lunes, 28 de noviembre de 2011

678 El mundo después de la muerte


678  LA CHISPA                                        
Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”
EL MUNDO DESPUÉS DE LA MUERTE
            Por las notas de algunos amigos, he creído necesario hacer algunos agregados a “La Chispa” anterior (677).  Pero más que aclaración, es una extensión de la idea general.  Hacerla más amplia y formular algunas preguntas de fondo que son necesarias para comprender la totalidad del plan de la vida, si es que hay alguno.  En primer lugar está el asunto de la población.  ¿Podemos multiplicarnos ilimitadamente, o la Tierra tiene un tope a partir del cual se inicia el caos?  Y si esto es así, ¿cuál es ese tope y cómo se mantendría?  Pero si no hay un “hasta aquí”, eso significaría que el planeta podría seguir suministrando un infinito número de almas al reino de los cielos.  ¿Se fabrica una nueva para cada individuo que viene a engrosar el número de la humanidad? ¿O los espíritus son re-usables por infinidad de cuerpos, de acuerdo con la teoría de la reencarnación?  Y si así fuera, ¿cuál es el número de estas entidades en el planeta, y cómo es que todas participan en el proceso de la vida física?  Las respuestas a estas preguntas podrían ayudarnos a comprender la mecánica de la vida y la muerte.  Al menos nos abren otra perspectiva para observar.
            Damos por un hecho que la Tierra siempre estará y que no puede ser destruida por uno de los tantos fenómenos cósmicos que aniquilan estrellas, porque suponemos que hay un propósito divino que nos resguarda de tal eventualidad.  Pero, ¿es eso una realidad o solo un deseo?  También aquí juegan un papel importante la fe y las creencias, y eso demuestra que toda la plataforma de nuestra filosofía de supervivencia está fundamentada en débiles teorías nada sustentables desde la perspectiva científica.  ¿Existe un mundo de los muertos o solo somos materia en constante evolución hacia un fin del cual nada sabemos?  Y si existen las almas, ¿cuál es el propósito de su encarnación?   ¿No estarían libres y más felices gozando de su inmortalidad y sabiduría en el espacio?  ¿Cuál es la idea para someterlos al dolor, sufrimiento y muerte que tienen que afrontar en una cadena casi interminable?  La Teosofía nos dice que es para el aprendizaje que proporciona al Espíritu la escuela de la Materia.  Pero eso es discutible, pues quienes diseñaron el proceso, bien podrían haber creado otro sistema de enseñanza que condujera al mismo punto evolutivo sin producir tanto e innecesario dolor.
            Si hemos tenido otras vidas o no, también es dudoso, pues  nadie tiene noción de ellas; ninguno de nosotros puede recordarlas y eso nos lleva a la pregunta siguiente: ¿de qué sirven esas experiencias si no las recordamos ni podemos aplicarlas para el mejoramiento personal?   Como Personalidad, ¿de qué me sirve haber tenido docenas de vidas si no las recuerdo ni puedo sacar ventaja de ellas?   La reencarnación es materia de fe para los hindúes, y de dialéctica platónica para los teósofos, pero para el individuo corriente, algo tan insustancial como el mundo de los muertos y todo aquello que se escapa al conocimiento empírico. 
            De sobrevivir algún grado de consciencia cuando morimos, ¿qué haremos en ese mundo?  ¿Hay alguna organización e interactuamos de verdad con otras personas reales?  ¿O solo somos víctimas de una ilusión, de un estado subjetivo de consciencia que los tibetanos llaman Devachán o morada de los dioses?  El cielo de los zoroastrianos y cristianos.   Un teósofo eminente lo define así: “Corresponde a la idea de cielo o paraíso, en donde cada mónada individual vive en un mundo que se ha creado por sus propios pensamientos, y en donde los productos de su propia ideación espiritual se le aparecen substanciales y objetivos  F. Hartmann.  Entonces, de acuerdo con esta definición se trata de un mundo ilusorio y no de la realidad de la que nos hablan las religiones.  Allí las almas desencarnadas “inventan” su mundo particular de acuerdo con su educación religiosa; pero eso no corresponde a ninguna realidad.  Son sueños.   Pero antes de llegar a ese cielo ficticio, el muerto deberá pasar por ciertas etapas intermedias, porque es obvio que no todos pueden llegar directamente al cielo o Devachán.  Esa parte media debe ser el infierno y el purgatorio que, como el cielo o Devachán del muerto, TIENEN que ser lugares imaginarios; más bien, estados de consciencia.  Y si podemos “saltarnos” el cielo, también deberíamos poder hacerlo con esos otros dos estadios ilusorios.  ¿No es así?
            Madame Blavatsky, autora de la “Doctrina Secreta” y la máxima autoridad teosófica, confirma este aserto al admitir que un individuo que no crea en el cielo (un ateo), bien puede reencarnar sin haber pasado por esa etapa.  Entonces, los otros sitios o estados de consciencia (infierno y purgatorio) bien pueden ser eludidos de la misma manera: con solo no creer en ellos.   Lógica de primer grado.  Pero todo eso solo es teoría; muy hermosa, “racional” y bien estructurada, pero teoría fuera del alcance de la comprobación de la generalidad de los hombres.   ¿No es más simple pensar que no hay nada después de la muerte?  Así no tendríamos dudas ni angustias; tampoco miedos a un hipotético lugar llamada Infierno ni, mucho menos, a su ridículo y contradictorio Diablo.  ¿Por qué hemos de aceptar conclusiones basadas en premisas sin ninguna posibilidad de demostración?  Nuestra vida es demasiado importante como para someterla al norte que nos señala ese montón de fábulas y supersticiones.  Resuelva sus problemas aquí.  Y los del más allá (si existe), arréglelos allá.  Y no es asunto de abandonarnos en la excesiva indulgencia o la irresponsabilidad moral, sino hacer uso correcto de la lógica en el análisis de un problema sin solución.  ¿Qué caso tiene estar sufriendo por algo que no podremos dilucidar (¿?) hasta que hayamos muerto?  Si hay algo del otro lado, ya lo sabremos y hallaremos el modo de enfrentarlo; y si no hay nada, pues ¡qué dicha!
            Dicen los hindúes que los actos de esta vida condicionan la próxima existencia, y así debe ser, pues en un universo lógico, no puede haber una acción sin reacción.  Así que “por si las moscas”, pórtese bien no para ir al cielo, sino porque es su deber moral.  Cuide sus actos, pensamientos y deseos, esa es la mejor forma de asegurarse de que, de haber algo después de la muerte, su mente estará libre de remordimientos y pesares por sus malas acciones y pensamientos; y así no tendrá que enfrentar a los demonios de su consciencia.  Tenga presente que lo bueno o malo que hizo, es la carga moral con la que habrá de enfrentarse a Osiris en busca de la absolución.  Pero mientras tanto, no sufra ni se atormente con teorías.
            Fraternalmente                                        
                                     Ricardo Izaguirre S.                     E-mail:  rhizaguirre@gmail.com
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jueves, 24 de noviembre de 2011

697 Los latinos y sus partidos políticos

697   “LA CHISPA”       
Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”
LOS LATINOS Y SUS PARTIDOS POLÍTICOS
       La peor patraña en la que están enredadas nuestras sociedades, es la constituida por la “democracia formal” y los partidos políticos.  Pero NO lo analizamos, porque de hacerlo, nos veríamos ante la obligación de pensar, decidir y actuar, esfuerzo demasiado grande para unas poblaciones acostumbradas al abandono y a que otros hagan sus tareas.  Pensar nos asusta, y es por eso que siempre actuamos en manadas, en grupos donde se pueda diluir y disimular nuestra responsabilidad cívica individual.  Nos asociamos a un partido por evasión y, con emitir nuestro voto, creemos cumplido nuestro deber ciudadano.  No hemos encontrado, ni siquiera hemos imaginado una alternativa al engaño partidario.  Nos duele pensar.   Rehuimos hacerlo porque eso nos aterra; además, porque nuestra Constitución Política nos proporciona una vía fácil a ese dilema: DELEGAR.  ¿En qué o quiénes?  Pues en los que saben: los partidos y sus dirigentes.  En los de siempre, en “los de arriba”, en síntesis, en la oligarquía.  Y aunque esto suene monótono es la única verdad, aunque no queramos verla.  Ese simple y brutal esquema nos abochorna porque es una treta demasiado burda.  Es mediante ella que unos pocos se han hecho con el poder y la capacidad para decidir por nosotros.  Por eso nos incomoda y avergüenza.  Preferimos cerrar los ojos y decir que creemos en la “democracia” y que este es el  mejor sistema de gobierno.  Eso también nos ha hecho creer la “educación cívica”.  Es otro de sus sacrosantos dogmas.  Pero dentro de nosotros sentimos frustración.  Algo nos dice que eso no está bien.         “Estamos escuchando al pueblo…”
            Nos da pena que cuatro gatos puedan, a espaldas nuestras, decidir quién será el futuro presidente o presidenta de nuestro país.  O quiénes serán los vicepresidentes.  O los diputados y todos aquellos que, se supone, son de elección popular.   Pero callamos.  Nos angustia la tontería de un mecanismo de alienación que nos convierte en títeres inconscientes, y es por eso que NO queremos verlo.  Nos ruboriza saber que somos monigotes utilizables para beneficio de unos pocos.   Es por eso que haremos y diremos lo que sea con tal de no enfrentar esa dolorosa verdad.  Delegar es la palabra clave.  “Usted delegue en sus líderes partidarios y váyase a su casa a descansar; ellos saben qué hacer con su dinero, sus intereses y su patria.  Usted duerma mientras ellos hacen su agosto y cobran las “comisiones” por sus actividades extra o intra gobierno.  Olvídese de todo, que ellos están al mando y saben como hacer negociazos al amparo del Poder.  Ya lo llamarán dentro de cuatro años para que vuelva a refrendar a los candidatos que usted NUNCA eligió”.   ¿No es irrisorio que un sistema tan sencillo, casi tonto, ponga de rodillas a pueblos enteros ante sus respectivas plutocracias?  Y lo que es peor, voluntariamente…         “Nos preocupa la seguridad…  
            Recuerden que los partidos políticos NO SON LA EXPRESIÓN DE LA VOLUNTAD POPULAR sino de las oligarquías, y en cuya formación NUNCA interviene la gente de a pie.  Ni en la escogencia de sus dirigentes o candidatos.  Los partidos son excluyentes del pueblo, aunque den la impresión de lo contrario.  Ciudadano: usted solo es un ladrillo que ellos ponen donde les da la gana y les sirve.  Usted no es más que un número…un tonto útil, un votante.  Un don nadie que no cuenta para nada, a menos que pueda “poner el huevo”.  No olviden que todas las “dirigencias” de estas empresas políticas están formadas por la misma gente del Poder.  Los mismos de siempre: los vanidosos que exponen sus nombres en la palestra, y los que no necesitan ni quieren hacerlo para no darse el bañazo.  No hay candidato que no sea parte de ellos o que no esté sujeto a su aprobación y control.  Si usted cree otra cosa, es más ingenuo de lo que se imagina.  Los partidos son el arma del Juicio Final de la democracia formal; la más brillante ocurrencia con la cual los ricos se deshicieron de las molestas revoluciones y protestas.  “La mayoría eligió esto, así que cállese y espere las próximas elecciones para protestar con su voto”. Incluso los comunistas, fascistas y ultraderechistas pueden presentar sus candidatos al ridículo y la lástima.  El mecanismo goza de autoinmunidad.        …ciudadana”
Además de los partidos, las oligarquías cuentan con otro elemento de dominación programada: la ESCUELA.  Durante siglos esta ha sido el cómplice silencioso de esta actitud patrocinada por “la misma gente”; por los titiriteros que han montado la tramoya desde siempre.  La escuela ha sido un ente embrutecedor en cuanto a la actividad cívica de los pueblos.  Inconsciente, pasiva y nada crítica, esta ha seguido fielmente los llamados “Fines de la Educación Nacional”, los cuales no responden a las aspiraciones reales de los pueblos, sino a los intereses de los que gobiernan desde toda la vida.  En la práctica, los tales objetivos no persiguen otra cosa que crear ciudadanos dóciles, domesticados en un credo diseñado para producir hombres y mujeres sumisos a los mandatos de los que controlan el sistema.  La eficacia de este procedimiento radica en que sus víctimas son indefensas, pues tanto maestros como alumnos han sido “formados” con la misma metodología que les presenta a la “democracia formal” como la mejor forma de gobierno que existe.  Y de hecho, parece que así fuera, pues ¿qué mejor que la libertad de escoger a nuestros gobernantes en un acto de soberanía individual y colectiva?  ¿Qué mejor que la idea de gobernar por delegación en individuos (los diputados) que “hacen la voluntad del pueblo”?   ¿Qué idea más reconfortante que saber que tenemos un Presidente que se preocupa y vela por el bienestar de su pueblo y no por cobrar “comisiones”?           Irónico, ¿verdad?
Sin embargo, todos sabemos que eso NO ES CIERTO.  Todos sabemos que los partidos no son órganos del pueblo sino de la casta de privilegiados, y que NUNCA es elegido ningún ciudadano de valía popular sino los mismos sujetos, los miembros del partido que están bien con la dirigencia y los grupos del Poder.  Los que son simpáticos-as y obsecuentes con los “de arriba”; los que están dispuestos a aprobar las leyes que benefician a los comerciantes, terratenientes, banqueros, caseros y toda la legión de los que componen la Argolla.  Es presidente el que tiene poder económico y la astucia para auto elegirse.  Es “elegido” el vicepresidente que más puede pagar por ese puesto.   Los partidos solo son el antifaz que legitima un sistema dictatorial vergonzante.  Pero si usted quiere seguir siendo “partidario”,  es su elección.
Partidariescamente                                ¿Sucede algo parecido en su país?
                              Ricardo Izaguirre S.         E-mail: rhizaguirre@gmail.com
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miércoles, 23 de noviembre de 2011

682 ¿Dónde puedo orinar?


682    LA CHISPA          
Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”
¿DÓNDE PUEDO ORINAR?
            Desde luego que en el retrete de mi casa, o en el de las personas a las que visito, pero esa no es la intención de la pregunta, sino que dónde puedo hacerlo si esa necesidad me asalta en el centro de San José o cualquier ciudad de Costa Rica (que podría ser igual en tantas ciudades de Latinoamérica).  Hace tiempo escribí unas “Chispas” acerca de este problema de nuestras ciudades, en este caso, de San José (la # 285 y la 151).  En la 151 dije que San José es una ciudad fea en la que no hay nada que ver; y en la 285 me referí a los conatos de urbanismo que la Municipalidad pone en manos de los albañiles de esa Institución.  Y después de mucho tiempo, y pese a los “bulevares” con sus inexplicables asientos, es poco lo que se ha hecho.  Aunque es justo reconocer el esfuerzo realizado.  Al menos, ahora hay dos pedacitos de calle en donde se puede caminar con cierta seguridad.  ¡Felicitaciones!  Sin embargo, hay dos problemitas que siguen siendo una incomodidad de primer orden para cualquiera a quien se le antoje una necesidad corporal en la calle o el centro de San José.
En estos días vi en un documental en la tele, algo que me causó una muy buena impresión: los servicios públicos de las ciudades europeas.  El programa se refería a París, pero es fácil suponer que eso debe ser una norma por todo ese continente.  Estructuras pequeñitas que no solo son oportunas y útiles sino que son auténticos adornos que contribuyen con el ornato de la ciudad.  Se ve que estos servicios no fueron encomendados a la inteligencia y buena o mala voluntad de los albañiles de la Municipalidad de París sino a arquitectos y gente conocedora del diseño y la funcionalidad de este tan esencial servicio comunal.  Verdaderas obras de arte dedicadas a la resolución de necesidades vulgares pero ineludibles e importantísimas.  Logré ver que algunos tienen ranuras para introducir monedas, lo cual me parece muy justo para su mantenimiento y aseo. 
Entonces, ¿cómo es que San José, una ciudad que se precia de ser turística no tiene este tipo de servicios?  Si usted siente un apuro de esta clase, no tiene dónde resolverlo, a menos que se meta en algún McDonalds o cualquier otro negocio de esa clase en donde se verá obligado a comprar algún alimento que le costará miles de colones.  ¡Porque si no compra, no le prestan la llave!  Y en cierta forma tienen razón, pues esos servicios son para sus clientes como indica la ley.   Los otros edificios en donde puede solicitar el servicio son algunos bancos.  Pero en estos siempre se encuentran en lugares ocultos, detrás de las cajas de caudales o en el décimo piso, cuyo ascensor siempre está fuera de servicio.   Solo puede ir al Mercado, a un asqueroso servicio en el cual las mujeres que cuidan, barren las canoas mientras usted está orinando. 
¿Cómo es que la Municipalidad no ha pensado en solventar ese problema?  No importan que los pinten con los colores del partido en el gobierno.   Servicios bonitos, limpios a la vez que decorativos y funcionales; con ranura tragamonedas para el mantenimiento.  Podrían ubicarse en el parque Nacional, el Morazán, frente al Teatro Nacional, en el parque de la Merced, en la Plaza de la Garantías, frente al Banco Central, al costado de la Caja del Seguro, frente al Hospital de Niños y otros lugares estratégicos de grandes aglomeraciones.  Cualquiera que lo necesite pagaría con gusto con unos colones para saciar su necesidad, lo cual produciría suficiente dinero no solo para su cuidado sino para recuperar la inversión.  Aunque deben ser gratis. 
Parece que en todos los negocios tienen una política obsesiva por no prestar los servicios, aunque los tengan.  No entiendo ese egoísmo y falta de voluntad, pero así es.  Así es en el Centro Comercial del Sur, en donde tienen el servicio público en un sitio sin rótulo y prácticamente sin acceso a él.  Parecido es en el Parque de la Paz, aunque allí hay muchos árboles…  Pero como esto es un problema público, debe ser la Municipalidad la encargada de resolverlo; y ya que están trabajando ahí en el Parque Nacional y el Morazán, bien podrían, de paso, resolver ese problema de una vez por todas en ese sector: unos sanitarios bien lindos, y unas fuentes de agua no solo prácticas sino artísticas.   Además, como los choferes ya se acostumbraron a NO PASAR por ahí, ojalá que conviertan toda esa área en un sitio peatonal libre de esos esperpentos humeantes llamados autobuses.   Que ese paseo sea un pulmón más de San José.
El otro de los problemita es el agua.  Un día de estos dediqué parte de la mañana a observar las obras que se realizan en la Estación al Atlántico y el Paseo de las Damas.  Recorrí todo el tramo desde la Terminal hasta el parque Morazán, y noté que en ninguna parte existe una sola fuente de agua.  No la hay en ninguno de los parques ni sitios públicos de todo San José.  Aparte de un par de adefesios de cemento que hay en el Parque de la Paz, estas deseables fuentes no se encuentran.  No la hay en la plaza del Teatro Nacional, tampoco en el Parque Central, la Merced, Dolorosa, la Plaza de las Garantías ni en la avenida central.  Ni siquiera en el Mercado Central, pues allí hay que pedirla en las fondas en donde nos la dan de mala gana.  El paseo de la avenida central debería estar lleno de fuentes como la del reloj de  la Plaza de la Cultura, e innumerables grifos en donde tomar agua o lavarse las manos.  ¿Por qué dan por un hecho que nadie las necesita?  ¿Por qué suponen que nadie requiere un servicio sanitario y que basta con los que hay en ciertos negocios privados?  Un descuido imperdonable de la Municipalidad; pero ahora que está empeñada en embellecer la ciudad, es el momento propicio para corregir esa deficiencia.  Les agradecemos profundamente lo de los bulevares, y ojalá que puedan echar lo más lejos posible del centro de la ciudad a esos agresivos, humeantes y destartalados autobuses que la congestionan, afean y amenazan a los peatones.
Cuanta vía se “roben” para exclusividad de la gente de a pata, constituye una bendición.  Recuerden que el eje de toda actividad urbanística NO es facilitar el tráfago de vehículos, sino hacer que la ciudad sea amigable con los seres humanos.  Que sea acogedora, tierna y segura.  Que no constituya una permanente agresión en contra de sus moradores, y que estos no vivan en estado de pánico por el tránsito de tanta máquina asesina.   Y los baños públicos y las fuentes, contribuirían grandemente con este objetivo.                                                                                                             ¿Cómo está este asunto en su país?    
Agradecidamente                                            Blog:    http://lachispa2010.blogspot.com/
                              Ricardo Izaguirre S.        E-mail:  rhizaguirre@gmail.com
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martes, 22 de noviembre de 2011

725 Nunca se es tan viejo para aprender

725      “LA CHISPA”           
Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”
NUNCA SE ES TAN VIEJO PARA APRENDER
            Esto no es un eslogan político como el de “nos preocupa la seguridad ciudadana” sino el lema que debería tener toda la población de un país.  De todos las naciones de la América Latina.  Pero no solo se refiere a la educación natural que nos da la vida, la cual es inevitable, sino que incluye aquella que es formal y abarca desde el nivel elemental hasta el profesional.  El ciudadano debe promover y exigir este tipo de educación, y el Estado está en la obligación de implementar el Sistema que la ponga en práctica.  Ya que contamos con los medios necesarios, solo es cuestión de organizarlo de manera que resulte fácil, práctico y de accesibilidad ilimitada.  Que estudiar sea un placer como ir al cine o a bailar.  Que no tenga horarios rígidos ni asistencia obligatoria a lecciones “magistrales”.  Incluso sin exámenes ni pagos onerosos.   Más allá todavía: sin rótulos ni certificados que engañen a las personas haciéndolas creer que ya los saben todo y que no necesitan aprender más porque un cartón así lo dice.  La titulitis es una enfermedad de las sociedades mediocres.  Solemos menospreciar a las personas que no los tienen, sin importar que sean sabias; pero cualquier idiota patas vueltas que tenga un MBA, Dr, Phd, Msr, PDF, SCRB, Adp, LAp o cualquier otra sigla de esas, nos deja con la boca abierta.  Sobre todo, si son en inglés.       (Chiste electorero: “No preocupa la transparencia política”)
            Esa observación no quiere decir que los pergaminos no tengan valía en la formación profesional, ¡claro que la tienen!  Lo que se quiere significar es que en la Educación Popular este asunto no debe convertirse en el objetivo único ni en una manía que nos haga suponer cosas erradas de la enseñanza; no es tener un diploma lo que importa sino prepararse para ser mejor persona y un trabajador más útil y capaz en el proceso de generación de riqueza.   Un título suele mutilar a personas que podrían seguir aprendiendo.  Muchos se conforman con eso porque esa es una medida límite que ya nadie les puede quitar aunque se olviden de casi todo lo que aprendieron.   Los títulos suelen ser el broquel de la gente anodina.  Esos que no nos dicen su nombre si no le anteponen el Doctor, Licenciado, Máster o lo que sea.  Sin ellos se sienten desamparados.
            La Escuela Moderna debe ser interminable, permanente, ilimitada en sus alcances, soñadora.  Pero sobre todo, debe ser popular, democrática, humilde, fraternal e igualitaria en el buen sentido.  Las universidades modernas han perdido esa visión y se dedican a producir profesionales ávidos de riqueza; individuos que perdieron la noción de que son miembros de la sociedad a la cual solo miran como una presa para ser devorada.  Son depredadores miembros de una elite que se ha separado de la matriz que los formó e hizo posible sus logros a nivel personal.  Las universidades privadas son cubiles en donde se amamantan a los futuros parásitos de la sociedad.  Y las públicas se han plegado a esta política por razones obvias: no pueden ni deben ser competencia de la empresa privada.  Por eso se han encarecido y se convirtieron en inaccesibles para la gente pobre y marginal, que constituye las enormes masas de la población latinoamericana.  Para asistir a la “U” hay que vivir en las grandes ciudades que justifiquen la inversión del “negocio de la educación superior”.  Muchas incluso son transnacionales.  Así que para que estas continúen siendo un business rentable, obligan a los gobiernos a encarecer las universidades públicas, con lo cual les cierran las posibilidades de estudio a las mayorías.   Sería bueno que alguien nos explicara por qué cobran las universidades públicas.  ¿No deberían ser gratis?  ¿No se financian con los impuestos que todos pagamos?
            La Escuela Moderna NO debe dejar por fuera a ninguno de los componentes de la población, incluyendo a los viejos.  Si un hombre de 20 años no ha aprobado la primaria ¿por qué se ha de considerar como caso perdido y condenado para siempre a los trabajos de peor categoría?  Lo mismo sería si tiene 30, 40, 50 ó 60 años.  Siempre puede ser animado e incorporado al Sistema de Educación Pública Permanente.  ¿Cómo?  Mediante premios monetarios.   Si no ha aprobado la primaria, gana 100 pesos; si la aprueba, gana 125; si es bachiller, devenga 175.  Ese es uno del número infinito de estímulos que el Estado debe crear para que todo ciudadano entre en el Sistema.  Que un hombre de cincuenta años entienda que siempre puede estudiar desde su casa, en su tiempo libre, sin exponerse a la vergüenza de asistir a un aula con gente joven.   Que se entere de que puede convertirse en bachiller en dos, tres, cuatro o cinco años y recibir su diploma, sin importar que tan solo sea para ir a enseñárselo a san Pedro, como me dijo una simpática y pícara amiga cuando le conté que estaba estudiando computación.    (Chiste político: “Nos preocupa la atención médica del pueblo”)
            Las universidades del Estado deben ser prácticas y gratis, pues todos las mantenemos con nuestros impuestos, como a todas las ramas del Gobierno.  No deben prestarse para hacerle el juego a la empresa privada de la educación, negocio archimillonario que limita y anula las posibilidades escolares de la “gente marginal”.  El negocio de la educación privada es idéntico al modelo de la BANCA PRIVADA: se cobran altísimos intereses en la Banca Nacional, para que los banqueros privados puedan hacer lo mismo “legalmente”.   Triquiñuelas que se arreglan políticamente, como lo hemos denunciado en esta “Chispa” desde hace años, desde que iniciaron la criminal DEVALUACIÓN.    La UNED no tiene por qué ser tan cara.   Es una universidad que debe ser absolutamente gratis.  No hay razón alguna para que cobre un centavo a sus alumnos.  Más bien debería ser el eje sobre el cual comience a pivotar el Sistema de Educación Pública Estatal.  Tiene la experiencia y el personal; solo debe despojarse de la arrogancia y las ideas exclusivistas de universidad privada que ya empiezan a sentirse en su campus. 
            El Sistema debe ser ecuménico, y los que lo dirijan tendrán que olvidarse del cuello blanco y ponerse el overol; deberán renunciar a toda prepotencia y entender que no son dioses olímpicos sino ciudadanos comprometidos con una Patria futura mejor.  Con la mayor igualdad posible para todos sus ciudadanos, y la cual comienza con el derecho a EDUCARSE hasta donde la propia capacidad lo permita, sin límites ni barreras artificiales o económicas.  Y eso incluyo a TODOS los ciudadanos, de TODAS las edades.   
            Viejescamente                        (¿Cómo funciona esto en su país?  ¿Hay oportunidades reales?)
                                     Ricardo Izaguirre S.                                E-mail: rhizaguirre@gmail.com
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domingo, 13 de noviembre de 2011

675 ¿A qué raza pertenecemos los latinoamericanos?

675    “LA CHISPA”      
Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”
¿A QUÉ “RAZA” PERTENECEMOS LOS LATINOAMERICANOS?
            Primero aclaremos que latino no es más que un apodo de un sector de la raza aria cuyo idioma fue el latín.  Ser latino, pues, NO ES UNA RAZA.  Y ser latinoamericano, mucho menos.  Sin embargo, con el tiempo, el término se ha convertido en la definición de un conglomerado de países con ciertas características físicas de un muy amplio espectro que bien puede clasificarse como un “REVOLTIJO” de pueblos que involucra a los indios, blancos, mestizos, negros y mulatos.  Pero en esencia, latinos son tres subgrupos: los europeos nacidos en América, especialmente, los que son hijos de italianos, españoles, franceses o portugueses; los híbridos resultantes de estos “blancos” con los autóctonos y mixtos; y los distintos cruces entre mestizos.  Los indígenas americanos no entran en la categoría de latinos, tampoco los negros ni los chinos, aunque hayan nacido en estas tierras.  Sin embargo, cabe mencionar a una importante población latinoamericana que no habla español sino francés, y a los que nadie considera como tales: los canadienses de Quebec, los descendientes de franceses.  ¿Curioso, verdad?   Pero lo son.
            Los hijos de estos inmigrantes europeos son el bloque caucásico de la población latina y forman la mayoría de la población de Argentina, Chile, Uruguay, Costa Rica, Puerto Rico, Cuba y Brasil.  Además, está el variadísimo grupo de los mestizos, una enorme masa de gente difícil de ubicar desde el punto de vista de su físico.  Abundan en México, Venezuela, Perú, Ecuador y Centroamérica.  En este grupo se encuentra una escala casi infinita de valores y porcentajes de los dos componentes (indígena y europeo) que los sitúan en la tierra de nadie desde el punto de vista étnico.
            El Bhagavad Gita (el Canto del Señor), el libro sagrado de la religión hindú dice: “Por esas malas acciones de los destructores de la familia que crean a los mestizos, quedan destruidos los cultos religiosos de la familia y de la casta”.    Los indios (de la India) saben muy bien el significado de la raza, ya que ellos forman la primera sub-raza de la Quinta Raza Raíz o Aria.   Y es por eso que pugnaban por la conservación de esta en un orden que le confería a cada uno el escenario que le permitía el desarrollo máximo de sus potencialidades físicas y espirituales.  Por eso en las Leyes de Manú y en el Gita, están estipuladas las cuatro castas: sudras, vaisyas, satriyas y bramanes.  Sirvientes, comerciantes, guerreros y maestros.  Ahí cada uno sabe cuál es su lugar en la sociedad, cosa que los latinos ignoramos por completo, pues somos eso: un mal producto de cruces indeseables, destructores de los cultos y de las cosas buenas de la raza, indígena o europea.   Los ingleses conocían muy bien este principio, y de ahí que NUNCA formaron esos revoltijos raciales a los que eran tan proclives españoles y portugueses.  Mantuvieron pura su raza aria, y aunque se extendieron por todo el mundo y formaron países “ingleses” (Aust. Canadá, USA, etc.)  jamás se revolvieron con las razas inferiores.
            ¿Será el mestizaje una de las causas de nuestra mediocridad?  La conservación de la pureza de la raza ha sido el mayor compromiso de las sociedades, pues esta constituye el lazo interno principal de cada una de ellas; es una actitud que no solo se limita al campo biológico sino que penetra en las raíces de algo mucho más profundo que el aspecto físico.  Razón tenía Hitler y los alemanes al esgrimir su xenofobia como uno de los vínculos más poderosos de su gente.  Como buen estudiante de ocultismo, el führer conocía muy bien ese principio que comparten todos los europeos, aunque no lo digan.  Pero ese fue el pecado de Alemania: oficializar públicamente su racismo.  Sin embargo, ese es un sentimiento compartido por todos los pueblos que pertenecen a un tronco  definido (chinos, arios, japoneses, hindúes) y que evitan cuidadosamente mezclarse con individuos de otras etnias.  Pero nadie supera en ese celo a los judíos, gente que pertenece al grupo ario-semítico (Tercera sub-raza de la Quinta: los árabes).  Claro que hay un componente cultural que ha conducido a la clasificación peyorativa de las razas en superiores e inferiores.   Pero ¿es esto falso o hay razones que justifiquen esa apreciación?   Por lo que toca a nosotros, esa etiqueta está más que fundada.
            Los latinos NO pertenecemos a raza alguna, pues nuestra base genética (la indígena) se encuentra muy diluida físicamente, y perdida culturalmente.   Y el componente europeo debería ser estudiado científicamente para poder catalogarnos de alguna forma un poco más técnica.  Algo así como latino tipo # 1 (europeo puro nacido aquí).  Y a partir de ahí, vendrían las clases 2, 3, 4…10, dependiendo del porcentaje de mezcla entre sus antepasados.  Como el de un matrimonio formado por un español criollo casado con una mujer hija de una indígena y un europeo.   Ese chico sería un espécimen clase 4 ó 5, y así sucesivamente.  De esta manera, se podrían establecer unas diez o más categorías que ayudaran un poco a definir nuestras inclinaciones o simpatías étnicas.  Y nuestra identidad racial.  Porque nadie puede negar que en la América Latina es un estigma abominable ser “indio” (indígena), y el mecate que limita nuestro ámbito social es el componente racial que tenemos.   No cuentan las excepciones, que no son más que meras curiosidades (molestas o folclóricas).
            El requisito básico para empezar a entender nuestra personalidad y el papel que jugamos en este mundo globalizado, en donde tenemos que rozarnos con toda clase de gente, es definir a qué “raza” pertenecemos.  Mientras no aclaremos eso, no podremos avanzar como grupo, pues es obvio que un indígena de Perú o Bolivia NO puede identificarse con un rubio argentino.  Para aquel, este es un ser extraño.  Es una especie de determinante genético que va más allá de las apariencias o la educación.  Hay algo ahí que no calza, y talvez esa sea la causa fundamental (que nos negamos a ver, y mucho menos a aceptar) por la que no podemos integrarnos plenamente.   Es la razón que se calla, que no se dice pero que siempre está presente.   “Esos indios de mierda”.   Con eso queda dicho todo.   Aunque ellos sí son una raza, lo mismo que los negros o los chinos que habitan entre nosotros.  ¿Qué somos los latinos y a qué grupo pertenecemos?  ¿Con quiénes nos podemos identificar sin sentirnos vasallos ni disminuidos, o que nos miren solo como mascotas o tontos explotables?   Si usted tiene una respuesta…
            Racialescamente
                                     RIS                               E-mail:  rhizaguirre@gmail.com


     
  

696 Cuestión de infraestructura

696    “LA CHISPA”       
Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”
CUESTIÓN DE INFRAESTRUCTURA
            No existe desarrollo alguno si no hay infraestructura.  Esa premisa es válida en todas las actividades humanas, incluyendo los deportes.  En el caso de Costa Rica, donde solo hay un deporte nacional, se trata de una plataforma para el desarrollo máximo del fútbol.  Este plan requiere de varios elementos: jugadores, afición, dinero, instalaciones, dirigentes y profesionales del deporte.  Tenemos la materia prima (buenos futbolistas), una afición generosa y apasionada, esperanzada y siempre dispuesta a sufrir.  El Estado tiene dinero a montones, y si redirigiera parte de lo que desperdicia en campañas políticas hacia el deporte principal, habría suficientes recursos para dotar a los dirigentes del fútbol nacional, de todos los recursos que hacen falta para proveer todo lo que falta hace: gente capaz e instalaciones.  
En cuanto a lo primero, es ineludible contratar pedagogos capacitados.  Necesitamos especialistas en medicina deportiva, técnicos en diversas áreas, preparadores físicos, sicólogos y, sobre todo, verdaderos técnicos que vengan a montar un PROCESO A LARGO PLAZO, y no un bingo “resultadista” que nos clasifique a un determinado torneo o campeonato.  Queremos personal que domine los temas de organización y disciplina y que, por su condición de extranjeros, no incurran en las irresponsabilidades típicas de los nacionales, en el compadrazgo o las patas políticas.  Personas RESPONSABLESEl chovinismo en el deporte es la peor elección que podemos hacer.  No es cierto que todo lo nacional sea mejor por el simple hecho de ser nativo.   Requerimos de hombres sabios que puedan crear cátedras en las universidades para preparar elementos que “sepan de verdad”, y que puedan tomar decisiones basadas en criterios serenos y atinados.  No como los de tantos calenturientos de los que plagan el ambiente.   Gente conocedora que no esté contratada por grupos o entidades clientelistas que solo busquen glorias fugaces. 
            La enseñanza del fútbol NO es una cuestión de magia y camino fácil.  Es un viaje metódico, lento y casi imperceptible en sus cambios, hasta que no haya pasado mucho tiempo.  Como el fútbol de los Estados Unidos en los últimos 25 años.   No se han convertido en una maravilla porque carecen del genio individual en sus jugadores, pero eso sí, ya tienen una ESCUELA bien definida y capaz de poner en aprietos a cualquiera.  En Sudáfrica tumbaron a España e hicieron sufrir nada menos que a Brasil.  Pero eso NO es producto de la casualidad, improvisación o suerte.  Es la consecuencia del trabajo serio, continuo y respetuoso de las metas que se propusieron en determinado tiempo.  Allí no corren a los técnicos a capricho o por los resultados de un partido; esperan que se cumplan los pasos planeados y luego proceden al siguiente nivel.   Eso es metodología.  Y como dije en alguna “Chispa”, no está lejos el día en que veamos a los hijos del Tío Sam alzar la copa FIFA.  Continuidad en el proceso, esa es la piedra de toque.  Tenemos que contar con individuos que piensen, formen y dirijan.  Debemos fijarnos una meta a diez años y cumplir todas sus etapas al pie de la letra.
La otra fase del plan son las instalaciones físicas.  Es increíble e inaceptable que en un país fubtolero, tengan que ser los chinos (en una obra de caridad) los que vengan a hacernos un “estadio nacional”.  Es útil,  práctico y “balato”, pero es una vergüenza.  Cada cabecera provincial DEBE contar con un estadio moderno de calidad internacional para celebrar unos juegos nacionales, centroamericanos, panamericanos e incluso mundiales, aunque esto último solo sea un sueño.  Si hemos de soñar, que sea en grande.   Eso, al margen de que los equipos profesionales puedan tener sus propios estadios privados, como el Saprissa.  El Estado TIENE LA OBLIGACIÓN de ofrecer estas instalaciones para no convertirse en rehén de los clubes.  Además, está la obligación de abrir canchas públicas por todo el país, en todos los barrios.  Es de esas plazas abiertas de donde salieron infinidad de estupendos futbolistas naturales.  Así fue en el pasado y puede volver a serlo.
Otro aspecto es la organización del fútbol nacional, el cual no debe ser una actividad arbitraria montada a capricho y conveniencia de los dueños de equipos o la televisión.   Nunca se debe dejar por fuera los intereses del público, el que paga, sufre y se alegra con esta actividad.  Y si en el campeonato local eso es muy importante, lo es mucho más cuando de la Selección Nacional se trata.  Aquí ya no solo es cosa de dinero sino de algo que va mucho más allá de la cuestión económica.  Es cierto que solo es un juego en que no está de por medio la vida ni el honor de la patria, pero sí es una actividad que conmociona los sentimientos de la mayoría de los ciudadanos.  Es algo que los hace vibrar, sentir orgullo y felicidad; que estimula el patriotismo hasta niveles insospechados, y que también puede sumir a la gente en la más profunda amargura.  El fútbol está relacionado con un sentimiento nacionalista difícil de superar por cualquier otra actividad cívica.  Y es por eso que afirmé que la Selección Nacional es cuestión que nos atañe a todos.  También dije que es responsabilidad del Estado no solo porque este es el rector de todo aquello que afecta a los ciudadanos, sino porque también es un elemento político de propaganda.  El fútbol es un fenómeno social envolvente que nos une y glorifica en el triunfo, y que nos martiriza por igual en la derrota.  Pero siempre unidos por un sentimiento colectivo que nos identifica con ese símbolo patrio al que llamamos “La Sele”.
La diferencia entre nosotros y los gringos o europeos, es que ellos son metódicos y trabajan responsablemente con programas a largo plazo; en cambio nosotros, solo empezamos a “planificar” cuando se acercan los campeonatos mundiales; a hacer piñatas y cálculos con los dólares que nos van a dar; a repartimos la carne antes de cazar el venado.   A contratar “técnicos” nativos baratos que van y vienen y que pueden ser manipulados a discreción, pero sobre todo, a IMPROVISAR.  Creemos que basta con la calidad individual de los atletas y, por si acaso, una buena rezadita a la Virgen de los Ángeles, a la cual involucramos en política, agricultura, el problema muellero, en la vida social, en el asunto de las “comisiones” y, por si fuera poco, queremos que se ponga los tacos.                                                     (¿Es igual o parecido en su país?)
Esperanzadamente
                               Ricardo Izaguirre S.                                  E-mail:  rhizaguirre@gmail.com
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sábado, 12 de noviembre de 2011

726 ¿Por qué se cobra en las universidades estatales?

726    “LA CHISPA”     
Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”
¿POR QUÉ SE COBRA EN LAS UNIVERSIDADES ESTATALES?
            Lugar común: la mejor inversión que puede hacer un país es la Educación, en todos sus estadios.  Entonces, ¿por qué se le pone tanta cortapisa a esta actividad?  ¿Por qué se dificulta tanto esta empresa que es la más segura para lograr el desarrollo sostenible, como dice ese eslogan tan de moda?   Véase que no hay colectividad de gente instruida que se encuentre en la deplorable condición que es endémica en casi todos los estados de la América Atrasada.  Y aún entre estos, a pesar de su baja cultura general, se nota la diferencia que existe entre los más analfabetos y los que gozan de una mejor preparación.  En las naciones con alto nivel escolar, los estándares de vida se corresponden con aquel.  Pueden sufrir traspiés, pero de inmediato alcanzan la bonanza de nuevo.  Los ejemplos de Europa y Asia (Alemania y Japón) son tan evidentes que, parece una majadería estar repitiéndolos.  Sin embargo, nuestros gobernantes se niegan a verlos y a aplicar esos modelos en sus naciones.   La Instrucción Pública es la Cenicienta entre todas las prioridades de los Estados americanos.  Nunca hay suficiente dinero para paliar las necesidades de ayer, mucho menos las de hoy.  Y ni mencionar las del futuro.         (Chiste político: “Nos preocupa la educación y la salud del pueblo”)
            ¿Cómo pueden ser tan torpes para no ver eso?   Si algo es tan evidente, ¿cómo es que nuestros estadistas no lo ven?    ¿Es una simple omisión o todo se trata de una conspiración para mantener el statu quo?  A simple vista parece imposible que algo tan claro pueda ser ignorado por hombres de grandes conocimientos políticos, económicos y sociales.  Entonces, ¿cuál puede ser la causa para que no se ponga en función una empresa que habría de conducirnos, inevitablemente, hacia el desarrollo?  En la educación de un pueblo NO HAY RIESGO ALGUNO.  Es un negocio más seguro y productivo que el de la coca, entonces, ¿por qué no se pone en acción de manera masiva e intensa?  Hay países que mantienen enormes ejércitos de parásitos a costas del erario.  Compran millones de dólares en armas que nunca han de emplear si no es para matar a su propia gente.  Con solo la eliminación de esta lacra que ha significado el dolor, abusos y muerte de cientos de miles de latinos, sería posible implementar en cada pueblo un sistema universitario de primera.  Decenas de Tecnológicos e Instituciones de Investigación se podrían montar con solo cobrar los tributos de manera justa y proporcional. 
            ¿Por qué no se hace, si la fórmula es tan simple?   Tan sencilla es la respuesta como la pregunta: porque hay gente a la que no le conviene.  Y estas personas son las que forman las Oligarquías de nuestro continente.  Estas continúan adheridas, ferozmente, al esquema económico de la Colonia.   Cantidades enormes de mano de obra barata (por ser analfabeta), exportación de materia prima y dominio de todo el deficiente aparato productor de lo que sea.  Dirección del Estado en forma permanente, control exclusivo de la banca y el sistema financiero.  Exenciones de todo tipo, evasión de toda responsabilidad monetaria a favor de la sociedad de la cual se benefician (esta incluye la escuela).  Ellos viven en su mundo detenido en el tiempo, en donde todo es ideal, y es la razón por la cual se resisten a toda modificación.  Se sienten atemorizados por la modernidad y los cambios que esta apareja.  Un joven bachiller ya no será cogedor de caféUna chica bachiller ya no será sirvienta, y eso los horroriza.  Las Oligarquías viven en su mundo “perfecto” en el cual no tiene cabida la  educación de las masas.   Estos dinosaurios sociales se sienten intimidados por el SABER, porque ellos entienden que este conlleva una forma de Poder Temible.  Y las torpes Oligarquías NO TIENEN, porque no han querido, un programa para adaptarse a esa condición que, tarde o temprano, tendrán que enfrentar.
            Con el progreso vinieron las fábricas, los procesos y la necesidad de obreros con algún barniz de cultura; y eso hizo posible que permitieran, por obligación, la apertura de una instrucción básica del populacho para que este pudiera entender órdenes escritas.  Nada más.   Pero los que probaron ese bocado inicial, descubrieron un mundo de infinitas posibilidades que podían equipararlos a las clases elevadas, y por eso exigieron más educación: colegios y universidades públicas.  Pero tal cosa NUNCA estuvo en los planes de la Oligarquía; solo fue un error histórico que debían corregir para volver a los tiempos floridos de aquellas legiones de obreros con una instrucción limitada que no les permita aspirar a nada más que a ser peones.  El número de gente educada DEBE mantenerse dentro de ciertos límites manejables.  Para eso crearon las Universidades Privadas y, desde el interior de los gobiernos, han maniobrado para que las Universidades Estatales se encarezcan de manera que se conviertan en inaccesibles para el pueblo.  Así mataron dos pájaros con la misma piedra: convirtieron la educación en un negocio (capitalismo “educativo”), y dejaron por fuera de esta a una extensa masa de la población (candidatos a ser mano de obra barata y sin muchas aspiraciones).
            Es la razón por la que las Universidades del Estado cobran cifras prohibitivas que les cierran las puertas a los jóvenes de hogares pobres.  Estudiar medicina es un sueño para bachilleres de la clase baja.  Esta profesión solo es una posibilidad real para los hijos de ricos.  Es decir, todo lo que vale la pena, siempre está en manos de ellos.  Además, como la Universidad Privada es un gran negocio, este NO DEBE TENER competencia “desleal” de parte del Estado.  Es por eso que también las han obligado a convertirse en “comerciantes de la educación”.   La empresa privada universitaria se ha asegurado no solo la casi exclusividad del negocio, sino la certeza de que de las universidades públicas NO SALDRÁ gente que pueda amenazar el inefable mundo dentro del cual viven las Oligarquías: dentro de un gran mar de miseria y angustia, que es la agenda diaria de nuestras naciones.  Las Universidades Estatales, la posibilidad de educación superior para los jóvenes de hogares de bajos recursos, se esfumó dentro de la angurria capitalista.  El sueño de libertad e igualdad de las masas se volvió “capitalista” y excluyente.  Lo que debía ser un puente hacia una vida mejor, se convirtió en una terrible e infranqueable barrera social.  Ahora las Universidades Públicas son tanto o más elitistas que las Privadas.   Las obligaron a cobrar para hacerlas imposibles a las aspiraciones del pueblo.  Por eso cobran caro.  El sueño está roto y alicaído, PERO NO MUERTO.
            Fraternalmente                                           (¿Cómo manipulan esto en su país?)
                                   Ricardo Izaguirre S.                                   E-mail: rhizaguirre@gmail.com
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10 Réquiem para un parque

10    “LA CHISPA”  

LEMA:    “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”

RÉQUIEM PARA UN PARQUE

        Después de cuatro, cinco o quién sabe cuántas administraciones, al fin están a punto de terminar de construir los novecientos metritos de carretera que atraviesan el Parque de la Paz.  Por dicha, pues así se podrá descongestionar un poco el ya colapsado tránsito automovilístico de esa parte de la ciudad.  ¡Enhorabuena!  Pero, ¿qué hay de los peatones y de los visitantes del Parque?  ¿Esos no cuentan para los ingenieros y arquitectos que “diseñaron” ese proyecto?   ¿O simplemente es que estos les importan un chayote?  Incluso la persona más simple sabe que todo proyecto vial debe ser orgánico, integral y, sobre todo, “HUMANIZADO”.  ¿Qué clase de ingenieros tuvieron a su cargo ese proyecto?  Ni siquiera en los Estados Unidos, que es una sociedad absolutamente motorizada, se dejan por fuera ciertas consideraciones en cuanto al derecho peatonal.  Pero en esos novecientos “metritos” del Parque de la Paz, se violaron todas las reglas imaginables e inimaginables de la planificación urbana moderna y, ergonómica, como suele decirse para estar “a la moda”.  La torpeza del diseño y la desconsideración total por los derechos peatonales, es la nota sobresaliente de ese pedacito de carretera.  Eso sin contar el criminal tajo que hicieron entre esa área de esparcimiento, y la colonia de multifamiliares y barrios que hay en el costado oeste de la vía; porque cuando esa carretera esté abierta, con el tránsito endemoniado que tendrá, será imposible que los residentes del lado oeste puedan visitar el parque sin poner en riesgo sus vidas.  O tendrán que ir a dar vuelta hasta la pista de circunvalación.  Allí donde hicieron lo que parece ser una parada de buses, debieron dejar un túnel peatonal para que niños y adultos pudieran pasar sin peligro, por debajo del tráfago vehicular.  Eso es cuestión de simple sentido común… pero se gastaban unos cuantos centavos más…y los peatones “no valen la pena”.
            En ese sector había cuatro o más canchas de fútbol; ahora con dificultad se podrán habilitar dos, pues no solo es el espacio que les cortaron, sino que en el medio de lo que queda, dejaron dos horribles tragantes de agua o lo que sea, que hacen imposible la práctica de ese deporte, a menos que se considere a esos bloques de concreto como parte del paisaje o defensas del equipo contrario.  Es decir, a los contratistas del proyecto lo único que les interesaba era terminar su pedacito de carretera, sin importarles todo el daño urbanístico que pudieran hacer con los disparates viales que allí hicieron.  Arruinar el parque y sus canchas es lo de menos; la cosa es que los carros pasen, sin que interese lo demás, es decir, los seres humanos de a pie.                                                                                                                                        
Un usuario de ese parque, un caminante como yo, me dijo que ante unas observaciones que él le había hecho a uno de los ingenieros del fatal proyecto del Parque de la Paz, este le había contestado la siguiente filigrana lógica y de consideración al transeúnte de a pie:  “esa es una calle para que pasen automóviles y no peatones”   Quiero creer que se trata de una broma de ese señor, pues no puedo concebir a un profesional de esa disciplina, dando una respuesta tan estúpida que no solo demostraría su ignorancia absoluta ante lo que es la esencia de la planificación urbana, sino de su falta de sensibilidad ante un problema humano.   Los vehículos en general, son un medio y no un fin.  Así que una urbe no se diseña para ellos, sino, principalmente, para los seres humanos que viven en ella; y, dentro de esta consideración primaria, se estiman y valoran aquellas que son accesorias y complementarias a esa comodidad y confort que el individuo debe sentir en lo que es su hábitat.  Una ciudad agresiva en contra del ser humano, es la negación de ese objetivo supremo que debe ser el trasfondo de toda obra de ingeniería, que se realice en cualquier comunidad formada por personas.  El Hombre debe ser el objetivo único de toda empresa vial; y en segundo lugar, los medios que este utilice para facilitarse la vida.
            Estudiemos solo una parte del proyecto: desde el puente sobre la pista de circunvalación, hasta el entronque con la calle vieja que pasa enfrente del colegio Seminario.  Veamos todas las torpezas que allí se hicieron, las cuales nos hacen pensar que esa obra no se “proyectó”, sino que fue el resultado de una retahíla de ocurrencias que se iban improvisando sobre la marcha; y de una serie de retoques finales que se hicieron a conveniencia de quién sabe quién.  Talvez el Mega Súper, entre otros.   Ese puente que pasa sobre la pista, debió tener una extensión marginal para el cruce de peatones, es decir, fuera de la baranda o muro de protección.   No puede ni debe ser que en un proyecto urbanístico, se ignore por completo los derechos y seguridad de los peatones, pues estos también pagan sus respectivos impuestos con los que se realizan esas obras.  TODOS pagamos los impuestos con los que hicieron ese pedacito de carretera, y no solo los que tienen carro.  Así que ¿por qué no nos tomaron en cuenta en esa vía puenteril?
            Tantos adefesios hay en esos novecientos metritos de carretera, que parece fueron el resultado de un intencional y malévolo proyecto para afear el Parque de la Paz.  Observen la acera del lado este, entre el puente principal y el que queda detrás del Seminario.   La acera que pudo ser un hermoso paseo peatonal de unos dos o tres metros de ancho, adornado de bancas cada cierto espacio, y con previsión de áreas verdes para arbolitos decorativos, la convirtieron en un horrendo, inexpresivo y feo bloque de concreto con una pendiente intratable.  Y por si eso fuera poco, se les ocurre poner una cerca de lata en medio de lo que pudo ser acera, es decir, esa defensa metálica bien pudieron haberla puesto un metro más adentro, o al borde mismo de la vía.  ¿No es cierto?  ¿En qué podía afectar eso?  Después de todo, esa tapia de hojalata es para impedir que los carros se salgan de la carretera.  Pero allí no ha terminado la monstruosidad, pues al llegar al otro puentecito sobre el río, la acera se va reduciendo hasta que queda en unos cuarenta o cincuenta centímetros, que obligan al peatón a pasar de perfil, para que los carros no se le lleven parte de su cuerpo.  Allí la acera debió ser otro voladizo por fuera del puente.  Que no obligara a los peatones al riego de tropezar en ese “paradero de cabro” que es la acerita interna del puente, con el peligro de caer en la vía.                                                                                                                 
Esa acera externa debió ir a conectarse con la que iría a la par de la tapia oeste del colegio Seminario.   Pero si hasta allí el peatón es agredido por esos absurdos urbanos, lo que sigue después del puente hasta la salida a la calle vieja, es una auténtica pesadilla.   La “acera” que va paralela a esa tapia del colegio, forma un paisaje verdaderamente surrealista, y el arquitecto o ingeniero que la diseñó, debió ser alumno de Salvador Dalí, Pablo Picasso o André Breton.  Es una joya del absurdo de la albañilería; imposible de concebir, si no es con toda la mala intención de causar un impacto visual severo y desconcertante al que la ve.  Esta “belleza” comienza con un declive terrible de unos treinta y cinco grados de inclinación hacia una insondable zanja que hay entre ella y la tapia del Seminario; luego, por arte de magia, empieza a enderezarse formando algo así como la espiral del ADN, hasta que la inclinación es desde el fondo de la acera hacia la calle y, abruptamente, se topa con tres filas de canastas de piedras que parecen el esbozo de una mastaba, o de las pirámides escalonadas de los mayas.  Y allí ya no sabe uno qué hacer: si se encarama en la plataforma cementada de las canastas, o se tira a la pura calle en donde, inevitablemente, pondrá la vida en peligro por el tránsito endiablado que va a circular por esa vía.  Pero si se va por encima de las canastas, a final de ellas no hay por donde bajarse y, a menos que usted sea un atleta como Iván Pedroza, tendrá que devolverse hasta la retorcida acera de caracol.  Y a partir de allí, arriesgar su vida como si esta nada valiera.   Y dentro de ese desconcertante y caótico paisaje de sueños de opio, está la inexplicable zanja que dejaron entre la acera y el muro del Seminario.  Esa hendija es un verdadero enigma digno de la Esfinge, que bien pudieron haber rellenado aunque solo fuera con tierra.  ¡Ojalá que solo sea temporal!
            Pues bien, eso apenas es algo del daño que le hicieron al Parque de la Paz, y parte de las agresiones de las que convirtieron en víctimas a los usuarios que, diariamente, caminamos por ese hasta hace poco, agradable y seguro lugar; pues de ahora en adelante, correremos el riesgo de ser atropellados en cualquier parte de esa zona.   En una próxima “Chispa” continuaremos haciendo observaciones sobre ese desconsiderado proyecto; pero por ahora, queremos que los amables lectores de esta hojita, hagan la verificación de lo que aquí hemos denunciado; y no solo eso, sino de aquellos detalles que por falta de espacio, no hemos agregado por ahora.
            Si le gustó el contenido de “La Chispa”, hágale las copias que quiera y pueda, y repártalas entre sus amigos y vecinos.   No sea indiferente ante los asuntos del gobierno, QUE SON SUS ASUNTOS, pues en esa pasividad suya, se basan los desmanes que comete la Oligarquía y su monigote el gobierno. 
                                              
Fraternalmente

                                                                       Ricardo Izaguirre S.

E-mail:                          rhizaguirre@gmail.com

Blogs:     La Chispa              http://lachispa2010.blogspot.com/   con link a            Librería en Red

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