicioso de la divina facultad que poseen, y han hecho de esta,
una refinada metodología de tortura. Una
actividad que debería ser de júbilo, la han convertido en masoquismo puro. Hay millones de mujeres que quieren probar
su “mujerío” y ser madres solteras; y hay otras que pretenden atrapar a su
hombre mediante los hijos, recurso inútil, como es bien sabido. También las que quieren darle un hijo a su “amor”,
para que conserve su especie y eternice su apellido, como si cualquier Pérez
patas vueltas fuera el duque de Windsor.
Y aunque estas extremistas son una minoría, existe esa vasta masa de indolentes que está llevando al mundo a
la gran catástrofe. Sabemos que si
alguien está vacío, nada de afuera puede llenarlo; así que la teoría de que los
hijos complementan la vida de una mujer, solo es un pretexto para seguirse
escondiendo; no es ese el camino de la liberación femenina.
En esta época, cuando hicieron eclosión las técnicas
anticonceptivas baratas y prácticas que no requieren de la aprobación de los
hombres, la mujer que sale embarazada NO TIENEN
JUSTIFICACIÓN ALGUNA, y debe cargar con su cruz sin derecho a protestar ni
decir nada. Ahora que la información y
ayuda está al alcance de todas, no cabe pretexto alguno que justifique esa
inundación de niños indeseados. Ahora
se habla abiertamente de este tema que antes era “pecaminoso” y terreno
prohibido. Ahora las mujeres saben muy
bien que el problema no es fornicar, ya que la virginidad se ha devaluado casi por
completo. El lío es fornicar sin la debida precaución. Antes se contenían por el miedo a perder “la
honra” y no llegar puras al
altar. Pero ahora eso son cuentos de
camino, y se puede hablar abiertamente de lo que sí es importante. Y esto es el hecho de no salir embarazadas
por descuido, indolencia o cálculo. Es
demasiado lo que se juega como para tomarlo tan a la ligera como lo hacen las
mujeres. Así que si tienen tanta
información y medios a su alcance para evitar los hijos indeseados ¿por qué continúan con esa conducta suicida que tiene a
nuestras sociedades al borde de la tragedia, y a los hogares en estado de
permanente hambruna y calamidades financieras?
Tercermundismo.
Esa es la razón por la cual hemos llegado a la conclusión
de que las mujeres solas no están capacitadas
para solucionar este problema; que los hombres deben ser involucrados en
esta situación. ¿Y cómo? Ese será el tema de la próxima “Chispa” que espero se elaborada con el
aporte de todos y todas mis amigos-as lectores-as. En la próxima “Chispa” se hará un esbozo del
plan que pondremos a consideración de todos ustedes, hombres y mujeres. Antes la paternidad se podía ejercer
irresponsablemente, pero ahora que existen las pruebas del ADN, el hombre ha
adquirido un nuevo perfil en este drama.
Antes solo “se quitaba el tiro” y negaba la cría; ahora no puede hacer
eso, y tal situación, lo obliga a participar en la solución de este
problema. Por eso, están involucrados en
la prevención de esta conducta irresponsable que produce tantos niños
indeseados. Este es el gran drama de los
países tercermundistas, digan lo que digan los catecismos religiosos o
sociales.
Paternalescamente
RIS Correo: rhizaguirre@gmail.com
Entrada
al blog “LA CHISPA”
http://lachispa2010.blogspot.com
Muy interesante el tema, cuya respuesta no es tan fácil. Hemos de remontarnos a la lejana historia, allá por el Neolítico, cuando surge el PATRIARCALISMO. Es la época de la división sexual, la cual permanece hasta nuestros tiempos (gracias a la lucha liberadora de las mujeres, apoyadas por mentes masculinas preclaras, algunas cosas han cambiado).
ResponderEliminarEn tal división sexual se asignó al hombre el espacio "público" y a las mujeres el "privado" (o doméstico). Dentro de las asignaciones estaba PARIR para varios efectos, entre ellos el de dotar de mano de obra. Tal "asignación" se hace acompañar de "subliminaciones" sagradas, no en balde se comparaba (y se sigue comparando) a la madre con la Divinidad (virgen María en el cristianismo).
Estamos, pues, ante un ARQUETIPO que se refuerza en la familia, la escuela, la iglesia, la comunidad. Juega un gran papel la publicidad; no por casualidad el DIA DE LAS MADRES es el día que más vende.
Por dicha, poco a poco, el arquetipo ha ido sufriendo fisuras; conforme pase el tiempo caerá por su propio peso. Mientras perviva, seguiremos viendo a las mujeres embarazándose. Si no lo hacen, no se "completan" como mujer, según la representación arquetípica (antiquísima, pero vigente).
En la trampa del "maternaje" caen tirias y troyanas; es natural; se obedece a un mandato que está inserto en los genes, en el alma. Casi convertido en instinto. No en balde se habla de "instinto maternal". No en balde se está en contra del aborto. Son variantes del mismo tema.
¡Viva la liberación femenina!
LOPE