martes, 25 de noviembre de 2014

1043 Adiós, hermano.



1043    LA CHISPA                     (11 de noviembre de 2014)
Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”
ADIOS, HERMANO…
            El 19 de octubre del presente año 2014, falleció en la ciudad de San Francisco, California, un buen hombre; él era mi hermano, el último hermano de sangre que me quedaba, pues de corazón tengo otros y otras.  Después de un largo proceso de purificación, descargó la cruz material que lo ataba al mundo y emprendió el viaje solitario que todos debemos hacer… en algún momento.                    
Quisiera creer, como lo hacen muchos, que solo es un “hasta luego” que terminará cuando nos encontremos en algún otro lado, en ese “espacio” que llamamos más allá,  ese lugar que tanto hemos idealizado, al gusto de cada uno; pero ambos sabemos que no es así; buen viaje, hermano mío, que los ángeles custodios te enseñen el camino de retorno al Hogar.  Y después de cruzar el Leteo, solo quedará en tu alma el recuerdo de las cosas buenas, de los grandes afectos; toda la pesadilla será borrada y solo te acompañará la dicha del olvido.
            Mi hermano quiso ser enterrado en San José, al lado de los restos de nuestra madre, en donde todavía esperan hambrientos dos nichos que se insinúan ominosos con una especie de amenaza a los que, supuestamente, hacemos falta en ese trozo de tierra del cementerio “Jardín de los Recuerdos”.
            Mi hermano fue un buen hombre, y con eso creo decir todos los elogios posibles.  Puedo decir sin ningún sonrojo, que le sentía una profunda envidia por sus virtudes; tanta que, en uno de mis libros (El Análisis) llegué a decir que él era la clase de hombre que yo hubiera querido ser.
            Hoy se ha ido.  Lamentablemente, con un gran espacio de tiempo que nos quedamos debiendo el uno al otro.  Y muchas conversaciones se nos quedaron en el aire.  No las oímos, aunque quizás las sepamos y conozcamos las respuestas a las preguntas que quisimos formularnos.
            Cualquier cosa que haya “al otro lado”, estoy seguro que no será algo que lo saque de quicio y que no pueda resolver con decisión… porque de una cosa estoy seguro: mi hermano era un hombre muy valiente.   Eso simplifica el tránsito y hace posible y fácil el acomodo al estado post mortem, ventaja de enorme valor.
            Un hombre valiente, lógico e inteligente como él, no tendrá problema alguno para adaptarse a su nueva fase de aprendizaje y evolución.   Rafael era un hombre sereno, que parecía tener todos los años del universo, pero a la vez, un sentido del humor propio de un niño: era un niño-anciano o un viejo juvenil que nunca dejó de ver los problemas con sabia tolerancia.  ¿Que cometió errores?  No lo dudo.  He dicho que era un “buen hombre”, no un santo.  Pero son muy pocos los que merecen el calificativo de buenos, y mi hermano sí lo era.  En donde quiera que se encuentre, estoy seguro de que no será problema alguno para él.  Un hombre valeroso NO puede ni debe tener problema alguno al cruzar el umbral.
            Hermano mío, que tengas un breve y agradable paso por este primer peldaño de la vida post mortem, y que al cruzar el río del Olvido, borres todos los angustiosos recuerdos de tu vida terrenal, aunque en esa operación desaparezcamos todos los que aquí te hemos querido.  Ese es el camino, esa la Ley.  Sé que volveremos a ser parientes, aunque no recordemos nada de la presente vida.  Y hasta entonces y, en esas condiciones, sí es válido el “hasta luego”.  Con todo cariño
            Tu hermano
                                   RIS