669 “LA CHISPA” (20/07/09)
Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos
del Poder”
DEMOCRACIA EVOLUTIVA O DICTADURAS
Está
visto y demostrado que los latinos NO
tenemos la menor madurez política para comportarnos bien dentro del marco
señalado por la democracia; todos sentimos la tentación de hacer las cosas a
nuestro modo y capricho, con lo cual demostramos nuestro primitivismo
“político”. Parece que estamos buenos
para ser colonias de países cultos que, por nuestra conducta, jamás nos
tratarán como iguales; ni siquiera como parecidos. Nuestro salvajismo es algo que aflora a la
menor oportunidad que tenemos, y si no fuera por el miedo que nuestras clases
gobernantes sienten ante las presiones internacionales (USA y Europa),
estaríamos envueltos en guerras tribales infinitas, lo cual no deja de tener su
lado prometedor: el exterminio. Evento que llevaría a las naciones
civilizadas a la posibilidad de contar con extensas colonias productoras de
recursos naturales. Pero como no podemos eliminarnos del todo, TIENEN QUE PACIFICARNOS para poder
vendernos productos manufacturados y que no interrumpamos el flujo de materias
primas. El caso de Honduras es el
ejemplo más reciente de esta barbarie que subyace en el alma de todos los
latinos. De todos los que detentan el
Poder, desde luego, pues los pueblos NUNCA
han contado para nada. Corrijo: para
carne de cañón, sí.
Es
admirable la disposición que tenemos para enredarnos en todo tipo de guerras, y
todo lo queremos resolver a garrotazos.
El diálogo para nosotros solo es un recurso apaciguador mientras tenemos
la fuerza necesaria para aplastar al rival.
Como el minuto de descanso en el
boxeo. Y ni siquiera son guerras en
contra de países diferentes; nuestros bochinches casi siempre son domésticos,
contra nuestros propios hermanos de raza, nacionalidad y familia. Somos pueblos rústicos, sin importar a qué
clase social o económica pertenezcamos.
Nosotros no entendemos nada de ideologías o respeto a los derechos de
los demás; somos arbitrarios y solo comprendemos el lenguaje de la
violencia. Para recibirla o aplicarla de
y a nuestros congéneres. Tampoco cuenta
el mestizaje, pues tanto los latinos indios como los latinos europeos somos
animales del mismo pelaje; incluso los más europeizados son los que más se
destacan por su brutalidad. Lanzar al mar desde un avión a compatriotas maniatados
es algo incalificable. Y eso lo hacía el
ejército de una de las naciones más cultas
y europeizadas de América Latina.
Respetamos la democracia solo cuando esta nos conviene y favorece; si no, a la
porra con ella. Gobernantes y gobernados somos lo
mismo. Cada latino es un dictador potencial. Solo es cuestión de tener un motivo y una
oportunidad y estaríamos llenos de sátrapas de todo tipo. La democracia evolutiva (formal) parecía ser
la alternativa que habría de conducirnos a la democracia verdadera, pero el
ejemplo de Honduras nos ha puesto los
pies sobre la tierra una vez más. Ya lo
habíamos visto en Chile cuando le aplicaron el “golpe preventivo” a Allende,
antes de que se convirtiera en un
peligro comunista en América. Lo que han
querido hacerle a Fidel por medio siglo; y lo que desean ardientemente hacerles
a Hugo Chávez, Correa, Evo, Funes, Colom y todos aquellos que se inclinen hacia
cualquier “lado” que no sea del
gusto de las oligarquías. Pero esto no
tiene nada de extraño para cualquier estudioso de la política latinoamericana;
ni siquiera que haya cientos de periódicos, televisoras y medios dispuestos a
justificar esta conducta cuando es “oficial”;
con lo que queremos decir: de la OLIGARQUÍAS. Caso de Honduras.
Lo que verdaderamente sorprende es que
haya millones de personas de los más bajos estratos socio-económicos, que
aplaudan estas acciones y se solidaricen con cualquier acto vandálico de los
poderosos, y lo consideren como algo legítimo para la “salvaguardia” de la
democracia. Es inexplicable que haya
millones de idiotas que consideren como un acto patriótico la salvajada de Honduras. O que
haya bellacos pelagatos que se identifiquen con la oligarquía venezolana. Está bien que estén en contra los grandes
capitalistas venezolanos, que ven amenazados sus ilegítimos privilegios por la
política socialista de Chávez; pero que haya zopencos muertos de hambre que se opongan porque creen que si tumban a Hugo
todo se va a componer para ellos, es inadmisible. Pero así somos de ¿simples?
En vista de que no es
viable la democracia evolutiva, ni tolerable la democracia formal oligárquica,
solo nos queda el camino de la dictadura
socialista, siempre y cuando esta actúe como freno y bozal de la plutocracia. La
dictadura socialista debe funcionar como el fiel de la balanza, haciendo que las
cosas caminen por las vías derechas, sin que haya aprovechados; sin que haya
gente en los dominios de la miseria, mientras que otros viven en el boato. Este es el único camino que tenemos los
latinos para acceder a un mundo más justo y participativo, en donde los
habitantes de cada país tengan NO los
mínimos requerimientos para una vida ascética, sino la suficiente abundancia
para disfrutar de la vida. Somos
naciones riquísimas que bien podemos darnos ese lujo; mejor que muchos países
europeos que, como Islandia, un
peñasco helado situado en medio de la nada, goza de un ingreso per cápita de CUARENTA MIL DÓLARES, y una tasa de
alfabetización de CIENTO POR CIENTO. Y solo viven del pescado porque NO TIENEN RECURSOS EN SU SUELO. Entonces, ¿cómo es posible que México,
Brasil, Colombia y otros gigantes de la América Latina, repletos de riquezas
naturales, vivan en la pobreza extrema?
Con tantas tierras y agua, ¿cómo es que la América Central es un escaparate de miseria?
Nos guste o no, solo los
Dictadores Socialistas podrán
sacarnos del pantano en el cual nos encontramos. Honduras
vio, por un parpadeo de tiempo, lo que podía ser el camino hacia su mejoría
social pero, de inmediato, la oligarquía le cortó el sueño. Venezuela lo está intentando, pero la Derecha
está haciendo lo posible por frenar la marcha bolivariana. Al sueño cubano lo mataron en la cuna. Y los otros… desgraciadamente, se plegaron a
la vieja costumbre de nuestros gobernantes: convertirse en lacayos del capital.
Solo los pueblos de la América
Latina decidirán la hora del cambio verdadero; pero mientras impere la
indolencia y la falta de discernimiento de qué es lo que nos conviene a todos,
seguiremos de mal en peor.
(¿Qué piensan ustedes en
sus países?)
Solidariamente Ricardo Izaguirre S. E-mail:
rhizaguirre@gmail.com
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