domingo, 28 de junio de 2015

213 La guerra empantanada



213   LA CHISPA  

Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”
LA GUERRA EMPANTANADA
            Cuando los Estados Unidos, desoyendo el consejo de sus aliados, se lanzó a la temeraria guerra en contra de Irak, dio el paso militar más estúpido que recordarán los anales de ese país.  Parecía imposible que después de lo de Viet Nam, pudiera haber un presidente de esa nación capaz de embarcarse en una aventura semejante.  Toda la fanfarria triunfalista del “glorioso” abril del 2003, ha quedado en nada.  Empantanados en una costosa guerra de desgaste en la cual no se ve solución alguna, el testarudo Bush insiste en que la están ganando, que han “democratizado” a Irak y que todo el mundo está contento.  ¿Será que este vaquero incompetente no tiene quien le dé buenos consejos para que le ponga freno a sus aventuras en el Medio Oriente?  ¿Cómo es posible que una nación cuyo gran negocio es y ha sido la guerra, no haya tenido la capacidad de medir las consecuencias de esta?  ¿Cómo incurrieron en tantos y tan estúpidos errores de cálculo?  ¿No hay entre la gente del Pentágono y los asesores militares del Presidente Bush algunos que sepan algo de la historia de la Mesopotamia?  La Historia es la gran maestra de los que se dedican a la guerra como negocio nacional, caso de los Estados Unidos.
            Y si no se molestaron en averiguar quiénes son esos pueblos milenarios, al menos deberían haber consultado algún manualito militar, como “El arte de la guerra” del famoso Sun Tzu, y sobre el cual incluso han hecho películas en Hollywood.
            Todos los pasos en los que se resume esa obra fueron brutalmente ignorados por Bush y su cuadrilla de asesores guerreristas que, alucinados por el petróleo, hicieron caso omiso de las lecciones de la historia.  Es cierto que como dice Sun Tzu, todo el arte de la guerra se basa en el engaño.  Pero en el engaño al enemigo o los interesados en el negocio que se deriva de la guerra, y nunca en la mentira cínica e insostenible con la que han pretendido hacerle creer al pueblo de los Estados Unidos: que el interés primordial de la agresión en contra de Irak, fue para proteger a los norteamericanos del “peligro” que representaban las jamás encontradas armas de destrucción masiva y los camellos artillados del “temible” ejército de Saddam. 
            De los cinco factores que Sun Tzu señala como fundamentales en el arte de la guerra, está el MORAL, entendiéndose por esto, la armonía que debe existir entre el pueblo y sus líderes militares.  Pero cuando estos le han mentido a su pueblo, ese vínculo queda roto y el gobernante está solo, condición en la que se encuentra Bush y su camarilla de embusteros.
            La guerra de Irak se les cebó, como esos fetos que no terminan de nacer.   Igual o peor que la del sudeste asiático.  Pero la terquedad de ese ignorante “red neck” con pretensiones de elegido divino, ha impedido que algunos hombres de su gabinete o del Pentágono le hubieran puesto en perspectiva las consecuencias de una guerra a la cual nadie los quiso acompañar, salvo los serviles ingleses y unos cuantos países a los que les torcieron el brazo por hambre.  En una “Chispa” de hace tres años lo dijimos.  Los iraquíes son lo que son, con sus ideas, religiones, tradiciones y costumbres antiquísimas.  Descienden de los asirios, acadios, babilonios... Cuando los Estados Unidos ni pensaban en aparecer en la historia, ya ellos eran un pueblo milenario, con hábitos milenarios que no se pueden cambiar a capricho de un vaquero ignorante.  Democratizar Irak es la idea más absurda que pueda concebirse.
            El clima, el terreno, el mando y la disciplina.  Los otros cuatro factores de la guerra que fueron ignorados por el testarudo presidente.  No es lo mismo Texas que las inhóspitas resequedades de la Mesopotamia.  Los hombres de allí son hombres de arena que se confunden con su tierra multimilenaria.  El terreno y el clima son hostiles a los caras pálidas americanos.  Los soldados negros no entienden por qué están allí, y a los latinos poco les importa el asunto, salvo salir con vida y conseguir su Green Card.  Eso debilita el mando y rompe la disciplina; asunto que confirmamos con los sucesos vergonzosos de Abu Ghraib, en donde la conducta de los militares gringos, más parecía la de una banda de facinerosos y piratas que de soldados “democratizadores” provenientes de la “cuna de la Libertad y la Justicia”.  En cambio los iraquíes tienen ideas y fe, y contra eso, no hay fuerza que pueda prevalecer; ni la del ejército más poderoso del mundo, como les pasó en Viet Nam.  Tarde o temprano tendrán que salir de allí, y derrotados, porque como dice Sun Tzu: “Nunca se ha sabido de una campaña exitosa prolongada”.  “Y si una guerra tarda demasiado, las armas se embotan y la moral decae”.  Esto también parece que fue ignorado por el señor Bush.  Pero lo más imperdonable es la violación del milenario precepto de Sun Tzu en El Arte de la Guerra:  “Trata bien a los prisioneros y cuídalos”.   No solo es una cuestión de Ginebra y su famosa convención.  Todos los elementos básicos del arte de la guerra fueron bárbaramente ignorados o pisoteados por esta nación que vive, como los buitres de la carroña, de la guerra. 
           
                                               RIS.

E-mail:     rhizaguirre@gmail.com







183 ¿Está todo bajo el contol de Dios?



183   LA CHISPA                     

Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”
¿ESTÁ TODO BAJO EL CONTROL DE DIOS?
            Decimos que Dios es la Perfección y que el universo entero es su obra, o que Dios es el universo.  Decimos que Su poder es infinito, lo que quiere decir que NO HAY OTRO que pueda desviar, variar o anular Su voluntad.  Y siendo que Dios es la personificación del Amor y la Bondad, no debería tener cabida alguna el mal, el cual es, según la teología, producto del Demonio.  Entonces ¿por qué persisten y se imponen en todo el mundo la injusticia, el abuso, la maldad, la explotación de los débiles por parte de los fuertes; la matanza de niños, viejos, mujeres y gente indefensa e incapaz siquiera de comprender cuál es la razón por la que son aniquilados?
            ¿Cómo explicar racionalmente (o por lo menos comprensiblemente) que tan poca gente sea dueña de tanto, mientras que enormes masas de seres humanos ni siquiera tienen qué comer?   ¿Tiene Dios algún control sobre estas cosas cotidianas de la vida del hombre?  ¿O simplemente es que no le importa lo que pase en este planeta, y que estamos librados a las fuerzas del azar y la supervivencia del más fuerte, como dijo Darwin?   Por lo que se ve en el mundo actual, y por lo que nos enseña la Historia, podemos afirmar que Dios jamás ha intervenido en los negocios de los hombres, ni siquiera para frenar algún acto de evidente injusticia individual o colectiva.  Ni el Pueblo Elegido se salva de esta apreciación, a pesar de ser, según sus libros sagrados, la nación mimada de Dios.  Ni cuando miles de ellos eran eliminados en los diversos holocaustos que han sufrido en su accidentada vida.  Y aparte de los libros de ciencia-ficción religiosa, NO EXISTE UN SOLO CASO de participación directa comprobada de Dios en los asuntos humanos.  Nadie puede probar que la Segunda Guerra Mundial la ganaron los aliados porque Dios estuvo con ellos. 
            La gente puede decir lo que quiera por influencia de su fe, pero no hay demostración irrebatible de la intervención de Dios en estos sucesos.  ¿Cómo pudo Dios permitir que los japoneses asesinaran a diez millones de chinos durante la guerra última?  ¿Cómo permitió el dios de los judíos que los alemanes les mataran a seis millones de personas?  No parece haber explicación racional a estos hechos.   ¿Será que al darnos el libre albedrío quedamos librados a nuestra suerte, inteligencia y capacidad personal?   La historia parece ratificar esta suposición.  Solo sobreviven los más listos y fuertes: individuos y pueblos.  Millones de hombres de fe viven pidiendo justicia a Dios; pero resulta que esta nunca se da, y los malos y fuertes parecen inmunes a todos los posibles castigos que las religiones anuncian para los ricos y perversos.  Al contrario, son únicamente los pobres y débiles los que sufren todo tipo de tormentos e injusticias. 
            La abismal diferencia entre los pueblos de la tierra es un buen indicador para preguntarnos que si todo está bajo el control de Dios.  Y si Dios permite esas diferencias que favorecen solamente a algunos y dañan a millones, ¿cuál es el concepto que tiene Dios de la Justicia?   ¿Por qué cuatrocientos millones de africanos mueren de hambre lentamente, mientras que los gringos y gran cantidad de europeos botan la comida?   Es seguro que sobrarán personas creyentes que digan que esa es “la voluntad de Dios”, y que los hombres no tenemos derecho a conocer sus oscuros designios.  Pero esa definición es muy débil y carece de prueba alguna, pues NADIE sabe cuál es la voluntad de Dios.  Las respuestas religiosas de esa naturaleza, solamente sirven para paliar nuestra enorme angustia ante la ignorancia o imposibilidad de una explicación lógica.
            Vemos que la Naturaleza se rige, casi infaliblemente, por lo que consideramos que son leyes o reglas determinadas por algo o alguien a quien solemos llamar Dios.  Pero esa misma naturaleza es destruida cotidianamente sin que Dios intervenga por ella.  Nos dirán los hombres de fe, que la desaparición del ser humano será su castigo por eso.  Pero entonces, ¿cuál fue el objetivo de crear a un género tan dañino capaz de destruir la obra de Dios, e incluso a él mismo?  Y más todavía, al mismo Dios, pues una vez desaparecido el único ser capaz de meditar sobre Aquel, este dejaría de tener existencia.   La gran paradoja es que Dios existe porque el hombre vive.  Un Creador sin testigos, no tiene quien lo avale o dé testimonio de su existencia.   ¿Tiene Dios el control sobre este dilema?
            Estadísticamente los malos siempre ganan (digamos que “casi” para no ser tan tajantes).  Y eso nos devuelve a la gran pregunta: ¿por qué el mal es la norma casi general en un mundo supuestamente regido por un Dios todo bondad, justo, amoroso y con un sentido infinito del valor de la vida?   ¿Cómo este Dios permite tanta injusticia, y tan abismales diferencias sociales entre las criaturas del reino de los hombres?   ¿Cómo permite Dios, si está en control de todo, semejante sacrificio (desperdicio) de vidas como la que se da en Irak, Palestina y tantos otros sitios en donde los malos imponen su ley?
            ¿Estamos en las manos de Dios o del Demonio?   Las cajoneras explicaciones religiosas son insuficientes para los cientos de millones de personas que sufren sin ninguna esperanza real, NINGUNA, por más que los pastores ofrezcan mil cielos para después de la muerte.
            Piense en esta “Chispa”, coméntela con sus amigos.  Ojalá que sin pasión religiosa, pues esta a nada conduce ni da respuestas reales, por imaginativas o consoladoras que sean estas.
                                   Fraternalmente
                                                                       RIS

162 ¿Creyentes vs no creyentes?



162    LA CHISPA   

LEMA: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”

¿CREYENTES  vs. NO CREYENTES?

            Aclaremos para no darles ventajas a unos u otros.  Las creencias religiosas en generalidades lógicas, aunque improbables en el plano físico y cotidiano, constituyen una posición aceptable y digna de respeto.   La gnoseología (lógica trascendental) explora la posibilidad del conocimiento en forma apriorística, lo cual es la confirmación de una posibilidad de la existencia de ciertas verdades religiosas.  Sin embargo, la creencia en tonterías indemostrables ni siquiera mediante el sentido común, es aquella parte de las religiones que ha dado pie a los agnósticos para la burla y las generalizaciones tan dañinas y erradas como aquello de lo cual se burlan o pretenden criticar.  Y no es esa parte del sistema de creencias de las religiones la que debe ser el objetivo de la crítica científica. 
            Pero... ¿por qué cree la gente?  Porque es agradable y da esperanza.  ¿En qué?  Eso poco importa.  Lo que cuenta es que produce una sensación de felicidad.  Creer es una necesidad humana, porque el mundo de la realidad evidente, indudable e irrebatible es muy limitado.  En cambio, la creencia conduce al individuo hacia mundos casi absolutos, en donde los únicos límites no están formados por la velocidad de la luz o del sonido, sino por su propia capacidad de imaginación.  Y eso es bellísimo, aunque sea irreal.  Pero... ¿es real la “realidad” del científico o del seudo-científico?
            Recordemos que hay millones de agnósticos (no creyentes) que lo son únicamente por resentimiento en contra de la religión (alguno de sus aspectos: humanos, metodológicos o dogmáticos).  Y hay otros que lo son por incapacidad para discernir entre lo que es una creencia lógica, y las supercherías que matizan y casi ahogan a los sistemas religiosos.  “Algo tiene que haber” en las religiones, pues sería necio suponer que tantos miles de hombres de cultura increíblemente superior, hayan sido creyentes y practicantes de la religión.  Es arrogancia desmesurada suponer que todo creyente es tonto o ignorante.  Esa posición del agnóstico, detrás de la cual se parapetan muchos seudo-científicos, es mucho más ridícula, pobre, dañina y estéril que las peores idioteces de las religiones, pues mientras estas conceden esperanzas, la seudo-ciencia es seca, vacía y limita el vuelo del espíritu o imaginación, o lo que sea el pensamiento e ilusiones del hombre. 
            Creer es divertido, de eso no hay duda.  No da certeza alguna, pero después de todo... ¿para qué sirve la certeza en algo?  La certeza es fría, absoluta, definitoria, mortal y ajena a nosotros, algo sobre lo cual nada podemos hacer; es lapidaria.  En cambio, la creencia es atemporal, casi cómica, y es el material sobre el cual el hombre trabaja entusiasta tramando la tela de sus sueños.   ¿Qué puede ser más lindo que CREER que somos amados por la mujer de nuestros sueños?  ¿Y puede haber algo más reconfortante que CREER que somos INTELIGENTES?  Nada es más tentador que eso, aunque una rápida revisión temporal de todas las idioteces que hemos cometido durante los últimos meses nos diga lo contrario.  El que no cree “no está en nada”, porque estrictamente hablando, TODOS SOMOS CREYENTES.   Creemos en las religiones; o en los argumentos que las contradicen.  Creer que Dios no existe es tan improbable como creer que existe.  Entonces el creyente y el no creyente creen en una misma falacia o verdad, que siempre será un ETERNO TEOREMA, pues tan indemostrable es la EXISTENCIA como la NO EXISTENCIA DE LA DEIDAD.  Entonces, pareciera que no tiene caso alguno discutir sobre este asunto, pues la afirmación de que Dios no existe, ES UNA CREENCIA, tan improbable y volátil como creer que sí existe
            Creer es reconfortante, porque la creencia es una especie de “realidad” a la que podemos modificar a nuestro gusto y antojo.  Pero... ¿para qué sirve eso?  Para lo mismo que sirve no creer: PARA NADA.  Pero es más divertido y no nos duele ni nos asusta, si no llegamos a los extremos de la superchería.  ¿Que creer en Dios o la vida eterna es una tontería?  Talvez... pero es divertido y lleva alegría a las vidas de billones de desgraciados cuyo único “alimento” es la esperanza.   Lleva paz a legiones de desdichados que, por dicha, no han podido estudiar para convertirse en “agnósticos” porque ni siquiera saben qué significa esa palabra.  ¿Que las creencias religiosas son una tontería?  Es más que probable... pero hacen felices a las personas, a la vez que les proporcionan  ilusiones y algo de paz.
            La doctrina agnóstica le niega al hombre la posibilidad de conocer lo metafísico y al ser absoluto; pero esto encierra una contradicción, pues hace una generalización absoluta a partir de sus creadores (Huxley y Kant); y ni ellos ni los neokantianos tienen el privilegio o la autoridad para negar esa posibilidad en forma tan tajante a todo el género humano.  ¿Acaso no es científica la Ley de Probabilidades?  Entonces... ¿no existe la posibilidad de que algunos hombres puedan tener acceso al mundo de la Metafísica o de la Divinidad?  Debe ser una posibilidad.
            Muchos piensan que creer en la ciencia y aferrarse a sus postulados, tiene como único objetivo contradecir las creencias de las religiones.  La ciencia tiene como objetivo la búsqueda de la verdad; pero ese también es el objetivo de las religiones, aunque con una metodología diferente.  Tanto el objetivo de la ciencia como el de las religiones es encontrar la verdad por la verdad y no por su utilidad material.   ¿Pero cuál verdad?  ¿Algún absoluto?  ¡Nada de eso!  Simplemente verdades prácticas (conocimientos) que resistan el escrutinio del sentido común y del tiempo.   Pero el concepto de “ciencia” ha sido secuestrado por los seudo-científicos, bajo la premisa falaz de que solamente lo que se estudia y acepta en las universidades, laboratorios y academias tiene el rango de “verdad científica”, y que los demás son charlatanes o “creyentes”,  epíteto que utilizan de manera peyorativa.  Sin embargo, se puede encontrar verdades de validez universal tanto dentro de la religión como en la Academias.  Son los matices los que varían; pero sobre todo, la ARROGANCIA de los que creen que la “Ciencia Oficial” es la custodia infalible de la única verdad. Pero veamos algunas de esas verdades de la “ciencia”. 
            Ptolomeo fue el primer científico en el campo de la Astronomía “occidental”.  Y los errores en los que incurrió, gracias a su “autoridad científica”, retardaron el estudio de esa ciencia por más de mil quinientos años.  Beroso y todos los grandes astrónomos y astrólogos de Caldea y la India, conocían perfectamente  el sistema heliocéntrico (que no fue invento de Copérnico), y con base en esos conocimientos (de origen místico, según se dice) cimentaron gran parte de su ciencia.  El origen y evolución del universo y sistema solar, están bien explicados en los Vedas, obras de origen religioso.  Nada nuevo ha agregado la ciencia a los conceptos de la vedanta.  A lo sumo, ciertas variaciones con pretensión de modernas, sobre el mismo tema vedantino.  Una de ellas es la teoría del famoso Big Bang, propuesta por A. Penzias y R. Wilson en 1 965, la cual ya resulta insuficiente para explicar otros fenómenos tales como la uniformidad actual del universo después de ese inicio tan caótico.  Y para paliar esa debilidad, Alan Guth propuso en 1981, la teoría acerca del “universo inflacionario”.  Luego en 1982, A.D. Linde planteó otra teoría que sostiene que el universo “es una burbuja dentro de otra burbuja mayor”.  Y así sucesivamente.  ¿Es eso ciencia?  Si ninguna de esas teorías ha podido resistir el escrutinio del sentido común ni siquiera por medio siglo, ¿cómo puede el Big Bang considerarse ciencia y tener tan fanáticos defensores?  Sin embargo, las “teorías” sobre el origen del universo, contenidas en los Vedas y la Doctrina Secreta, han soportado el paso de los milenios y el análisis de las mentes más agudas de la humanidad.  La “ciencia” dogmática es la única dueña de verdades absolutas, pues la ciencia verdadera, casi siempre ha ido al unísono con ciertas verdades ancestrales suministradas por las religiones.  Especialmente por la Astronomía. 
            Veamos otro ejemplo de la “ciencia”.  Antes se pensaba que el planeta Plutón, descubierto por C.W. Tombaugh en 1930, estaba cubierto en toda su superficie por metano congelado.  Y esa era la voz autoritativa de la “ciencia”, en la que casi todos creían y defendían como verdad absoluta.   Sin embargo, dice un texto científico moderno: Ahora “se cree que el nitrógeno helado predomina en la superficie, y que su fina atmósfera está formada especialmente por nitrógeno gaseoso, y no por metano, como antes se pensaba”.   ¿Se cree, se pensaba?  ¿Es eso ciencia?   ¿Cuánto durará esa CREENCIA CIENTÍFICA? 
            El Big Bang se produjo hace QUINCE MIL MILLONES DE AÑOS.  No, dice Lawrence, fue hace DOCE MIL MILLONES, NADA MÁS.   ¿En qué quedamos?  ¿Pueden brincarse TRES MIL MILLONES DE AÑOS ASÍ DE FÁCIL?   ¿Es eso ciencia o CREENCIA?  ¿Qué certeza científica hay en estos cálculos?
            Durante los años treinta y pico en adelante, la empresa productora de la leche en polvo llamada KLIM, financió gran cantidad de facultades de medicina en las universidades de los Estados Unidos, pero discretamente, hizo que se introdujera en los programas de estudio, la falacia de que la leche en polvo (enriquecida y todo lo demás) era un estupendo sustituto de la leche materna.  Incluso que era mejor, ya que era totalmente aséptica, homogénea y desprovista de los inconvenientes derivados de la salud o fortaleza de la madre.  Y esa CRIMINAL “verdad científica” se convirtió en una realidad en todos los Estados Unidos y gran parte del mundo, en donde la gente podía comprar la leche Klim y todas sus congéneres que aparecieron como abejones de mayo.  Esa era la voz de la ciencia autoritativa, que apabulló a las humildes creencias milenarias que nos decían que la leche materna es insustituible para ese período de vida llamado lactancia.  Desoyendo en consejo del sentido común y de milenios de experiencia (creencias) humana; y cientos de miles de años en las especies mamíferas, se dio rienda suelta a la “moda científica” de atarugar a los niños de leche en polvo.   Y esa era una verdad científica en su momento.  Y quienes la contradijeron, eran unos locos, ignorantes y “creyenceros” en costumbres primitivas y obsoletas. 
            Hoy, por dicha, la medicina ha reconocido el papel insuperable de la leche materna en la alimentación de los niños.  Incluso la medicina oficial (alopática) repite lo que los desprestigiados naturalistas dijeron en ese tiempo: la leche materna no solo es un alimento extraordinario, sino que es una vacuna en contra de una multitud de enfermedades.  El niño que mama del pecho de su madre tiene buenos y fuertes huesos, casi no se resfría ni tiene problemas respiratorios.  Tiene buenos y sanos dientes, y NUNCA le da poliomielitis.  La leche materna no solo es una leche especial que la naturaleza prepara para los niños en general, sino que es un alimento que CADA MADRE FORMA PARA SU HIJO.  No para todos, sino para ese niño en particular.  La historia ha confirmado este aserto.
            Entonces, ¿creemos o no?  ¿Somos creyentes o no?  Creemos en la verdad o el error, pero SOMOS CREYENTES. 
                                    “Creyenceramente”
                                                           RIS          E-mail:      rhizaguirre@gmail.com
       

150 El sindicalismo en Costa Rica



150   LA CHISPA                

Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”

EL SINDICALISMO EN COSTA RICA

            “Divide y vencerás” reza un perverso y sabio adagio que bien puede ser Sun Tzu o de Maquiavelo, pero cuya veracidad es irrebatible.           Esto es lo que la patronal (Oligarquía) y el Gobierno han hecho con el movimiento obrero de Costa Rica.  No solo introdujeron en la clase trabajadora el caballo de Troya del Solidarismo, sino que han patrocinado generosamente la formación de infinidad de sindicatos en cada empresa del Estado o privada.  “Sindicatos” de diez o doce miembros que son instrumentos de la patronal, y que funcionan como disolvente de la unión laboral tan imprescindible ante el abuso del poder.  Estos pequeños sindicatos son enemigos entre sí, y no tienen otra orientación que no sea la de los intereses personales de cada uno de sus miembros.  Una rebatiña individual sin ninguna consciencia colectiva ni gremial.
Hace muchos años que los sindicatos son el hazmerreír de la patronal y del gobierno, que son la misma cosa.  Pero hace varias décadas el sindicalismo era temido y respetado, y los obreros se sabían protegidos en sus derechos por sus respectivas organizaciones laborales.  Pero en la actualidad ¿qué es el sindicalismo?  Una pobre caricatura que solo sirve como plataforma de los oportunistas para llegar a la política.  Cuanto arribista quiere colarse en la política se mete a un sindicato y desde allí, crea su plataforma para ser tomado en cuenta por los “grandes”, o para venderse cuando sea necesario. 
            Durante muchos años después de que empezó la debacle de este instrumento de poder de la unión obrera, persistió incólume el último reducto del sindicalismo en el Magisterio Nacional, bajo el nombre de ANDE, APSE, SEC y otros menores.  Esta unidad casi monolítica del Magisterio era un evidente peligro y “mal ejemplo” para la clase trabajadora.  Representaba un faro que marcaba el camino a la masa obrera de esta nación.  Por eso, desde los años setenta, “La Nación” montó una pertinaz, insidiosa y sistemática campaña de descrédito en contra de los educadores.  La Oligarquía no podía permitir ese ejemplo tan peligroso para los trabajadores del país.  De ahí que no escatimaran millones en desprestigiar a los maestros de todas las formas más retorcidas que pudieron.  Finalmente, este gremio también sucumbió a la politiquería, la ineptitud y el servilismo a los gobiernos de turno.  Yo, como representante magisterial de mi colegio pude darme cuenta desde adentro, cómo operaban la maquinaria política para comprar, sobornar y someter a los líderes magisteriales.  Fui testigo de las ofertas, premios y ascensos que les hacían para acallarlos o que traicionaran los intereses gremiales.  Los líderes tomaban decisiones a espaldas del grupo; llegaban a arreglos subterráneos con el Gobierno; suspendían los paros decretados en las asambleas y, de repente, aparecían becados al Brasil o cualquier otro lugar; o bien, eran ascendidos a supervisores o cualquier otro cargo más encumbrado y con mayor salario.
            Decepcionante en realidad.  Y esa es la historia de todos los sindicatos en Costa Rica.  Son cubiles de aspirantes a diputados o a cualquier puesto político.  Hace unos meses, a raíz de una “Chispa” que no recuerdo sobre qué trataba, fui invitado a una reunión “social” por un dirigente sindical del I.C.E.  Y hablando con él, me di cuenta de que en el I.C.E. hay al menos ONCE SINDICATOS.  ¿Cómo puede funcionar eficientemente la fuerza laboral atomizada en casi una docena de sindicatos en UNA SOLA INSTITUCIÓN DEL GOBIERNO?  Eso es una  broma de mal gusto.  ¿Cómo puede el sindicalismo serio aspirar a ser oído por sus patronos si es incapaz de unirse en una sola fuerza?  En las luchas intestinas del I.C.E. por el problema de la privatización, vimos el deplorable ejemplo que daban en su feroz canibalismo.  Jamás pudo saber la ciudadanía por qué era que peleaban; si era por sus puestos de garrapatas del Estado o por el bien común del pueblo; o por la preservación del I.C.E. como institución benemérita.  El sindicalismo en Costa Rica es una farsa o, por lo menos, ya no cumple los propósitos básicos para los cuales fue creado el sindicalismo en el mundo.  Si alguno de esos grandes líderes que, incluso dieron sus vidas por los ideales del movimiento obrero viniera a costa Rica, sentiría vergüenza de ver en lo que lo hemos convertido: en cubil de politiquillos trepadores; en madriguera de entreguistas al mejor postor.  El sindicalismo nacional es materia de risa.
            Si le gustó esta “Chispa”, medite en su contenido, hágala circular, discútala con sus amigos.
                                                           Sindicalescamente
                                                                                  RIS

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