domingo, 18 de noviembre de 2012

44 "Los hijos de Dios"



44   LA CHISPA   
Lema: “En la indolencia del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”
LOS HIJOS DE DIOS                  (Gén. VI- 2 y 4)
            Antes de que se nos vaya a olvidar, queremos hacer unas importantes observaciones sobre esos IMPRUDENTES versículos del Génesis, porque ellos encierran una afirmación catastrófica acerca de todo el sistema bíblico, tanto del Nuevo como del Antiguo Testamento.  Veamos el asunto con mucho cuidado porque esos insidiosos versículos ponen en peligro toda la estructura que la teología ha elaborado acerca de la naturaleza del dios bíblico y del mismo Jesucristo.  Sin embargo, es preciso recordar que Yavé, el dios bíblico NO es Dios, sino solo el dios de Israel, como la Biblia lo afirma hasta la saciedad.
            “...que viendo los HIJOS DE DIOS que las hijas de los hombres eran hermosas, tomaron para sí mujeres...”   (Gén. VI-2).
            “Había gigantes en la tierra en aquellos días, y también después que se llegaron LOS HIJOS DE DIOS  a las hijas de los hombres...”   (Gén. VI-4).
            Es indudable que el falicismo (sexualismo) era una manía irrefrenable en los rabinos, y no hubo relato alguno en el que no entrometieran el asunto del sexo, sin meditar en las consecuencias que esto podría traer a la generalidad de sus embustes religiosos.   La cosa era plagiar del Mito, aunque con su imprudencia y pasión por las leyendas helénicas, arruinaran el cuento del monoteísmo judío.  Y a pesar de que la parte doctrinaria de su religión los obligaba a que su dios fuera célibe, inconscientemente, y talvez por efecto de la propaganda subliminal de las actividades donjuanescas de Zeus, lo enredaron en un problema sexual que no tiene explicación en un dios de la supuesta naturaleza de Yavé.  No lo metieron directamente a él, pero “SUS HIJOS no se escaparon de que los rabinos los envolvieran en cuestiones de faldas con “las hijas de los hombres”, y sin mucho preámbulo o necesidad, los pusieron a fornicar con las hembras humanas.  Esos toques eróticos de la Biblia son el sello distintivo de la proclive conducta de los rabinos, y jamás pudieron prescindir de ellos.   Y es aquí en donde viene nuestra pregunta a los bibliómanos (fanáticos de la Biblia) que de buena fe o con contumacia, traten de justificar esa metida de pata: ¿Quiénes eran esos HIJOS DE DIOS y quiénes sus madres?  ¿O también fueron creados de la “nada”, como la Tierra?  Esos HIJOS DE DIOS debieron tener madres humanas para poseer cuerpos físicos sujetos a los deseos de la carne; y solamente así se podría explicar la elección por las hijas de los hombres y la necesidad de trato carnal.  ¿No es así?  Debieron de ser algo así como Heraclés, el hijo de Zeus y Alcmene; o como Dioniso, el también hijo “del que truena en las alturas” y la bella y trágica Semele.   O como Cristo.  Y eso sí que nos mete en un lío mayúsculo que bien vale la pena examinar con sumo cuidado.  Si eran hijos de Yavé, este tuvo que engendrarlos por el método convencional en alguna mujer o mujeres.  Y de ser este el caso, RESULTARÍA QUE JESUCRISTO NO ES EL HIJO UNIGÉNITO DE ESE DIOS BÍBLICO.  ¿Verdad?   Una estocada mortífera al dogma principal del "cristianismo".  Pero si se nos argumenta que esos individuos eran de origen espiritual, emanados de la deidad bíblica, entonces NO DEBERÍAN DE POSEER APETITOS SEXUALES, pues su conformación superior no requeriría de esa práctica estrictamente humana; actividad “pecaminosa” y contraria a la naturaleza de Yavé y los dioses del panteón bíblico.
            Como resultado de esa reflexión, se nos presenta un problema mucho más complicado que el anterior desde el punto de vista de la ortodoxia teológica.   Si Yavé tuvo hijos “directos”, sin participación de mujeres ni de relaciones sexuales, estos tendrían que ser de su misma esencia, es decir, dioses como su padre; y, por lo tanto, la religión judaica y su hijo, el cristianismo, TIENEN QUE SER POLITEÍSTAS, porque en esos versículos están admitiendo la existencia de muchos dioses.  Los HIJOS DE YAVÉ tendrían que ser dioses como él, si fueron emanados de su propia substancia; o semidioses, si fueron engendrados en hembras humanas.  Y cualquiera que sea la escogencia que se haga, nos situamos a las puertas de un complejo problema cuya solución NO está al alcance de bibliómano alguno.  Si los hijos de Yavé eran de su misma y única naturaleza, la religión judaica y su derivado el cristianismo TIENEN QUE SER POLITEÍSTAS porque su manual de fe admite una pluralidad de dioses.  Pero si esos individuos eran hijos de mujeres, resultaría una CATÁSTROFE PARA EL CRISTIANISMO, pues Jesús NO SERÍA EL HIJO UNIGÉNITO del dios bíblico como sostienen los evangelistas.   Un problema irresoluble a menos que se sacrifique alguna parte del dogma, o se borran de la Biblia los incómodos e imprudentes versículos con los cuales los rabinos parodiaron algo de las andanzas picarescas de Zeus, el padre de los dioses.  Un análisis profundo de este tema podría enredarnos en una de las famosas discusiones bizantinas, y es por eso que no insistiremos más en el asunto; sin embargo, les sugerimos a nuestros lectores, y especialmente a los bibliómanos, una meditación serena sobre este dilema que no es de poca monta, y que NO DEBE obviarse con explicaciones milagreras o conclusiones basadas en “la profunda fe a que está obligado todo buen cristiano”; y con la cual se quiere decir, que debe hacer la vista gorda.  El problema de “LOS HIJOS DE DIOS  es descomunal, como diría nuestro querido y amable Don Quijote.
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                        Fraternalmente
                                                           Ricardo Izaguirre S.
Blog:    “LA CHISPA”             http://lachispa2010.blogspot.com/