sábado, 26 de diciembre de 2015

561 No pierda su tiempo lamentándose



561  CHISPA”                                       

Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”

NO PIERDA SU TIEMPO LAMENTÁNDOSE        

            Estimado amigo-a, las cosas son como son y usted es lo que es.  No pudo haber actuado de otra manera porque usted no es otra persona sino usted.  Tampoco las cosas pudieron ser así o asá, porque usted es lo que es y NO esa persona que pudo hacer la diferencia entre lo que es y lo que pudo ser.  “Si yo hubiera hecho esto, si hubiera hecho aquello”.  Pero usted NO es quien pudo haber hecho esto o aquello; usted es quien es e hizo lo único que podía hacer, bueno o malo.  Por lo tanto, es un inútil desperdicio de tiempo estar lamentando lo que pudo ser y lo que usted pudo haber hecho de otra manera.  El prisma de la edad y la reflexión nos llevan a cometer la simpleza de creer que todo pudo ser diferente si nuestra conducta hubiera sido distinta.  Pero eso es imposible, porque cada uno ES LO QUE ES.  No pude haber sido bueno, comprensivo y tolerante si NO LO SOY, pues en la vida nadie empieza malo y termina siendo bueno.  Lo único es que los años nos dan una nueva perspectiva de los hechos y la capacidad de discernir mejor entre lo justo y lo errado, pero eso no significa que si volviéramos a tener las mismas oportunidades, actuaríamos de manera diferente de lo que SOMOS.
            Lamentarnos de lo incorrecto que hicimos a nada conduce, sobre todo si ya somos viejos.  Pero más importante todavía, porque los hechos JAMÁS se repiten en identidad de condiciones, y los sentimientos y la manera de amar, sentir o pensar es diferente en cada etapa de la vida.  Esa actitud no es más que un juego de la mente mediante el cual pretendemos justificarnos y fingir que estamos “arrepentidos”, lo que se deriva y nos regresa al concepto religioso del perdón de los pecados.  Creemos que si hacemos esa gimnasia mística, estaremos enmendando algo de nuestra torcida conducta pasada; pero eso solo es una pérdida de tiempo y emociones.   Lo que pasó, pasó, y así está escrito en el libro de la Vida y NADA podemos hacer para cambiarlo ni borrar los arañazos que en él pegamos.  Puede hacerlo si le da la gana, pero de nada sirve.  No se puede rebobinar la película de la vida. 
            Si usted es “malo” no tiene alternativa; no va a cambiar ni a convertirse en “bueno” de la noche a la mañana por más que se arrepienta.  Estar renegando de lo que hizo  es una tortura inútil que de nada lo va a librar.  Ese es su infierno y tiene que vivirlo mil veces si mil veces se empeña en estar rememorando aquello que ya pasó.  Lo más que puede hacer es reconocerlo y ser consciente de LO QUE ES.  Y eso le proporciona la capacidad de elegir su comportamiento futuro a sabiendas.   Tampoco va a cambiar la opinión que de usted tiene la gente, si eso le preocupa.  Ni su familia lo hará.   Los demás siempre pensarán que cualquier cosa que haga, no es más que una estrategia para engañarlos mientras vuelve a las andadas o tiene una buena oportunidad o le pasa el susto.  Y esa es la verdad.  Tratar de engañar a los demás no es bueno; sin embargo, es aceptable.  Pero lo que es INADMISIBLE es intentar engañarnos a nosotros mismos pretendiendo ser lo que no somos.  Y más tonto todavía, es enojarse porque NO le crean que haya cambiado.  El populacho dice: “Perro que come huevos… aunque le quemen el hocico”.  Gran decir que justifica el recelo de los demás (esposa-o, amantes, amigos, hijos, familiares y conocidos).  ¿No lo creen?
            Entonces, amigo-a mío-a, no sufra por lo que está hecho ni, mucho menos “por lo que pudo ser”, porque tratándose de usted, NO PUDO HABER SIDO de manera diferente.   Esa es una de las formas de masoquismo más improductivas que hay.  Siga siendo lo que es, de forma tranquila; no se engañe ni pretenda engatusar a los demás acerca de su conducta fingida.  Del nuevo don Fulano.  Somos lo que somos y NO es posible cambiar; lo único que está a nuestro alcance es reconocer que somos malos bichos y los resultados del daño que podemos infligir con nuestras acciones desbocadas.  Así que si nos importan las otras personas, eso es lo único de lo que somos capaces: ponernos el bozal y refrenar nuestras pasiones hasta donde nos sea posible, sin que eso implique sacrificios exagerados que nos hagan sufrir.  Tampoco se trata de martirizarnos, pues los santos ya están completos.  Y por más que nos pongamos el cilicio, no vamos a dejar de ser lo que somos.
            No hay que llorar sobre la leche derramada; solo reflexionar profundamente, pues es esto lo que despierta la consciencia de lo que es correcto y lo que no.  Y el CONOCIMIENTO del Bien y del Mal es lo único que nos pone en disposición de mejorar lentamente a través de las edades y no de una simple y breve vida.  Pero a la vez, es lo que crea el problema ético, y con él, el Cielo y el Infierno.  Recordar y lamentarse del mal cometido, es el Tártaro.  No tener noción de él, es la gloria.  Nuestros recuerdos CONSCIENTES son lo que crean ambos estados.  Es por eso que se dice que cada uno vive su propio paraíso o tormento según la naturaleza de sus pensamientos (recuerdos).   Si usted ya está viejo no hay nada que hacer, ya vivió su vida a su manera y creó las condiciones bajo las cuales vive y morirá.  Y eso nadie lo puede alterar.  Pero si es joven y “bueno” todavía, trate de ser lo más CONSCIENTE posible de sus actos y de las consecuencias que pueden acarrear a los demás.  Recuerde que las personas NO son objetos que usted puede “usar” a su antojo ni para su servicio.  Hay un chip interno que SIEMPRE le dirá lo que es bueno o malo.  Hágale caso y nunca tendrá que estar haciendo ejercicios espirituales en ningún momento de su vida para sentirse bien con usted mismo.
            La clave es: evite, y no tendrá que lamentar.  Enseñe eso a los jóvenes que tenga bajo su custodia, si es que le ponen atención; pues recuerde que cada uno trae su propio manual de conducta (karma) que ha escrito durante muchas vidas, y por más que usted quiera librarlo de las consecuencias de sus acciones, eso es una tarea IMPOSIBLE, pues somos lo que somos.  Un paquete completo y único, con cosas buenas y malas.  Y nadie, salvo nosotros mismos, puede hacer que las cosas cambien.  Si no lo hizo a tiempo, es que así debía ser, al menos para usted.  Por lo tanto, no pierda su tiempo rumiando cosas inútiles.  Sea feliz con lo que tiene a mano.
            Fraternalmente
                                    Ricardo Izaguirre S.        Correo:   rhizaguirre@gmail.com
Entrada al blog “LA CHISPA”:      http://lachispa2010.blogspot.com/

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