jueves, 29 de abril de 2010

310 El concepto de democracia

310    “LA CHISPA

Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”.

EL CONCEPTO DE DEMOCRACIA

     Una estimada lectora, abogada de profesión, me envió una cortés nota acerca de la “Chispa” # 309. Y yo le contesto: Entiendo que la palabra Dictador tiene entre nosotros una connotación maligna y tiránica, y tal vez ese título para referirme al Gobernante Ideal que sugiere en ella, no haya sido muy afortunado. Tampoco el concepto de “cuerpos de seguridad” fue atinado, pues estos traen, por asociación, muy malos recuerdos en todos los latinoamericanos. Pero por desgracia, son los únicos que dejan suficientemente clara la idea de lo que quise decir. Es por eso que hice la aclaración al principio, aunque es muy difícil desligar de ese título a Pinochet, Trujillo, Somoza, Carías, Marcos Pérez Jiménez, Noriega, Videla, Odría o los Duvalier (Papá y Baby Doc). Tampoco es posible pensar en “cuerpos de seguridad” sin confundirlos con los siniestros grupos de la muerte que fueron los brazos del terror de todos esos criminales dictadores.
      Dictador es una palabra como Sátrapa, que en su origen no era más que un gobernador de una de las provincias del vasto imperio persa. Lo mismo que un Tirano en la antigüedad. Sin embargo, ofrezco disculpas por el uso de ese término que ya ha sido satanizado por la historia. Talvez debí decir “Hombre Fuerte”, pero eso no me suena bien. Y “gobernante ideal”, me recuerda el concepto de los viejos patricios que en la situación actual no tiene cabida. Es por eso que elegí Dictador, en su primera acepción del Diccionario: “El que se arroga o recibe todos los poderes políticos extraordinarios y los ejerce sin limitación jurídica”. Hay momentos en la vida de un pueblo (como cualquiera de la América Latina) en donde es necesario un Dictador, y así lo reconoce mi lectora. Me dice: “Tanta nos tiene estancados”, lo cual es la peor enfermedad que pueden sufrir los pueblos. Costa Rica tiene demasiadas instituciones “democráticas” que solo sirven para entorpecer los proyectos que se presentan ante la Asamblea Legislativa. Y los mismos “legisladores” parecen gozar dentro de ese sistema de entrabamiento que mantiene postrado al país. Es increíble la cantidad de leyes que se han emitido en ese cuerpo; sin embargo la mayoría de ellas son inútiles porque el Estado no tiene posibilidad alguna de hacerlas cumplir. Ni siquiera existe el mecanismo para FORZAR AL ESTADO al cumplimiento de sus OBLIGACIONES CONSTITUCIONALES. Entonces, ¿para qué tantas leyes que nadie puede hacer que se cumplan? ¿Quién puede obligar al Estado a que pague sus cuotas patronales a la Caja? ¿Quién puede obligar al Gobierno a que proporcione vivienda y trabajo decente a toda la población? Entonces, ¿para qué tanto precepto constitucional? ¿Para qué tanta norma jurídica que solo sirven para estancarnos? Una ley entraba a la otra, y esta es obstruida por aquella; esta institución quiere hacer algo, pero la Sala Cuarta le dice que no, sin importar que el objetivo sea bueno. No hay proyecto de desarrollo beneficioso para el pueblo, que no sea obstaculizado por la Sala Cuarta, la Procuraduría, la Contraloría, el PANI, la Junta de Protección Social, la Maternidad Carit, la Federación de Fútbol, los conservacionistas de Tortuguero, los “porteadores” o los taxistas, la Curia Metropolitana, la Cámara tal o cual o los benditos Sindicatos. La Democracia es una abstracción que no puede ser ejercida por la multitud.
Es en estos casos en donde hace falta el Dictador, esa persona que pueda hacer que las cosas funcionen sin estar atado por limitaciones jurídicas sin sentido y claramente absurdas. Casi diez años llevó la ampliación de la avenida segunda en el tapón de El Sagrario. Todos los viejos lo recuerdan ¿verdad? Diez años de atraso que un Dictador hubiera resuelto en 24 horas. ¿Cuántos estudios y dinero se han invertido en la “resolución” del problema vial del área metropolitana, el cual señala mi estimada lectora? Años y millones. Yo he escrito varias “Chispas” sobre este asunto; incluso (en forma de semi-broma) me ofrecí para resolverlo en dos o tres meses. Pero mientras existan tantas trabas burocráticas, llegaremos al año cuatro mil con el mismo problema, si no es que antes nos asfixiamos y colapsa la ciudad.
     Claro que no queremos un Dictador tipo Trujillo o Pinochet; tampoco cuerpos de seguridad como los asesinos de la época de la dictadura argentina. Pero eso sí, uno que haga lo que tenga que hacer en beneficio de las mayorías, aunque en ese quehacer, incomode a aquellos que solo piensan en su bienestar personal y de grupo. En la actualidad un Presidente, si no hace mil trampas y componendas con la “oposición”, es incapaz de hacer nada por el pueblo. Solo los intereses de la Oligarquías son tratados con diligencia por los poderes de la República. Si los hoteleros abusan del medio, nadie hace nada. Pero si un inversionista nacional o gringo denuncia a unos cuantos costarricenses afincados en casitas y terrenos ocupados por largo tiempo (caso real de Guanacaste), de inmediato entran en acción todos los mecanismos punitivos del Estado para hacer valer los intereses de los poderosos. Las “leguleyadas” por encima de la Justicia; la Dictadura de la Burocracia Impersonal que siempre se escuda bajo el pretexto de la Ley. Es preferible un Dictador de carne y hueso porque a este, en última instancia, lo podemos botar, encarcelar o matar. Podemos putearlo y hacer chistes de él. ¿Pero qué se puede hacer ante la fría dictadura de ese molote de leyes inútiles que para nada sirven? ¿Qué hacer ante la dictadura de la incapacidad y el abandono en la que estamos sumidos? ¿Qué hacer ante esa caterva de Instituciones parasitarias que nada resuelven por culpa de la densidad de la maraña jurídica? El Dictador, Licenciada, es la única respuesta, porque a la Burocracia no hay forma de darle “un golpe de Estado”.
Fraternalmente
RIS.

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