viernes, 24 de junio de 2016

1058 ¡Viví en el tiempo de ellos!



1058  LA CHISPA        
Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”
¡VIVÍ EN EL TIEMPO DE ELLOS!
        Si siente pena, angustia o la sensación de que va a dejar un hueco terrible e irreparable con su muerte, despreocúpese, casi nadie se dará cuenta de su partida; nadie lo extrañará ni hará falta alguna.  Suena un poco cruel pero es  la verdad.  Unos días de llanto de sus más allegados; unos recuerdos ocasionales de los que lo conocieron y, por fin, el olvido total.  Pero si muere en estos días y tiene 60, 70 o más años, que le sirva de consuelo saber que nació, vivió y murió en una edad maravillosa en la que fue contemporáneo de gente tan grande como Michael Jackson, Liberace, Glenn Miller, J. Lennon, Elvis Presley, Prince y Pavarotti.  Vivió en el tiempo de ellos.  Gente cuyo recuerdo durará décadas, y usted compartió su tiempo, sus triunfos y su gloria.
        No le preocupe que se le acabe su vida (que puede ser anodina); piense en lo que estos personajes aportaron a la sociedad y cuánto más habrían hecho de vivir más tiempo.  Usted compartió la era de García Márquez, Camilo José Cela, Moshe Dayán, Susan Hayward, el  Che Guevara, Camilo Cienfuegos, Kennedy y Mao Tse Tung.  Usted ha vivido en el tiempo de Indira Gandhi, Mandela, Erwin Rommel, Golda Meir,  Juan XXIII, Max Planck, Juan Manuel Fangio, Alfredo DiEstéfano, Garrincha y Joe Louis.  Además, la era del más grande y el más bonito: Alí.  Ellos hicieron grandes cosas, dejaron un legado e influyeron en toda la humanidad… y se fueron.  Usted nació y vivió en el tiempo de Teresa de Calcuta, Gabriela Mistral, Octavio Paz, Steve McQueen.  También le tocó ser contemporáneo de Adolfo Hitler, Truman, Stalin, Hirohito, Somoza, Gandhi y Farraw Fawcett.  ¿De qué se queja si compartió el mismo aire que Celia Cruz, Edith Piaff, Robin Williams, Tito, Liz Taylor, Michael Landon, Rocío Dúrcal, Rock Hudson, Cantinflas, Chespirito, Jorge Negrete y María Félix; de Freddy Mercury, Pedro Infante y George Burns; también el aire de Yasser Arafat, Adolfo Suárez y Charles de Gaulle.  Todos eran personas “importantes” y se fueron dejando solo un rastro perecedero en el tiempo.
        Usted fue testigo de su grandeza y puede alardear de que los “conoció y los vivió” porque fueron sus contemporáneos.  Usted puede rajar de que vivió en el tiempo de Rocío Jurado, Manolete, Miguel Ángel Asturias, Ernest Borgnine, Francisco Franco, Frida Kahlo, Alexis Argüello, Rocky Marciano, Pablo Picasso.  Usted puede blasonar y sentirse orgulloso de Airton Senna, Augusto César Sandino, Diego Rivera, León Trotsky, Omar Torrijos y Pablo Neruda, hombres y mujeres que dejaron arañazos muy claros y profundos en la pizarra de la historia.  Y usted fue parte de ese tiempo, y aunque anónimo, compartió esa gloria.  Usted gozó de las locuras y grandeza de Salvador Dalí, del humor de Pilo Obando.  Usted disfrutó de la belleza extra terrenal de la Monroe, sintió su dolor interminable y la soledad que la asfixió incluso en su grandeza innegable.  Usted fue testigo de la agonía  y esperanzas de Tito Vilanova.
        Usted nació, vivió o bailó al son del ritmo y la sorprendente música de Dámaso Pérez Prado.  Usted vivió en su tiempo, suyo y de ellos.  Y aunque fueron ellos los que estamparon su firma en las páginas de la historia, usted estuvo allí como testigo.  Usted los vio, los amó, los odió o lo que fueran sus sentimientos, pero estuvo allí.  No se queje por morir sin haber sido notorio; usted está incluido en la gran masa anónima que constituimos esa parte de la humanidad que solo servimos de comparsa y que somos “los de relleno”, pero tan necesarios como los famosos, pues si no fuera por el “público”, no existirían las “estrellas”.
        Estimados amigos, no lamenten su condición de desconocidos ya que el destino de todos es el mismo: el olvido.  Solo es cuestión de tiempo: poco, mucho o muchísimo… pero al final, el olvido.
        En el siglo pasado y lo que va de este, hemos vivido momentos grandiosos de la historia.  Hemos sido testigos de la labor de hombres y mujeres que se distinguieron y nos hicieron pensar que es posible resplandecer como los dioses, aunque solo sea por un parpadeo en el tiempo.  Hugo Chávez, Calderón, Figueres, Pablo II, Bob Hope, Ronald Reagan y José “Cheo” Feliciano fueron nuestros contemporáneos y participamos de sus vidas.  Vivimos la larga vida de Fidel. Fuimos grandes bajo su sombra, sin importar que nadie sepa que yo soy Pancho Pérez o María Sánchez.
        No le preocupe morir, todos lo hacemos por más apego que tengamos a la vida.  Y si otros más “útiles” fueron obligados a partir, no tenemos por qué sufrir ante la presencia de la “pelona”, pues de ella nadie se escapa, aunque se trate de Pablo II, la Madre Teresa o Krishnamurti.  Vivimos en una época de grandes hombres y mujeres y, por ser parte de la humanidad, compartimos la gloria de esos ilustres.  Yo soy Michael Jackson, también soy Alí, soy Golda, Mao, Mandela, Rubén Darío, Fidel y toda la enorme lista de estrellas que le han dado tanto brillo a este tiempo: su tiempo y el mío.  Nunca en los anales de la civilización se había dado la presencia de tantos y tan grandiosos miembros de la sociedad.
        Así, pues, si tiene que patalear, no lo lamente.  Usted nació y vivió en una época de las más espectaculares que nos ha brindado la Historia.  Haber nacido, vivir y morir en el tiempo de estos grandes ha sido un privilegio del que nadie gozó en tiempos pretéritos.  Ni siquiera los griegos o los romanos.
        Que la paz sea con ustedes.    Ricardo Izaguirre S.
                                               Correo: rhizaguirre@gmail.com

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