1051 “LA CHISPA”
Lema: “En la indolencia cívica del
ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”
¿TIENE
USTED MENTE CONFLICTIVA?
El peor peligro intelectual que enfrentamos
los humanos no viene de fuera sino que es un quintacolumnista residente en
nuestro interior; uno que tiene el control casi absoluto de nuestros
pensamientos y emociones: la mente. Es
el más terrible acosador que goza de impunidad total para hacer lo que le da la
gana, aun en contra de nuestra voluntad y conveniencia. Casi nadie (para ser generoso) se encuentra
en control de su mente, a pesar de todo lo que podamos alegar como pruebas de
lo contrario. Todos tenemos una mente
frenética en alguno del infinito número de grados de esta condición. Todos sabemos esto, a pesar de los autoengaños que pretendemos
hacernos. Sobran libros, tesis, cursos
por correspondencia, religiones, sicólogos y expertos en “el dominio de la
mente”, pero todos sabemos que tal cosa es un fraude. No importa lo que nos digan los “cuentos orientales” en relación con los
grandes maestros de la India o de China y su dominio sobre la mente; son
cuentos, pues es el mismo señor Krishna quien admite ante su primo Arjuna, la imposibilidad
de dominar a tan rebelde e individualista componente de nuestro ser. Todo lo demás son historietas religiosas o
metafísicas que nos hablan de seres excepcionales (que nadie ha conocido) que
tuvieron el dominio total sobre sus mentes.
La realidad es una: la mente hace lo
que le da la gana en nuestra cabeza, sin importar nuestras intenciones,
“concentración”, “meditación” o las rabietas que hagamos ante nuestra
impotencia. Nuestra cabeza es el salón
de fiestas de la mente. Trate de meditar
por cinco minutos y lo verá; pero antes, ¿sabe usted qué cosa es meditar y para
qué sirve tal cuestión? ¿Cree usted que
puede lograr “algo” mediante esta técnica?
¿Algo así como el Samadhi o la unión superior con Dios o alguien de
menor o parecido calibre? Existen
millones de libros y leyendas orientales que nos hablan de estas cosas y nos
quieren hacer creer que es posible en esta o en las próximas cien o mil
encarnaciones, que logremos ese grado supremo del Yoga mediante la meditación y
el dominio de la mente. El orientalismo
metafísico se ha convertido en una pasión occidental, llevada al grado de
fanatismo por incontables norteamericanos y europeos que han viajado a Oriente
con el fin de “encontrarse a ellos mismos”.
Como Richard Gere y una infinidad de personajes. El boom del orientalismo es una moda, y como
las modas producen dinero, ha surgido una gran industria que comercializa todo
lo que viene del misterioso, místico y
lejano Oriente. Como las plagas
religiosas, han surgido por montones los gurús gringos que, después de hacer un
curso de quién sabe qué en la India, el Tíbet o Nepal, regresan como Maestros
de sabiduría “capaces” de conducirnos hasta el Samadhi y a la suprema unión con
el Ser. Y como los gringos son tan
listos para las cuestiones comerciales, incluso han creado escuelas de misticismo
por correspondencia. Sí, señor, así es
la cosa. Y junto con los folletos
místicos nos venden candelas, incensarios, incienso, pomadas, imágenes de una
casta de viejos peludos que se hacen llamar iluminados, ropas de lino,
amuletos, piedras, cristales y cuanta chuchería se les ocurre. Negocio redondo.
¿Ha caído usted en esa trampa? Lo difícil no es deshacerse de estos avivatos
sino de su propia fe (la suya), de su sistema de creencias arraigadas en su mente, porque
después de que usted (su mente) acepta ciertas ideas, queda cautivo para
siempre. Y ante cualquier disparate o
irracionalidad de los argumentos que le
propongan sus “maestros”, es su propia mente la que les buscará acomodo
para que sean aceptables. Lo mismo que
pasa en las religiones con el asunto de la milagrería. La gente siempre inventa explicaciones para
justificar cualquier cosa o dogma, con tal de que en su mente haya alguna
coherencia. Aunque esta sea absurda para
los no creyentes. Esa es la explicación
de los milagros. Y de los logros en la
“meditación”. Como sería terrible que
después de días, meses o años, usted no logre más que dormirse o aburrirse de
lo lindo, surge la necesidad de inventar algún resultado, al menos para la
mayoría. ¿Habrá gente que logra el
dominio de su mente mediante el yoga? No
lo SABEMOS, solo podemos conjeturar. Y a
partir de ahí, salimos de lo racional y científico, y entramos en los senderos
de la religión y sus dogmas, del misticismo y sus misterios, de la metafísica,
del Big Bang. ¿Qué dice su mente al
respecto? Recuerde que esta es un
componente de su personalidad; un elemento difuminado entre bambalinas pero es
el que lleva la riendas de su conducta general.
¿Se ha dado usted cuenta de eso?
¿Ha notado que usted piensa cosas que no quisiera pensar? ¿Que habla, acusa, calumnia e inventa cargos
que sabe que son injustos? ¿Se ha enterado del conflicto permanente que hay entre su consciencia y su mente, y que
esta jamás se da por vencida cuando le presenta una idea conflictiva? La mente es el cubil de nuestros
demonios. Y estos son completamente
autónomos. Siempre quieren crear
alboroto en su cerebro para causar emociones violentas, el sustento y su razón
de ser.
Si usted ha leído esta “Chispa” con
ecuanimidad, es probable que tenga una opinión determinada, no lo sé. Pero si ha permitido que la mente involucre
el aspecto emocional en la lectura, es posible que usted haya emitido juicios
violentos o despectivos en mi contra.
Esa es la mente en acción, y no es porque sea mala per se, sino porque
esa es su naturaleza. Eso lo sabemos
todos, todos estamos enterados de las obsesiones y “malos pensamientos” que, sin importar que sepamos
que son inadecuados o injustos, siguen ahí, a pesar de la rectitud
de nuestro juicio, a pesar de que sabemos que son malignos.
¿Cree usted que es posible el dominio
sobre su mente? Pero recuerde que es esta la que tiene el control directo sobre las emociones, y estas son las
que norman nuestra conducta habitual. Y
es aquí en donde está el problema.
¿Puede percibir que usted es algo o alguien distinto de su mente? ¿Es usted su mente o es otra cosa? Casi cualquiera puede darse cuenta de ese
problema y ser consciente de que hay algo o alguien que irrumpe en nuestro cerebro y toma el control de lo que
ahí se procesa y ordena. Aun en contra
de nuestra voluntad. Eso podría tener
algunas ventajas, ya que es una fuerza muy poderosa y capaz de “razonar” con
mucha claridad; el problema es que siempre es negativa y maligna, es el Demonio
tentador que todos tenemos, la mente conflictiva de la que no podemos
liberarnos por más esfuerzos que hagamos, por más oraciones que digamos o por
más cursos de meditación que realicemos; o por más que aparentemos con los
demás. Y como la mente es el origen de
la vanidad, siempre nos dictará la impostura como conducta externa.
Así, pues, mediten sobre este asunto
que es de la mayor importancia; es parte del conocerse a uno mismo, labor
titánica que nos pone el listón a una altura casi inalcanzable. Y en ese trayecto, trate de identificar a ese
pasajero indeseado pero inevitable.
Trate de diferenciar cuáles son los pensamientos e intenciones suyas, y
cuales las de ese complemento de su personalidad; trate de distinguir los
susurros de esa fuerza emocional, de los que nacen de su parte racional. Es un trabajo tedioso, difícil y casi
improductivo, pues ante los desafueros de la mente, casi siempre llevamos las
de perder. Todos tenemos un mundo de
fantasías que queremos realizar y que son producto de la mente; no se deje
engañar, utilice la razón, que es una herramienta asequible a casi todos. Sin
embargo, no se confunda; no espere milagros ni cosas trascendentales.
En el “Conócete a ti mismo”, el primer
paso es diferenciar los componentes de nuestra personalidad: cuerpo físico,
aparato emocional y mente. Estos son
bastante evidentes pero ¿hay otros?
¿Existe el espíritu como ente rector?
Y si es así, ¿cómo interviene?
¿Regula algo de nuestra vida física, emocional y pensante? ¿O se mantiene al margen de los conflictos
inferiores de una mente chiflada que reside en un cuerpo víctima de las locuras
de aquella? ¿Qué cree usted?
Fraternalmente
RIS E-mail: rhizaguirre@gmail.com
Envíeme
su correo electrónico si desea recibir “La Chispa” personalmente.
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