sábado, 23 de noviembre de 2013

1013 Los hijos indeseados



1013   LA CHISPA      

Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”

LOS HIJOS INDESEADOS             (Para meditar un poquito)    
            
         Tradicionalmente las sociedades han confiado, de una manera muy turbia, que el control del crecimiento de la población, bien podía estar en las manos de las mujeres; se suponía que estas eran lo suficientemente  juiciosas como para ejercer esa labor de manera eficiente, sin que llegáramos a la explosión demográfica que algunos dicen que estamos viviendo.  Pero, por la situación actual, se deduce que no han sido lo suficientemente capaces para mantener este problema a raya, y que este las ha excedido por las más diversas razones.  Y en vista de que no pueden ejercer un dominio adecuado, los hombres tenemos la obligación de participar de manera más activa en la solución de este lío.  Pero antes de seguir, debemos preguntarnos: ¿de dónde sale esa locura femenina por tener hijos e hijos e hijos e hijos… sin límite, sin consideración alguna por nada ni por nadie; ni siquiera por ellas mismas?  ¿Cuál es el propósito, si es que hay alguno, de semejante empeño?  Aparte de las respuestas cajoneras del Manual, quisiéramos escuchar de las damas, algunas RAZONES que justifiquen la manía de tener hijos.  Nada de las consabidas explicaciones emocionales, sino RAZONES que hagan válido semejante suicidio personal y social.
            Mucho agradecería de las señoras que leen esta “Chispa” que nos dieran algunas razones por las cuales las mujeres se llenan de hijos.  Esto es muy serio, y por eso les pedimos que no utilicen pretextos románticos o dogmas entresacados del “Manual Social de la Maternidad”.  ¿Por qué una mujer de este tiempo sale embarazada?  ¿“Deber”?  ¿Compromiso biológico?   ¿“Mujereidad”? ¿Artimaña familiar? ¿Ganas de ser mujer?
            En épocas pasadas, de mediados del siglo XX para atrás, existía plena justificación para los embarazos indeseados, pero a partir de la fecha cuando se inventaron los anticonceptivos, no existe razón alguna para verse obligadas a tener hijos problemáticos.  Fíjense que en este tiempo, cuando hay más educación, anticonceptivos gratis, instrucción específica al respecto y mil ayudas más, es cuando más niños traen al mundo las mujeres “modernas, civilizadas, avispadas e independientes” del tutelaje masculino.  Ahora que tienen a su alcance esa “liberación”, es cuando más incurren en el disparate de tener hijos y más hijos.  Incluso van a ciertas clínicas y se inyectan un crío (un espermatozoide o un óvulo fecundado tecnológicamente).  Si una persona sola e independiente es totalmente feliz y libre de hacer lo que le da la gana, ¿por qué ha de ponerle grilletes a su vida comprometiéndose de por vida con una criatura que habrá de esclavizarla para siempre?  Y eso lo saben todas las mujeres; todas han visto ese patrón siniestro en sus propias familias, en infinidad de hogares.  Siempre fatal, siempre terrible, no importa todas las tonterías y justificaciones que se hayan aprendido del “Catecismo social o religioso”.  El resultado final siempre es el mismo: una pesadilla.  No importa cuánto doren la píldora.
            Las féminas practican con la maternidad, un juego inexplicable a la razón.  ¿Qué lleva a una dama a tener hijos en condiciones inaceptables para el sentido común? ¿Qué locura es la que conduce a una mujer, sirvienta de oficio, a tener media docena de hijos de diferentes padres, como si se tratara de un muestrario? ¿No es suficiente un hijo para probarse todo lo que una mujer quiere demostrarse como madre y otras ideas perniciosas que le hayan embutido en su cabeza?  No parecen darse cuenta de que un hijo es “una carga” para toda la vida.  No es algo que se puede devolver cuando se aburren o les pesa demasiado; es un fardo del cual nada, salvo la muerte, las puede separar.  ¿Qué sucede en la cabeza de una mujer que, sabiendo eso con el primer hijo, continúa de manera pertinaz llenándose de chiquillos hasta completar la media docena o más?  No puede ser amor traer al mundo a pasar calamidades a unas criaturas que estaban “bien” sin existir.  Y ya no pueden alegar el asunto de la ignorancia, el “accidente” o el descuido, pues tal situación NO SE DEBE, NO SE PUEDE TOMAR A LA LIGERA como una aventurilla sexual cualquiera, pues cuando se tienen tres o cuatro hijos, no se puede jugar a la ruleta rusa con el sexo.   Tampoco pueden pretextar la falta de educación o ayuda social y médica.  No existe explicación sensata a semejante irresponsabilidad.  Ni siquiera un matrimonio estable justifica el disparate de tener media docena de hijos que, se quiera o no, son un estorbo.
            Históricamente las mujeres se han prestado para propósitos incomprensibles tales como ser productoras de “soldados para la patria” y otras majaderías semejantes.  Las mujeres han sido consideradas como si fueran fábricas de fusiles o bombas; y han colaborado voluntariamente, cuando debió ser lo contrario.  Por eso deben ser relevadas como actoras únicas de esa decisión; porque  no han sabido hacer uso juicioso de la divina facultad que poseen, y han hecho de esta, una refinada metodología de tortura.  Una actividad que debería ser de júbilo, la han convertido en masoquismo puro.   Hay millones de mujeres que quieren probar su “mujerío” y ser madres solteras; y hay otras que pretenden atrapar a su hombre mediante los hijos, recurso inútil, como es bien sabido.  También las que quieren darle un hijo a su “amor”, para que conserve su especie y eternice su apellido, como si cualquier Pérez patas vueltas fuera el duque de Windsor.  Y aunque estas extremistas son una minoría, existe esa vasta masa de indolentes que está llevando al mundo a la gran catástrofe.  Sabemos que si alguien está vacío, nada de afuera puede llenarlo; así que la teoría de que los hijos complementan la vida de una mujer, solo es un pretexto para seguirse escondiendo; no es ese el camino de la liberación femenina. 
            En esta época, cuando hicieron eclosión las técnicas anticonceptivas baratas y prácticas que no requieren de la aprobación de los hombres, la mujer que sale embarazada NO TIENEN JUSTIFICACIÓN ALGUNA, y debe cargar con su cruz sin derecho a protestar ni decir nada.  Ahora que la información y ayuda está al alcance de todas, no cabe pretexto alguno que justifique esa inundación de niños indeseados. Ahora se habla abiertamente de este tema que antes era “pecaminoso” y terreno prohibido.  Ahora las mujeres saben muy bien que el problema no es fornicar, ya que la virginidad se ha devaluado casi por completo.  El lío es fornicar sin la debida precaución.  Antes se contenían por el miedo a perder “la honra” y no llegar puras al altar.  Pero ahora eso son cuentos de camino, y se puede hablar abiertamente de lo que sí es importante.  Y esto es el hecho de no salir embarazadas por descuido, indolencia o cálculo.  Es demasiado lo que se juega como para tomarlo tan a la ligera como lo hacen las mujeres.   Así que si tienen tanta información y medios a su alcance para evitar los hijos indeseados ¿por qué continúan con esa conducta suicida que tiene a nuestras sociedades al borde de la tragedia, y a los hogares en estado de permanente hambruna y calamidades financieras?  Tercermundismo.
            Esa es la razón por la cual hemos llegado a la conclusión de que las mujeres solas no están capacitadas  para solucionar este problema; que los hombres deben ser involucrados en esta situación.  ¿Y cómo?  Ese será el tema de la próxima “Chispa” que espero se elaborada con el aporte de todos y todas mis amigos-as lectores-as.  En la próxima “Chispa” se hará un esbozo del plan que pondremos a consideración de todos ustedes, hombres y mujeres.   Antes la paternidad se podía ejercer irresponsablemente, pero ahora que existen las pruebas del ADN, el hombre ha adquirido un nuevo perfil en este drama.  Antes solo “se quitaba el tiro” y negaba la cría; ahora no puede hacer eso, y tal situación, lo obliga a participar en la solución de este problema.  Por eso, están involucrados en la prevención de esta conducta irresponsable que produce tantos niños indeseados.  Este es el gran drama de los países tercermundistas, digan lo que digan los catecismos religiosos o sociales. 
            Paternalescamente
                                               RIS                                         Correo:   rhizaguirre@gmail.com
Entrada al blog “LA CHISPA”          http://lachispa2010.blogspot.com

           

1 comentario:

  1. Muy interesante el tema, cuya respuesta no es tan fácil. Hemos de remontarnos a la lejana historia, allá por el Neolítico, cuando surge el PATRIARCALISMO. Es la época de la división sexual, la cual permanece hasta nuestros tiempos (gracias a la lucha liberadora de las mujeres, apoyadas por mentes masculinas preclaras, algunas cosas han cambiado).

    En tal división sexual se asignó al hombre el espacio "público" y a las mujeres el "privado" (o doméstico). Dentro de las asignaciones estaba PARIR para varios efectos, entre ellos el de dotar de mano de obra. Tal "asignación" se hace acompañar de "subliminaciones" sagradas, no en balde se comparaba (y se sigue comparando) a la madre con la Divinidad (virgen María en el cristianismo).

    Estamos, pues, ante un ARQUETIPO que se refuerza en la familia, la escuela, la iglesia, la comunidad. Juega un gran papel la publicidad; no por casualidad el DIA DE LAS MADRES es el día que más vende.

    Por dicha, poco a poco, el arquetipo ha ido sufriendo fisuras; conforme pase el tiempo caerá por su propio peso. Mientras perviva, seguiremos viendo a las mujeres embarazándose. Si no lo hacen, no se "completan" como mujer, según la representación arquetípica (antiquísima, pero vigente).

    En la trampa del "maternaje" caen tirias y troyanas; es natural; se obedece a un mandato que está inserto en los genes, en el alma. Casi convertido en instinto. No en balde se habla de "instinto maternal". No en balde se está en contra del aborto. Son variantes del mismo tema.

    ¡Viva la liberación femenina!

    LOPE

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