martes, 27 de julio de 2010

477 Los mitos de la empresa privada

477    “LA CHISPA

Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”

LOS MITOS Y REALIDADES DE LA EMPRESA PRIVADA

El objetivo de toda empresa humana es hacer dinero a como dé lugar. Eso está en la naturaleza codiciosa del hombre, y tal instinto le es tan inherente como el color de la piel y la necesidad de comer y beber. La avaricia no conoce límites y es capaz de hacer que el hombre (rico o pobre) llegue hasta el fondo de la inmoralidad con tal de obtener beneficios. Ese es el postulado básico de la “libre empresa o empresa privada”. Ahora bien, ¿es malo esto? ¿Es bueno? Eso depende. Desde siempre, hombres aventureros y decididos se han embarcado en todo tipo de negocios con el fin de hacer fortuna; incluso han arriesgado sus vidas, y miles de ellos la han perdido en ese afán. Esta, pues, es una clase especial de gente que merece consideración, pero NO prerrogativas sobre los demás ni a costas de las clases trabajadoras. Ya es suficiente ventaja la astucia de la que han sido dotados para ejercer su despiadado oficio. Por lo tanto, el Gobierno tiene la OBLIGACIÓN de proteger a los débiles y pobres de la codicia ilimitada de los miembros de la “Clase Empresarial”. El Estado debe ser el fiel de la balanza social; esa es la teoría del equilibrio.
La libre empresa ES NECESARIA pues quienes la ejercen son hombres que “saben qué hacer”. Son imprescindibles como motores sociales que ponen en marcha la economía de un país; es gente que se arriesga y sabe cómo hacerlo. Pero hasta ahí. No son una clase de dioses ni tienen privilegios especiales sobre el resto de sus conciudadanos. TAMPOCO DEBEN ESTAR POR ENCIMA DE LA LEY ni servirse de esta como si fuera una herramienta más en el arsenal de recursos que poseen para realizar sus negocios. Ellos son tan útiles como los trabajadores y otros grupos productores de riqueza, pero no son intocables ni dueños absolutos de todos los beneficios que resultan de la actividad creativa y laboral de los pueblos. Un empresario es un factor de progreso, y como tal se le debe valorar. Pero entre ese derecho como trabajador y productor de bienes y servicios, y la impunidad para apoderarse de toda la riqueza que produce la sociedad, DEBE EXISTIR UNA CLARA SEPARACIÓN que la ley tiene la obligación de marcar.
Es en este punto donde empiezan las asimetrías que se dan en los países en donde el capitalismo (empresa privada) se ha adueñado de todos los mecanismos del Poder. En una sociedad en donde el Presidente, los Ministros, Diputados y Jueces pertenecen a la clase capitalista o han sido financiados por esta, la teoría del equilibrio se resquebraja y todas las ventajas pasan a ser patrimonio de los ricos. Son estos los que dictan y crean todas las leyes que considera oportunas para incrementar sus ingresos desmesuradamente, sin importar cuánto daño les puedan hacer a las clases trabajadoras o intermedias que viven de su salario o pequeños negocios. Cuando los potentados tienen la capacidad de hacer que se apruebe una “Ley de Inquilinato” que les da todas las ventajas a los dueños de las propiedades, estamos ante un abuso del Poder. Cuando nadie le pone freno u orden a las alzas de precios determinadas solo por los comerciantes, estamos no solo ante un abuso del Poder, sino ante la displicencia de un gobierno cómplice al que nada le importa el pueblo al cual representa, según la teoría. Cuando el Estado títere declara medidas unilaterales que solo van en beneficio de la clase poderosa, como la DEVALUACIÓN, estamos ante un crimen que solo tiene un beneficiario: la clase capitalista con sus múltiples rostros.
La empresa privada es tan útil como cualquier otro grupo social, pero como está conformada por hombres egoístas, codiciosos, insensibles y avaros, debe ser controlada por mecanismos legales que le marquen (con libertad de acción) cuál es el ámbito dentro del cual se pueden mover dentro de una sociedad justa. Y es ahí en donde interviene EL GOBIERNO, pero uno de verdad. Responsable no solo del beneficio de la clase capitalista sino de todos los habitantes de la nación. Un régimen con poderes INDEPENDIENTES y de extracción popular que vele por los intereses de TODOS. Como en tantas otras naciones capitalistas en las cuales se respetan y protegen los derechos de la clase obrera porque, sin esta, los empresarios no existirían. “Libertad Empresarial” NO equivale a patente de corso para expoliar al pueblo.
Es aquí en donde falla la ecuación mágica en nuestros países, y es la razón por la cual NUNCA podremos salir del tercermundismo, pues mientras no haya una clase obrera con gran poder adquisitivo para crear un poderoso mercado interno, nuestros empresarios tendrán que depender de que alguien les compre en el exterior. Con una clase obrera miserable, nunca habrá progreso general, solo de los capitalistas. Y eso no solo es injusto sino estúpido si lo analizamos con cuidado. Si el pueblo asciende de nivel, los empresarios también lo harán, puesto que ellos siempre han sido y serán como el aceite sobre el agua. La solución permanente no es explotar desaforadamente al pueblo, sino crear el equilibrio necesario para que todos participen de la riqueza nacional generada por todos. El enfoque del capitalismo salvaje está errado, pues si el parásito mata al huésped, con él termina su propia vida. Es lo que está pasando con los precios de la gasolina en los Estados Unidos. Es tanta la angurria de las petroleras, y tanto el abuso con su misma gente, que están llevando a ese pueblo a la desesperación; y cuando lleguen al límite, el desplome del Imperio se producirá desde sus mismas entrañas. Sin la intervención de bin Ladden, Al Qaeda, Chávez, Corea, Cuba o Irán.
Nuestros gobiernos deben tomar decisiones sanas, aunque eso implique malquistarse con los sectores recalcitrantes de la “Empresa Privada”, quienes suponen que solo ellos tienen todos los derechos. Por el bien de todos, incluso de estos, el Estado debe tomar ciertas medidas que conduzcan al equilibrio necesario para que la Economía funcione, como en tantos países que nos dan ese ejemplo de madurez empresarial que los ha conducido a colocarse entre las naciones económicamente privilegiadas. Sin abusos de la Empresa Privada. Sin odio en las clases desposeídas. En equilibrio, como Taiwán, Suiza, Suecia, Islandia o Noruega. Si no lo hacemos a tiempo, nos espera el caos en donde ninguno saldrá ganando.
Fraternalmente
RIS

jueves, 22 de julio de 2010

512 Las medallas chinas (olímpicas)

512    “LA CHISPA

Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”

LAS MEDALLAS CHINAS (OLÍMPICAS)

    A través de mi buen amigo don Rubén Solano, recibí unas postales verdaderamente dolorosas a la vista y primera impresión. Se trata de unos niños de tipo asiático (no necesariamente chinos) que son sometidos a entrenamientos severos quién sabe para qué, pero obviamente para algún circo o deporte. Y aunque no sé cuál es el objetivo de ese mensaje, parece que la finalidad es “desacreditar” de alguna manera los logros de los chinos en las Olimpíadas que terminaron. Personalmente, yo mataría a algún desgraciado que le quisiera hacer algo así a un hijo mío. Tanto es así, que jamás permití que a mis hijas les hicieran huequitos en las orejas para los aretes. Lo hicieron ellas cuando llegaron a “viejas”. Pero otra cosa son los chinos y asiáticos en general; ellos son una gente dura, acostumbrados a una vida áspera y llena de sacrificios para nosotros intolerables, pero que para ellos son rutinas sin importancia. Acuérdense de cómo les moldeaban los pies miniatura a las mujeres de cierto rango. Los niños destinados al circo son sometidos a una dura disciplina desde que tienen dos o tres añitos. Y eso es natural para ellos. Esa gente sabe que la perfección no se obtiene con base en la flojera, la indulgencia y el “pobrecito”. No en balde existe aquella frase que dice: “Una tortura china”. Esas razas son especialistas en cosas que nosotros no entendemos. Como hacerse el haraquiri y otras bellezas por el estilo.
     Sin embargo, suponiendo que los niños de esas fotos fueran chinos (podrían ser de California o de Londres) y que fueran los que ganaron las medallas (cosa imposible), podemos decir que el martirio valió la pena. Si yo tuviera la certeza de que dos mil jovencitos de cualquier país latino van a hacernos ganar una Olimpíada, autorizaría ese tratamiento y más, aunque corriera el riesgo de ser tildado como el Savonarola de los deportes. Pero a despecho del sentimentalismo que producen las caritas de esos niños, debemos recordar que la ruta hacia la excelencia no es producto del mimo, la pereza, las “consideraciones” o la lástima a la que somos tan dados los latinos cuando de competencias se trata. En lo que sea: deportes, estudio, trabajo, vida profesional o intelectual. Creemos que los premios nos deben caer del cielo sin ningún esfuerzo; y es por eso que NUNCA ganamos en nada. Nos da lástima ver a esos chinitos preparándose para ser campeones, pero NO nos apena ver a millones de niños latinos condenados a la miseria, el hambre, el analfabetismo y al olvido porque nadie hace nada por ellos. Nadie los “tortura” mandándolos a la escuela, el colegio y la universidad. Nadie los obliga a superarse ni les enseñan que detrás de todo esfuerzo SIEMPRE hay un premio. Talvez ahora ellos no lo entiendan, pero los adultos sí sabemos de la conveniencia de empezar la disciplina física, mental y espiritual a temprana edad en la vida. Después darán gracias a sus padres y podrán disfrutar de la gloria y los beneficios que se derivan del trabajo y el esfuerzo hecho en busca de metas que van más allá de la vulgaridad cotidiana. Si nos dejáramos llevar por la pena que nos producen nuestros hijos en su primer día de escuela, TODOS SERÍAN ANALFABETOS.
      Sin embargo, para los que no recuerdan la historia, les decimos que esa conducta severa de autocontrol para lograr la perfección no es exclusiva de los asiáticos, y desde Grecia heredamos el concepto de: “Disciplina espartana”, con la que se distinguía ese pueblo que fue el sostén militar de la Hélade. Fueron gloriosos por su espíritu guerrero sado-masoquista. También hay muchos pueblos europeos que valoran de igual manera esa conducta que conduce al podio, y por eso están donde están: a la cabeza del mundo. En cambio, los latinos solo glorificamos la vagancia y el buen vivir sin esfuerzo; o cómo guindarnos en alguna de las tetas del Estado y… a robar y robar.
      La grandeza requiere sacrificio, pero este no se puede iniciar hasta que tenemos consciencia de lo que eso significa; por lo tanto, alguien debe tomar esa decisión por nosotros cuando somos niños. Como cuando nos mandan a la escuela. La lástima solo produce lágrimas inútiles, pero no de la calidad de las que salen cuando nos cuelgan una medalla de oro en el pecho. Las hermanas Poll saborearon esa ambrosía que solo está destinada para los elegidos y no para los holgazanes; es para aquellos que han renunciado a las diversiones, la vida fácil y muelle. Para los que no tienen pereza ni ceden a la invitación insidiosa del placer o el descanso. Detrás de todos los que se han ceñido el laurel de la inmortalidad, hay una vida de sacrificios ante los cuales esas ampollitas de los niños chinos, son apenas un cuento de hadas. Los que no tienen alguna idea de lo que hacían las Poll, caerían muertos del susto si lo supieran. ¿Creen ustedes que Phelps se ganó sus medallas después de pasar ocho meses de vacaciones, echado todo el día en las playas de Waikikí? Con lluvia, frío, calor, nieve, dolor, lágrimas, angustia y más dolor; con gritos y el látigo implacable de sus entrenadores (verdaderos sádicos), se templa el músculo y carácter de aquellos llamados a un destino superior. Con lástima nada se gana. Esa es la razón de dónde estamos situados los latinos. Nunca paramos de sentir autocompasión por nosotros mismos. La disciplina es la clave del éxito; pero no la disciplina de estar echados, dormidos o haraganeando, sino aquella que sirve para galvanizar el carácter y tornarlo acerino y capaz de estar guindados todo el día de una argolla, hasta que nos salga sangre por las orejas. A veces hay que tomar esa decisión por otros, y eso hace que la acción parezca cruel y dolorosa; pero los que han transitado por ese camino, saben que es la única forma de llegar al Empíreo; o al menos, acercarse al círculo de los elegidos.
     No, no sintamos pena por esos niños “chinos”, porque en las próximas olimpíadas se coronarán y entrarán a la galería de los inmortales. Sintamos amargura por nosotros, una raza de inútiles incapaces ni siquiera de protestar organizadamente por los abusos del Poder. Nosotros sí somos dignos de lástima.
Saludos fraternos
RIS

505 Las Olimpiadas y el derrotismo latino

505  LA CHISPA

Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”

LAS OLIMPÍADAS Y EL DERROTISMO LATINOAMERICANO

   Siempre señalando la excepción de Cuba y, en menor escala la de Jamaica (que no es un país latino culturalmente), tenemos que decir que nuestra incursión a Pekín fue un fracaso total. Desde luego que estos resultados se “politiquean” y sirven para disimular, con mucha fanfarria, el insondable vacío deportivo que impera en casi todo nuestro subcontinente, lo cual no es más que el reflejo de cómo se manejan todos los asuntos. Las tres medallitas de México, es seguro que las convertirán en un asunto político de primer orden; y junto a los ganadores, que posiblemente no hayan recibido ayuda alguna del gobierno, se retratarán todos los políticos de ese país, como si ellos hubieran ganado las tres medallitas. Es probable que realicen lo mismo en Argentina, Panamá, Colombia, Chile, Ecuador y Venezuela. Y no está malo que lo hagan y celebren con orgullo y alegría la victoria de algunos de sus hijos. El problema está en que con el oropel de esas medallas, pretendan disimular o hacer invisibles las enormes lacras que corroen nuestros sistemas políticos. La corrupción y pobreza imperante en México, Colombia, Chile y casi todos los países latinos, no se puede tapar con unos cuantos premios deportivos. El alegrón de un reconocimiento olímpico no borra el pesado manto de miseria, escasez y desesperanza que reina por todo nuestro territorio latino.
El hambre, el analfabetismo, la falta de medicina, agua, techo, desempleo y la angustia no se curan con un pergamino o laurel. Y lejos de probar nada, solo son el reflejo de la inutilidad de nuestros gobiernos en la atención tan mala que les dan incluso a aquellas actividades que les sirven para fanfarronear en el campo internacional.
      Veamos un resumen de lo que hicimos los latinos en Pekín, pero sin engañarnos y echar las campanas al vuelo porque ganamos algunas medallas como Panamá, México, Venezuela, Dominicana o el gigante Brasil con sus tres rueditas de oro. O la gran Argentina con sus dos trabajosas medallitas. Primero que todo: QUEDAMOS EN ÚLTIMO LUGAR como región y raza. Fuimos superados incluso por África que se llevó un total de 12 oros (las que confieren el puesto) y un total de 40 de las 958 que se repartieron. Y dos paupérrimas naciones de ese continente ganaron 9 latitas “de oro”. Mientras que TODA la A.L. solo ganó 11 en total. El papelón de la A. L. fue lamentable (a excepción de Cuba), pues solo obtuvo 56 preseas en total, de las cuales 24 fueron de Cuba. Consideramos aparte a la COMUNIDAD CARIBEÑA porque ellos no son latinos en el buen sentido de la palabra: son africanos con cultura inglesa. Y tres de esos paisitos se llevaron nada menos que 6 de oro, 6 de plata y 3 de bronce para un total de 15 moneditas.
     También debemos considerar como un bloque a la COMUNIDAD INGLESA, formada por E.U., Inglaterra, Canadá, Australia y Nueva Zelanda. Estos cinco ganaron 75 oros, 76 platas y 79 bronces para un total de 230. Luego está Europa (sin Inglaterra). Estos 35 países ganaron 112 moneditas de oro, 142 de plata y 138 de bronce para completar 392. Al final está Asia en donde quedó el campeón indiscutible. Ellos ganaron 86 oros, 56 platas y 83 bronces para una suma de 225 chapitas. Eso hace un gran total de 958.
Este análisis nos permite sacar infinidad de conclusiones, pero la principal de ellas es nuestra mediocridad casi generalizada, pues aparte de un solo país latino que ganó aproximadamente la mitad de todas las medallas que obtuvo Latinlandia, los demás solo fueron a dar lástima. Nada ilustra esto de manera más explícita que el comentario del periodista deportivo mexicano Carlos Albert: “…Un paisititito como Cuba… y un paisototote como México”.
      Desde cualquier ángulo que veamos estos números, la conclusión es desalentadora y frustrante para millones de aficionados que, en medio de los males endémicos que vivimos, esperan un rayito de sol que les traiga la alegría compartida de saber que “ganaron” una medalla de oro. Y aunque esta no valga ni diez dólares, es suficiente para alimentar la gran sed de ilusiones que vive la América Latina en forma cotidiana. Esa alegría la está viviendo Panamá con su Aladino, y les ha caído como una bendición en medio de tanta dificultad. Tan siquiera por ese aspecto adormecedor de los pueblos, los gobiernos deberían tomarse la molestia de considerar en serio el deporte. Todos sabemos que además de producir un efecto exultante en las masas, también es una formidable arma propagandística y política.
      Como en todo, quedamos en la “COLA”, pero esta vez, superados incluso por África, a la que con arrogancia consideramos como lo peor del mundo. Pero resulta que Kenia casi duplicó el número de oros que se llevó Brasil, el que más ganó por la América Latina. ¿Qué nos pasa? ¿En realidad somos una raza inferior? Yo no tengo la menor duda, pues esto no se trata de lo que hacen o no los estados y los atletas, sino de lo que todos somos capaces de realizar y obligar a que hagan los gobiernos. Por el momento, en la olimpíada china fuimos los portadores del farol de retaguardia, algo así como el cabús del tren. Como siempre. Es indecoroso exhibir públicamente las llagas de nuestro cuerpo social. Y los deportes olímpicos son una serie de llagas que nos exponen en toda nuestra incapacidad, vulgaridad y desvergüenza. Incluso es común escuchar a nuestros “atletas” decir que “no se prepararon adecuadamente”. ¿Significa eso que solo querían ir a pasear? ¿Qué clase de gente somos? Tenemos una visión derrotista y, de antemano vamos perdidos, y nuestras máximas ilusiones es “mejorar las marcas nacionales” que hemos establecidos en nuestros mediocres países. Vean a Inglaterra, que cabe más de cuatro veces en Colombia, ganó 19 medallas de oro, 13 de plata y 15 de bronce, para un total de 47 premios. Y apenas tiene 60 millones de habitantes. Compárenla con Brasil: ocho y medio millones de kilómetros cuadrados y casi doscientos millones de habitantes.
¿Somos inferiores? Ni dudarlo. Por lo menos eso demuestran los números.
RIS

461 Las frases hechas

461 “LA CHISPA

Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”

LA FRASES HECHAS O TÓPICAS

          Los lugares comunes constituyen uno de los problemas básicos de aquellos que se dedican a escribir; sobre todo, si estos tienen algún interés en las cuestiones estilísticas y en el deseo de mejorar. Nadie está a salvo de los tópicos porque estos sirven de relleno muy práctico y, además, son sencillos y abundantes. Y más importante todavía, es el hecho de que muy pocas personas se dan cuenta de ellos cuando leen una novela emotiva o una información de la prensa. Y es el campo del periodismo, en donde se escribe a destajo, en donde es más necesario utilizar todas aquellas formas que faciliten el trabajo. Sin embargo, eso no significa licencia para abusar de las “frases hechas” hasta el punto de incurrir en la majadería repetitiva o el ridículo.
      Es difícil salvarse de “el frío o la mirada glacial”, “el sol primaveral, o diametralmente opuesto”. ¿Y qué pasa con “la negra noche”? O la “pena infinita”, el “dolor insoportable”, “el sufrimiento espantoso” o “el calor infernal”. Son muletillas con las que se pretende darle énfasis o elegancia a lo que escribimos, pero como son tan utilizadas por todos, terminan por carecer de significado diferencial o estilístico. Las frases hiperbólicas como “ríos de sangre”, “vientos huracanados”, “baños de sangre”, “sudando a mares” o “dolor insoportable” terminan por no decir nada cuando se abusa de ellas. Lo mismo pasa con “la peor pesadilla”, “el máximo esfuerzo”, “dieron todo lo que tenían” o “pasión desbordante”. Y ni qué decir de aquellas frases acuñadas para describir accidentes de tránsito, en donde siempre utilizamos “amasijo de hierros”, “hierros retorcidos”, “brutal impacto” o “destino fatal”. ¿Y qué nos dicen de: “El voraz incendio”? Todos los incendios son “voraces”. No hay incendios ahítos. ¿Se han dado cuenta? No parece existir otro calificativo periodístico para los incendios. “El cielo estrellado”, “Barco sin timón”, “La primavera de la vida”. Los tópicos son muy útiles, sobre todo con la masa que lee los periódicos sin pensar en cuestiones gramaticales o estilísticas no solo porque no las entienden, sino porque su interés está en la noticia y su impacto emocional. “La agonía de la derrota”. Pero la tendencia a utilizar frases hechas no solo es cuestión de los periodistas sino que abarca todos los campos del quehacer humano. ¿Y por qué? Porque son fáciles. Algo así como el arroz con pollo, que salva a las amas de casa en todos los problemas culinarios. Ese platillo es “Doña Toda”. Todos sabemos lo difícil que es tratar de ser originales cuando carecemos de ese don.     
        Escribir no es una aptitud de todos, y ser buen escritor, mucho menos; pero ser singular es una prerrogativa de muy pocos. Por lo tanto, tenemos que resignarnos a ser lo que somos, pero eso sí, tratando de evadir aquellos lugares comunes que sean demasiado evidentes. La sencillez suele ser la clave para salvarnos de incurrir en esa tendencia. Si no se tiene la habilidad y la cultura necesaria, estas no se pueden sustituir con diccionarios. El “toque” es algo que se tiene o no. Casi todos nos debatimos en esa penumbra, y solo unos pocos son aquellos que tienen el privilegio de la creatividad. Pero eso no quiere decir que nos rindamos y nos dediquemos a escribir o hablar (locutores) de esa forma cajonera que termina por fastidiar a los oyentes o lectores.
       Cuando los norteamericanos y rusos lograron aquel primer encuentro espacial, a alguien se le ocurrió bautizar esa hazaña con el nombre de “Rendez-vouz”, y eso fue fatal. A partir de allí, miles de periodistas llegaron a hartarnos con la dichosa frasecita que terminó por convertirse en algo molesto. El paseo de los astronautas se transformó en una pesadilla lingüística. Lo mismo pasa con el fútbol: “sacando marcas”, “buen tratamiento del balón”, “línea de tres o cuatro con enganche”, “un falso delantero”, “cambio de costado”, “encimando”, “filtrar el balón al área” y mil disparates más que terminan por no significar nada. Las repiten tanto, que se convierten en tópicas, y el aficionado nada saca de los análisis o narraciones en donde las meten a cada rato. “Achicar la cancha” es algo imposible e inexplicable. Y ni qué decir de las frases célebres como “Lo que pasó atrás ya no cuenta”. ¿Sería Domenech el que la dijo? ¿O talvez Maldini? “Todo es cuestión de mentalizarnos”. Frase cuyo oscuro significado nunca he podido entender, pues si solo se tratara de algo que tiene que ver con la mente, los tibetanos podrían ser campeones mundiales en lo que sea. Además, ¿por qué nuestros locutores creen que el arte de narrar consiste en no parar de hablar? Aunque solo sea majaderías aburridoras. Ya sea en fútbol o cualquier noticia, la gente de prensa supone que tienen que rellenar todo el espacio con el ruido de su voz; y no dan tiempo para el análisis personal de cada ciudadano. Quieren imponer su “punto de vista” sobre el de los que escuchan, y pretenden dar cátedra en un país en donde hay cuatro o cinco millones de técnicos en fútbol. “La gloria del triunfo”.
       Pero el más novedoso y abundante de estos lugares comunes utilizados por la televisión es: “SECTOR”. “Aquí, en el sector de la Sabana”, “En el sector de Quepos”, “En el sector de Sardinal”, “En el sector de Moravia”, “En el sector del Pacífico”, “En el sector de la Zona Sur”, “En el sector del Hospital”, “En el sector del helicóptero en el cual vamos” y así hasta el infinito. El comodín sector los libera del esfuerzo de buscar términos más adecuados. Sector se convirtió en un genérico que puede rellenar todos los huecos que la falta de imaginación deja en los profesionales de la información “en vivo” desde los diferentes “sectores” del país. Sector es como la Pomada Canaria de los locutores de televisión. “El sector de la Asamblea Legislativa”. Deberían tratar de activar el “sector” del cerebro en donde reside la habilidad para hablar.
       Claro que las frases hechas facilitan nuestro trabajo de escritura o locución, pero también es cierto que son monótonas y pueden llegar a incomodar a los que nos leen o escuchan. La zona, la parte, el cantón, la provincia, el municipio, el área, el espacio, la región son algunos de los sinónimos que podrían utilizar en lugar de “sector” en sus descripciones. O simplemente: “desde aquí”. Eso es más original, aunque nadie sepa dónde diablos es “aquí”.
         Desde el “sector” de Vasconia, con afecto.
                                                                            RIS

sábado, 17 de julio de 2010

508 La rutina del matrimonio

508   LA CHISPA

Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”

LA RUTINA DEL MATRIMONIO…

… Y del “amantimonio”. Me decía una querida amiga: “Lo lindo de ser amantes es que el viejo llega solo los fines de semana, con la botella de guaro y el pollo asado. Después desaparece y no vuelve a joder; no hay que lavarle los chuicas ni tolerar sus necedades cotidianas”. Así que al amigo que me “regañó” por la “Chispa” anterior, quiero decirle que muchas de las ideas expuestas en ella, corresponden a esa dama que ha tenido una buena y amplia experiencia en esta materia. Esas sutilezas no se nos ocurren a los hombres, pues como casi siempre tenemos todas las ventajas en la relación marital, muchas veces no le vemos el lado oscuro; incluso tenemos la posibilidad de paliar el fastidio con unas cuantas aventurillas fuera de esta. Y no es que las mujeres no puedan hacerlo, pero su naturaleza es diferente y necesitan involucrarse afectivamente para hacerlo. No lo hacen por puro “vacilón” con el primero que se atraviesa sino que necesitan un preámbulo que a los hombres nos importa un comino; y de cualquier relación siempre salen arañadas. Fue casi como un tributo a esta dama (y a todas las mujeres) que escribí esa “Chispita” con el propósito de hacerles ver a mis “colegas” de sexo, cuál es el punto de vista de las mujeres en cuanto a la convivencia matrimonial o de amantes; y que no siempre están felices y satisfechas con su papel de esposas-madres-mártires-sirvientas. El aburrimiento de ellas es mil veces más pesado que el de los hombres. Lo cual las hace vulnerables a las atenciones, gentileza y amabilidad de otros hombres. Incluso suelen soñar e inventar mensajes eróticos en las palabras con las que son halagadas por un compañero de trabajo o cualquier conocido. Sin embargo, gran parte de esa nota también nos afecta a los hombres, y sobre eso voy a insistir, esta vez para los dos.
   El tema es el mismo: las relaciones se gastan, caen en la abulia y terminan por saturar los sentidos a tal punto que todo se convierte en rutina. Los besos de despedida de las parejas en las mañanas, suelen ser tan formales y faltos de significado como las caricias que les hacemos a nuestros perros, talvez menos. Los bailes ya no llaman la atención a ninguno, pues la emoción del contacto corporal con otro cuerpo provocativo, en la pareja se torna en algo ordinario que carece de emoción alguna; al menos que sean buenos bailarines y quieran lucirse ante los demás. Esa es una verdad incontrovertible que se demuestra muy claramente con la sexualidad. “Tocar” a la novia virgen es una experiencia aterradora; y ver a una mujer desnuda las primeras veces es algo alucinante. Supongo que las mujeres tendrán también esos fetiches según su naturaleza. No sé cuánto tiempo dura esa actitud (debe ser muy variable) pero una cosa es segura, se acaba y caemos en el tedio. Tanto es así, que llega el momento cuando ver a la esposa desnuda carece de significación erótica y solo es un incidente que se da en el baño a la hora de partir al trabajo. Esa es una verdad, no importa cuántos años tome. No conocer ese período puede dar cabida a la expresión: “Yo vivo enamorado de mi esposa después de 12 años de matrimonio y la sigo viendo con lujuria”, como dice mi apreciable lector. Yo no dudo lo que usted me dice, pero la duración del período de enamoramiento no invalida la Ley: “Toda relación hombre-mujer llega a su fin”, sin que eso signifique la separación. Las personas suelen seguir juntas durante muchos años, a veces toda la vida; pero eso no quiere decir que tales relaciones sean gratificantes para ambos, si siquiera para uno. Lo que muchas veces se considera como un matrimonio “ideal” no es más que fachada en donde una esposa aceptó su pasivo papel de mártir silenciosa, complaciente y atenta con los deseos y caprichos del marido. O se convierte en una gruñona amargada. Una buena esposa, según los designios de la sociedad. Pero ¿qué hay del amor? ¿Del sexo y la pasión que significan desenfreno, lujuria, abandono, felicidad, entrega y más sexo? Está bien que eso se aplaque cuando llega la ancianidad y la Naturaleza retira las facultades físicas; pero eso no debe sucederles a “jóvenes” de 40, 50 o incluso 60 años. Mucho menos cuando la inapetencia llega a los treinta.
      Cuando el sexo y la pasión pasan a segundo plano y caen dentro de la “agenda semanal”, todo lo demás entra en crisis. Cuando hay un horario y días fijos al mes para “hacer el amor”, allí ya no queda nada, salvo la rutina. Ese es el momento cuando debe hacerse una revisión honesta en conjunto, y aceptar que el juego se acabó. A partir de ese momento de aceptación mutua, con honestidad y valor, se debe enfrentar la situación de la única manera sana: separarse. En esto no hay que engañarse ni confundir la costumbre y comodidad con el amor. Hay muchas alternativas de convivencia, pero debe entenderse que todas son formas ficticias de mantener la apariencia de algo que ya feneció en el tiempo, y que solo son tolerables gracias a las ocasionales infidelidades que les devuelven a los amantes la emoción que produce “el pecado”, la manzana nueva, el misterio, la curiosidad y la sorpresa de algo que siendo lo mismo, se nos presenta bajo el embrujo de lo desconocido, lleno de promesas, ternuras y delicias prohibidas cuyo sabor ya se perdió en las uniones que superaron la etapa de la sorpresa y la capacidad de extasiarse ante la propia y ajena desnudez. Cuando la mujer deja de ser el símbolo de la tentación y solo es la compañera de cuarto, baño o vida, el juego se acabó. Cuando la función principal de la cama es dormir, el juego finalizó. Cuando un cónyuge invita al otro a la cama, y eso significa a dormir, el juego se acabó. Todos somos (hombre y mujeres) amantes potenciales, pero si esa disposición no la ejercemos en el matrimonio, significa que el juego terminó. Nos guste o no, nos duela o no.
       No hay dudas de que en la rutina del matrimonio solo hay dos alternativas para no morir de tedio: separarse, o buscar un amante. Con todo respeto, esa es la respuesta a mi estimado lector. Talvez haya otra pero yo no la conozco. Hay mil pretextos: la gimnasia, los clubes, los grupos, las canastillas y otros, pero ninguno sustituye a una cama pecaminosa, con olor y sabor a sexo, lujuria, remordimiento y sensación de culpabilidad y peligro.
RIS

300 ¿De qué está hecho el Amor?

300    “LA CHISPA

Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”.

¿DE QUÉ ESTÁ HECHO EL AMOR?

  ¿De qué está hecho el Amor? Pero el Amor de verdad, ese que nos hace parecer diferentes y cuyos motivos y conducta resultan inexplicables a los demás: a veces un tanto simples y vulnerables; ese que torna nuestros propósitos en indescifrables para los que miden sus acciones en proporción con los beneficios obtenidos. Ese Poder por siempre incomprensible para los egoístas, pero tan familiar en aquellos que han sido “tocados” por los dioses. ¿Es materia o espíritu? Y más enigmático todavía, ¿qué es lo que hace que amemos? No que sintamos simpatía, cariño, apego o deseo por una cosa o un ser viviente, sino Amor. Esa extraña sensación de total entrega que lejos de substraernos algo, hace que sintamos que todo nuestro ser es incapaz de contener semejante emoción. ¿Cómo se despierta esa magia envolvente en un ser ordinario que nunca la ha cultivado? ¿Qué hace que un simple perro almacene una cantera interminable de “ese algo”, que reparte y reparte de manera infinita entre todos aquellos que penetran su círculo de afectos? Un bicho de estos es capaz de enfrentarse a lo que sea, si con eso siente que agrada a su amo; y solo por halagarlo, solo por el Amor que le profesa. Por “brocha”, como decimos despectivamente cuando no tenemos una explicación racional o más amable. Es claro que no espera nada; lo puede estimular una recompensa de comida, pero igual lo haría aunque no le den nada. Es Amor a prueba de todo, incluso de las groserías y mal trato que le pudiera dar su dueño. ¿Qué es lo que lo impulsa a esa conducta, y en qué parte de su ser reside tan sublime capacidad? ¿En su cerebro? ¿O el perro tiene alma portadora de ese don?
        ¿Qué es lo que hace que una tierna madre esté dispuesta a sacrificar su vida, sin siquiera pensarlo, por el bienestar de sus hijos? ¿Qué es lo que hace que un brutal soldado ignore el peligro de muerte que corre para salvar la vida de un camarada herido? ¿Qué tienen en común esos actos en seres tan diferentes? ¿En qué parte de nuestro cuerpo reside semejante propiedad que, la mayoría, ignoramos o nunca hemos sentido por nadie? ¿En el corazón? ¿En el cerebro? ¿En el hígado? ¿En la hipófisis? ¿En el hipotálamo? ¿En el estómago? ¿Es un recurso de sobrevivencia que hemos desarrollado a través de las edades, o es una chispa divina con la que nos dotaron los dioses, y su refugio está en el espíritu?
       Las religiones siempre han ponderado el Amor como la más alta virtud del ser humano, pues no existe una sola cosa que no esté subordinada a él; y cuando el hombre es tocado por este mágico poder, de inmediato trasciende todas las fronteras y entra en el cielo, dondequiera que se encuentre, sin importar que esté vivo o muerto, libre o prisionero, sano o enfermo, rico o pobre, loco o cuerdo. Poéticamente podríamos decir que el Amor es la tela sagrada con la que los Arcángeles bordan la vestimenta de Dios; o que es el broquel con el que la Deidad cobija y protege toda su “obra”, y el cual está a disposición de todos los seres que forman su infinito reino, pero que solo el Hombre tiene la capacidad de utilizar en forma consciente. Pero eso no responde la pregunta, solo la transfiere a otro plano inalcanzable mediante la razón. El Amor es indefinible, y quizás esa es su mejor definición; la única que podría tener algún significado para nosotros.
       ¿Es el Amor una relación solo entre seres vivientes? ¿Podemos amar un diamante, una casa, una barra de oro, o solo codiciarlos? ¿Cuál es la diferencia entre el Amor y el Deseo? ¿Cómo es que siendo tan capaces de las peores acciones, ante el hechizo del Amor nos convertimos en ángeles? Yo creo que el Amor es el solvente universal de las cosas malas, en el cual se diluyen todas las pasiones y únicamente permite que, después de alambicarlas, solo brote de él esa esencia que nos convierte en UNO con Dios y toda criatura del Universo. Es por eso que los que no aman están muertos, más “muertos” que los muertos.
Pero ¿qué se hace el Amor después de que mueren los que nos amaron? ¿Se pierde y se disipa en la Nada? ¿Nos dejan desamparados los que se van? Eso sería una injusticia y un terrible error de los dioses o quienes hayan tenido a su cargo dotar a las criaturas vivientes de esa capacidad. Si el Amor es la naturaleza de Dios, TIENE que ser tan eterno como Él y, por tanto, el vínculo que nos une sin importar en qué plano del universo estemos. Talvez dejemos de vernos físicamente, pero el Amor teje hilos irrompibles entre los seres, a prueba de la carcoma del tiempo y del olvido. El Amor es el único vehículo que no conoce límites, y que nos permite acceder tanto al corazón de una alimaña como a la presencia de Dios.
     Solo hay dos caminos seguros para “llegar al cielo”; uno de ellos es áspero, limitado a muy pocos, doloroso y cargado de tormentos, dudas y trampas: es la vía del conocimiento mediante el cual, los que la transitan, toman las puertas del Paraíso armados con la espada de la razón y la sabiduría. Los que escogen esta ruta no tienen que orar, ser buenos ni amar a nadie; son los “santos egoístas” cuyo escudo protector es la Razón. Sin embargo, ante los ojos de los dioses, son tan merecedores como cualquiera.
       El otro camino es el del Amor, abierto a todos; es fácil y difícil a la vez. Sin complicaciones, sin dolor ni sacrificio; es el misterio más profundo y simple: es la esencia de Dios, el más grande de los Misterios, pero a la vez, reside y puede ser utilizado con la misma intensidad y Poder que lo hace la Deidad, por la más humilde de las criaturas de la Naturaleza. Nada hay que se resista a su fuerza avasalladora. La magia del Amor nos iguala, nos protege, nos embellece y transforma en criaturas perfectas y nos abre las puertas de todos los misterios del Universo. Nos purifica, nos ilumina y nos hace merecedores de llegar a la presencia de Dios. Sin Iglesia, sin intermediarios. El que ama, está en comunión sagrada y permanente con el Todo.
¿De qué esta hecho el Amor? Simplemente… de Amor.
Fraternalmente
RIS

791 El Cristo rubio de ojos azules...

791 “LA CHISPA” 

Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”

EL CRISTO RUBIO DE OJOS AZULES
        
      Con el paso del tiempo, las religiones nos han hecho creer cosas inexactas en cuanto a los judíos y la gente que vivía en Palestina en los llamados “tiempos de Cristo”. Los habitantes de esos territorios eran cananeos, gente mestiza de los más diversos orígenes, incluyendo el europeo y negroide, según donde se situaran. Los judíos allí solo eran una minoría insignificante, infiltrada dentro de la nación palestina, pero eran gente de la misma raza: miembros del tronco ario semítico, como todos los árabes actuales. Y como casi todos los semitas de esos territorios, con gran influencia negroide, como lo atestigua el prototipo de los pobladores autóctonos de esa zona de la tierra. Los judíos de Yemen, Irak, Egipto y todo el norte de África, son la confirmación de este aserto: son negroides. Así que si Jesucristo era judío, debió tener rasgos físicos negroides. Pero parece que esa idea no le agrada al occidente cristiano. Para los rubios nórdicos es inaceptable la idea de que el Hijo de Dios, el Cristo de su fe, fuera un palestino de los actuales, un individuo oscuro o de raza negra, alguien parecido a Yasser Arafat. Es por eso que los mormones lo pintan como un vikingo de pelo dorado y ojos azules, fenotipo imposible si Jesús hubiera sido un judío de Palestina. No hay iglesia occidental que no se represente a Cristo como un hombre blanco de pelo rubio y ojos azules; con barba partida y de elevada estatura, es decir, un ario puro tipo alemán o sueco. Pero eso ni siquiera puede ser considerado como una posibilidad, si se analiza seria y científicamente, desde luego.
        Un pastor amigo mío me decía: “Pero en Europa abundan los judíos blancos, machos y de ojos claros”, lo cual prueba que es posible el tipo que imaginamos de Jesús”. Y talvez eso es lo que ha hecho “tragable” la idea del Cristo Rubio, del agrado de los occidentales europeos. Pero esos judíos europeos conocidos como asquenazíes no son otra cosa más que el resultado (blanqueo) de innumerables cruces de los primitivos judíos con diversos pueblos europeos, principalmente polacos, alemanes, ingleses, españoles etc. Fue un largo proceso de “desteñido” que llevaron a cabo durante siglos para pasar inadvertidos entre los nativos de Europa. Pero ese es otro tema que ya traté en “Chispas” anteriores. Incluso los latinos, que no somos del todo blancos sino más bien aindiados, mestizos o negroides, nos resistimos a admitir la idea de que Jesús no fuera ese caballero de pelo rubio o rojizo, piel dorada y ojos azules que estamos acostumbrados a ver desde que nacimos. ¿Por qué nos molesta la idea de que pudiera ser de raza negra? ¿Por qué todavía estamos uncidos a la carreta colonial y seguimos considerando a los europeos como la raza superior en todo sentido, incluyendo el religioso? ¿Por qué suponemos que dios es blanco, lo mismo que su hijo Jesús? ¿Por qué no podrían ser negros o chinos? ¿Por puro racismo religioso? Buda era hindú de piel oscura, lo mismo que el Señor Krishna. De igual a parecido físico era Mahoma y todos los grandes dioses egipcios y americanos, que eran atlantes.
          Esa parece ser la razón por la cual hay “religiones y deidades de segunda”. Es por eso el menosprecio de los europeos por el Islam, Hinduismo y Budismo. En parte porque no entienden estas religiones y, en parte, porque sus practicantes y dioses pertenecen a “razas inferiores, de segunda”. Es una cuestión racista en la cual se trata de imponer lo que se considera mejor desde el punto de vista de la raza a la cual se pertenece. Esos dioses blancos, rubios y de ojos azules (Yavé, Odín, Thor, Cristo) son deidades de la gente europea y gringos europeos. Los negros deben tener sus dioses negros, lo mismo que los indios americanos. Así que haberlos obligado a la aceptación de personajes de otro color, constituye una desviación que solo se explica por la culturización que les impusieron. Originalmente Yavé y Cristo eran árabes morenos, con todas las características de esas razas del medio oriente; pero cuando ambos fueron importados a Europa, tuvieron que ser sometidos a un blanqueo sicológico para hacerlos aceptables a esas razas. El mismo procedimiento que siguieron los árabes de la tribu de Judá para convertirse en asquenazíes; en judíos europeos que casi nada tenían que ver con sus antepasados palestinos desde el punto de vista fenotípico e incluso genotípico. Esos judíos europeos, como Cristo y Yavé, son por completo ajenos a los judíos autóctonos de toda esa región.
            “El dios y la religión verdadera”, se nos dice cuando se refieren al cristianismo. ¿Y qué hay de los tres mil millones de personas que profesan el Hinduismo y Budismo, dos religiones de misticismo elevado que son mucho más antiguas que el judaísmo y sus dos versiones? ¿Son falsos sus dioses y sus credos, su filosofía e interpretación de la vida? ¿O simplemente son religiones “de segunda”, de gente inferior y, por lo tanto, inferiores? Haga un experimento, sin importar a qué raza crea pertenecer: piense en la posibilidad de que Dios y Jesucristo fueran dos negros de tipo congolés, con un hueso en la cabeza, taparrabos y una lanza de cacería. O que fueran dos chinos gigantescos tipo Gengis Khan. ¿Le parecerían aceptables como focos de su fe? Y de no serlo, ¿a qué se debería su negativa a admitirlos como sus dioses? Hay un largo trabajo de culturización en este proceso que nos ha llevado a ser racistas religiosos. Y sin ninguna razón más que el sentido de pertenencia a una determinada raza, cuestión que no está justificada en la mayoría de los latinos. Es indudable que hay un componente racista en la cuestión religiosa. En mi libro “El Análisis” digo que el dios centroamericano es Chichihuascán, el responsable de nuestra raza; y nadie lo ha considerado seriamente. No conciben a un indígena americano con la categoría de dios. Nos han impuesto DIOSES BLANCOS, aunque nosotros no lo seamos del todo. ¿Complejo racial? ¿Menosprecio religioso?
            Es bueno pensar en esto, pues en nuestra América Mestiza existen poderosas costumbres racistas que son injustificables; sobre todo, porque los que no son indios totales, tampoco son completamente europeos (salvo una minoría continental). Así que ¿cuál es la razón para la negativa a aceptar la existencia de deidades autóctonas en cada región del mundo? ¿Cuestión racial o cultural? Tómese su tiempito y piense en este asunto que, aunque está ahí, lo evadimos con obstinada persistencia.
      RIS

772 Mercado común y moneda única

772    “LA CHISPA”   (6 marzo 2010)
Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”
MERCADO COMÚN Y MONEDA ÚNICA
    Vamos hacia la terrible e inevitable globalización en donde los pequeños países serán engullidos como sardinas por los grandes depredadores del comercio mundial: USA, CEE, Japón, China y los pequeños dragones asiáticos. Y ante tal amenaza, parece que es muy poco lo que estamos haciendo. Y no solo eso, sino que sobran los testaferros que se empeñan en destruir todos los conatos de unión latinoamericana, argumentando idioteces de tipo ideológico, como si eso tuviera alguna importancia en la cuestión de los mercados. Ahora nadie pregunta si un radio chino es comunista, demócrata o fascista. O si un buen televisor proveniente de USA es imperialista. El comercio está por encima de esas consideraciones. Pero aun así, tenemos saboteadores pagados que se dedican a demeritar cualquier movimiento que hagan nuestros gobiernos con el fin de integrarnos en mercados de alguna fuerza ante la avalancha de la globalización. El ALBA ha sido politizado, y bajo el pretexto de que Hugo Chávez “es esto y lo otro”, se ha montado un cerco de desprestigio sobre este proyecto económico-social mucho más humano que cualesquiera de las ofertas que nos puedan hacer los gringos, japoneses, chinos o europeos. Esos son depredadores a los que NADA les importa nuestro nivel de vida y, desde luego, NO TIENEN EL MENOR INTERÉS EN QUE LOS LATINOS FORMEMOS UN MERCADO COMÚN. Y peor aún, si este tiene alguna faceta humanitaria.
       Es por eso que la campaña anti ALBA ha entrado en su fase aguda; en ella se gastan millones y la han ideologizado haciendo una identidad entre esa propuesta y el “tirano Chávez”. Si Chávez es “malo, comunista y desestabilizador del área”, el tratado tiene que ser lo mismo. Eso, a pesar de que los Estados Unidos le compra a Venezuela la mayor parte de la producción de petróleo de esta. Entonces, ¿cómo es que el petróleo venezolano es bueno y demócrata si se exporta a USA, y malo y comunista si lo compran Costa Rica, Cuba, Panamá y Honduras? Por desgracia nuestros pueblos siguen siendo tan ingenuos en esto de la política, que son incapaces de distinguir ni siquiera aquellos aspectos que pueden ser de su conveniencia. Hay mucho tonto que todavía cree que el asunto de fondo es una cuestión de ideologías trasnochadas como el comunismo, la democracia yanqui o el fascismo. Eso fue el “Coco” con el que nos asustaron la mitad del siglo pasado, pero ahora el asunto SOLO TRATA DE COMERCIO, de money, de chochoska. De dominio de los mercados. De mercados cautivos con un solo proveedor.
      No hace mucho tiempo que Europa era un mercado cautivo de USA, hasta que surgió la idea del BENELUX, de la que habría de surgir la CEE (Comunidad Económica Europea), que rompió el agobiante dominio yanqui sobre el comercio y la economía de Europa. Ese es el ejemplo que debemos seguir, pese a los idiotas, traidores, vendidos, oligarcas y toda la recua de quintacolumnistas al servicio del gran capital. Debemos integrarnos a pesar de las enormes legiones de tontos que forman nuestra población y que suponen que las cosas buenas nos vendrán de tratados como el TLC o cualquier otro que firmemos con los grandes capitalistas. Una sardina NO DEBE hacer pactos con un tiburón. Jamás. Y para tratar con esas mega-fieras del comercio mundial, debemos hacerlo en forma de una comunidad poderosa (el ALBA, MERCOSUR o lo que sea) que tenga que ser oída y respetada; pero mientras lo hagamos como países microscópicos a los que pueden aplastar a placer, nuestros pueblos solo llevarán garrote. Y las oligarquías su buena tajada. Es por eso que todas estas, como hienas, tienen montado ese coro rabioso en contra del ALBA y todo aquello que pueda significar menoscabo en su negocio de vendepatrias. Vean que en Honduras hubo miles de sujetos que repudiaron al ALBA a pesar del petróleo casi gratis que recibía esa nación de parte de Venezuela. ¿Se imaginan semejante estupidez? Pues eso somos los latinos. Así de bobos y manipulables. “No aceptamos petróleo del ALBA porque Hugo Chávez es malo, comunista, antidemocrático y feo”. ¿Dijeron eso?
     ¿Qué son Costa Rica, Nicaragua, Honduras, Belice, Guatemala y Panamá en forma individual frente a esos colosos como la CEE, los gringos, Japón o China? Nada. Pero si formáramos un Mercado Común con toda la gente del Caribe, incluida Cuba, seríamos una comunidad de casi un millón de kilómetros cuadrados y una población de unos cien millones de personas. Una buena carta de presentación para negociar con cualquiera. Además, como la CEE, debemos adoptar una moneda única que no permita a las oligarquías de cada país hacer los fraudes que vienen realizando con la devaluación a capricho y conveniencia de sus intereses. Exacerbando los ánimos de cada pueblo mediante un chovinismo trasnochado, los hacen creer que conservar el colón, lempira, quetzal, córdoba o lo que sea, es una cuestión de “honor nacional”, de historia, de patriotismo y orgullo. Y la gente no parece entender de qué trata el asunto. ¿No lo hicieron los europeos? Esta gente que de verdad tiene Historia, pospusieron todas esas necedades seudo nacionalistas para someterse a un patrón que demandaba excelencia y no trucos de los bancos centrales y los capitalistas criollos. Francia rindió su franco, España su peseta; Alemania, su marco. Entonces, ¿por qué no podemos hacerlo nosotros como paso inicial a una integración económica justa y bien fundamentada en ciertos patrones de igualdad? Como la CEE. El que no ajusta su economía de forma natural y legal, NO ENTRA. Con el Euro no hay pillaje local ni puede ser manipulado al gusto de aquellos que hacen grandes negocios con la devaluación. El euro no permite los chanchullos localistas ni la explotación diferenciada de los obreros en forma descarada y desmedida. La moneda común sería el termómetro mediante el cual se ajustarían los precios de los bienes y servicios en toda el área; además, se fijarían los salarios de manera más justa, y cada obrero hondureño sabría lo que gana un panameño por determinado trabajo, y cuánto paga de alquiler y electricidad. ¿Se imaginan a los obreros con esa información? La producción y el intercambio de bienes serían equitativos y no manipulados mediante maniobras aduaneras o monetarias. Solos, somos como una hormiga. Unidos, un hormiguero feroz. Aparte de política y otras tonterías “nacionalistas”, ¿qué piensan en sus países acerca de la integración?
RIS

805 Compinchería ideológica

805     “LA CHISPA” 

Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”

COMPINCHERÍA IDEOLÓGICA
   La mentalidad de gavilla es lo que crea la predisposición del hombre a convertirse en parte de un agregado; el temor a pensar por sí mismo lo hace transformarse en miembro de un rebaño en el cual se siente liberado de la responsabilidad de ejercer su criterio. El pánico a pensar es lo que hace que su mente individual se diluya en una “ideología” que sustituye su personalidad y libre albedrío. Evadir ese imperativo lo lleva a entregarse en brazos de la pandilla y a confiar ciegamente en las decisiones de otros; en el juicio y escogencias de otros, a aceptar como propia la voluntad de otros. Y eso nos lleva al apasionamiento ciego; y esto, a la complicidad o compinchería que obliga a la solidaridad o el disimulo. A aceptar el santoral cívico o religioso que nos imponen los gremios. Si la iglesia le dice al individuo que esto o aquello es cierto, aun sin la menor prueba, este lo acepta como parte de una verdad divina y se hace fanático de la peor clase; en alguien que, sin tener la menor evidencia, asegura cosas improbables o imposibles como verdades axiomáticas. Se torna en un ser agresivo que estará dispuesto a matar o morir con tal de que prevalezca la teoría que sostiene su grupo. Eso también es la norma de las ideologías (partidos políticos y todas las organizaciones radicales). El sujeto-manada renuncia al análisis y a la duda razonable y somete su intelecto al de los “líderes”; deja de ser él para difuminarse en la masa amorfa que solo reacciona a las emociones y consignas del montón.
Estos sujetos han abandonado su personalidad para fundirse en la opinión “colectiva”, valga decir, la de la dirigencia. Esta es la que prevalece siempre sobre cualquier otra idea que pudiera tener el hombre. Es la cúpula la que dice qué es bueno y qué es malo; qué países son buenos y cuales los malvados, qué política es aceptable y cuál se debe repudiar; quiénes son los chavalos y quiénes los villanos de la película. Sin opiniones, revisión ni escrutinio. Para la ideología no hay medias tintas y todo se explica en blanco y negro. Esta es la que crea el santoral cívico y le dice al “seguidor” o miembro, quiénes son los héroes a los que hay que adorar y cuáles deben ser satanizados. Esta exige obediencia total, y ese es el gran peligro de la pertenencia a alguna de ellas porque implica, siempre, la anulación del individuo, por más que esto se pueda negar. Si soy miembro de una cofradía, pierdo mi identidad para convertirme en un número, en un militante obediente y sin criterio. En el agregado, cualquiera que sea su naturaleza, no hay cabida para la opinión, la unidad, la protesta o disensión. La docilidad es la norma única, y si alguien se sale de ese papel que debe desempeñar dentro de la estructura, se convierte en un rebelde, traidor, revisionista o cualquier otro epíteto temible e indeseable.
       Si la jefatura dice que Pancho López es un gran adalid nacional o internacional, así debe ser en la mente del “seguidor”. No importa que en su intimidad el hombre sepa que aquel sujeto NO LO ES. ¿Cuántos criminales genocidas han sido beatificados por la estulticia del rebaño? Trujillo, Moisés, Truman, Churchill, Hitler, Stalin, Pol Pot, Josué, Díaz Ordaz, Amín, Somoza Pinochet, Bush, Reagan y un etcétera interminable, a los cuales juzgamos como santos si son de nuestro partido o religión; o como satánicos, si son del bando contrario. ¿Cuántos vendepatria y traidores han sido glorificados porque así convenía a los intereses de determinados grupos? Aquí lo vivimos con el debate sobre el TLC. Hubo gente bienintencionada que se tragó el cuento de la conveniencia de ese tratado, simplemente porque eran miembros de un grupo político. O llevaron la contraria solo por seguir una ideología. Ese es el patrón que rige la conducta de la pandilla; esa que nos lleva a auto anular nuestra mente para ponernos al servicio de otra gente y de intereses que no comprendemos, solo porque no queremos contrariar o incomodar la dinámica del conjunto. Si la Iglesia nos dice que Domingo de Guzmán fue un santo, así debe ser aceptado aunque sepamos que este individuo fue nada menos que el creador de la Inquisición, grupo criminal que causó la muerte de miles de personas en nombre de la fe. Pero el católico tiene que aceptar que fue un santo, categoría que ocupa en el santoral de la Iglesia. Si la religión nos dice que Moisés abrió el Mar Rojo, debe ser cierto. O que Yavé les hizo caer maná del cielo durante cuarenta y dos años a los judíos, tiene que ser verdad. Lo mismo pasa con cualquier otra asociación, ya sea política o cívica, y ese es el lunar de toda forma de pensamiento colectivo no sujeto al análisis personal. Estamos obligados a aceptar como válida cualquier ponencia que provenga del núcleo dirigente, no importa de qué clase de tontería se trate.
     Ser compinche partidario de otros nos obliga, aun en contra de nuestro buen juicio, porque si el grupo dictamina qué es válido y qué no, no nos queda más camino que aceptar como verdades cualquier cosa que nos propongan… o estamos fuera. Se pierde la libertad de consciencia en aras de la fortaleza del grupo, sin importar que la doctrina sea razonable o no. En el caso de Alexander Solshenitzin existieron dos posiciones irreconciliables: 1) era pura propaganda capitalista y 2) era una verdad absoluta. No existieron términos intermedios; a eso obliga la ideología. Blanco total o negro ídem. Y en eso es en lo que caemos cuando nos aferramos de manera obstinada a cualquiera de ellas; perdemos la objetividad y nos alejamos de la verdad, por muy simpáticas que sean las ideas que profesen los mandos de nuestro partido o iglesia. Y estos siempre han sido los que mantienen el control de nuestras poblaciones y los que les dicen qué es bueno y qué malo; quién es santo o líder, quién es malo y retrógrado. Solo el hombre sin ideologías es capaz de pensar libremente; no importa qué tan errado esté, pero su pensamiento responde únicamente a su criterio y no es el producto de la manada. No importa cómo se forme esta ni qué tanto parezca ser una organización democrática; desde que hay reglas y estatutos, es un cuerpo dominante que anula todo individualismo y lo somete a la voluntad colectiva, valga decir: la de la “dirigencia” que urdió las leyes y reglamentos que controlan al colectivo. Por más que nos disguste esta idea, no deja de ser cierta, y basta que hagamos un análisis cuidadoso y desapasionado, y nos daremos cuenta de esta desagradable verdad. ¿Tiene usted otra explicación?
            RIS

sábado, 10 de julio de 2010

821 Business are business

821 “LA CHISPA”    (10 julio 2010)
Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”

BUSINESS ARE BUSINESS
        
      Para los que creen que la “lucha anti drogas” es una preocupación honesta del gobierno de USA, Costa Rica o cualquier estado, debemos recordarles la historia de los ingleses y las llamadas guerras del opio, y lo que el Imperio Británico les hizo a cientos de millones de chinos a los que convirtieron en viciosos de la adormidera y, a la vez, en fuente de riqueza para la corona. Como dije en las “Chispas” anteriores, la droga es un negocio que mueve billones, y por lo tanto, no es una actividad económica que pueda estar al margen de la injerencia del IRS. La coca es un negocio “oficial” de los Estados Unidos y su trasiego masivo se hace en barcos de línea, en contenedores perfectamente identificados. Y este NO es perseguido ni tiene el menor inconveniente al pasar por las aduanas de ese país. Los Barones de la Droga de USA tienen un poder omnímodo que no conoce límite alguno dentro de la administración. ¿Les parece una broma? ¿Acaso es un chiste que Inglaterra patrocinara la siembra, comercio y venta del opio? Recuerden que eran ingleses los dueños de las grandes plantaciones de esa droga en la India; y desde ahí se transportaba a la China para su comercialización. Y todo bajo la protección oficial del gobierno inglés. Así que no debería extrañarles que los descendientes de esos ingleses (los gringos) estén haciendo lo mismo con la coca. Para toda esa gente los negocios están por encima de cualquier consideración ética.
   ¿Han visto cómo el gobierno de Costa Rica, vía Ministerio de Salud y otras instituciones oficiales desacredita la calidad del “guaro de contrabando” y mantiene una campaña de miedo mediante la cual nos advierte de los peligros de morir envenenados por ese licor? ¿Y por qué creen que lo hace? ¿Por qué le importa la salud del pueblo? ¡Nada de eso! Es una cuestión estrictamente comercial. Se trata de la “competencia” que disminuye las ganancias del MONOPOLIO OFICIAL. Simple business. ¿Por qué creen ustedes que se incluyó en la agenda de conquista militar la toma de Afganistán bajo los pretextos archiconocidos? ¿Creen ustedes que ese país de la edad de piedra podría tener armas de destrucción masiva? ¡Claro que no! Pero produce el 90% del opio del mundo (también es el mayor productor de mariguana) y eso representa BILLONES. Ahí están, a la vista de todo el mundo, las enormes plantaciones. Y los Estados Unidos tienen una fuerza aérea capaz de incendiar todo el planeta si les diera la gana. Entonces ¿por qué sigue aumentando la producción de opio en Afganistán? Porque este es como el petróleo: un negocio oficial que produce un río de dólares. Lo mismo pasa con la coca en América; todo el mundo conoce y sabe dónde están las plantaciones, es más, es un cultivo solapado con la protección oficial. Por lo tanto, NO es su producción, trasiego o venta lo que molesta al gobierno de USA, sino la COMPETENCIA.
       Como todo buen negocio, el tráfico de droga despierta la codicia de infinidad de “comerciantes al menudeo” que quieren participar de los grandes mercados de consumo de Europa y los Estados Unidos. Doscientos cincuenta millones de consumidores cautivos, forman un fruto de lo más apetecible. Y son estos pequeños intermediarios los que constituyen la pesadilla de los Barones de la Droga de USA, pues ellos realizan el contrabando hormiga que les disminuye sus ganancias. Es a estos a los que se persigue con rabia, porque lo que es la carga oficial va por caminos “legales” en donde no corre el menor riesgo de ser interceptada por nadie. Desde luego que es un negocio inmoral, pero ¿a quién le importa esta cuando hay en juego miles de millones de dólares? ¿A quién le importa los cientos de miles de muertos de Irak si el petróleo sigue llegando seguro a Europa y USA? Business are business. Es a esa competencia que se mueve en lanchitas por todo el Caribe a la que se persigue con saña, porque la mercancía grande va en contenedores hacia puertos seguros en USA. Embarcada en los puertos de Colombia bajo la vigilancia de la DEA, no tiene peligro alguno de ser capturada por la marina de guerra de Estados Unidos. Así como al Gobierno de este país no le importa que mueran miles de norteamericanos en Irak y Afganistán mientras tengan el control del petróleo, opio y mariguana, tampoco les vale que ochenta millones de viciosos se quemen el cerebro consumiendo droga. El pretexto moral solo es eso: una excusa. Útil para perseguir encarnizadamente a los miembros de la competencia. Así como el gobierno nacional acosa a los fabricantes de guaro de contrabando: no lo hace porque le importe la salud de pueblo, sino porque estos NO PAGAN impuestos. Y eso sí que es grave.
        Es por eso que en las notas anteriores dije que ya es hora de que el pueblo se entere del trasfondo de esas operaciones cuyo objetivo nada tiene que ver con principios humanistas o sanitarios, sino con dinero. Y es por eso que propuse que ¡hablemos de negocios! Desde luego que esta propuesta no será aceptada porque detrás de la maniobra no solo hay la cuestión de la droga, sino que están los intereses militares de los Estados Unidos en el área, y la droga es el mejor pretexto para encubrirlos. Ahora que China se coló en los mercados de América Latina, están buscando cómo controlar la situación mediante la amenaza de guerra. Sobre todo contra Venezuela y Brasil, países que apuntan a liberarse de la tutela yanqui y formar su propia órbita de desarrollo en un futuro no muy lejano. Especialmente Brasil, que es un gigante que empieza a despertarse, como la China de hace cuarenta años. Recuerden que el fin último de toda maniobra yanqui SON LOS NEGOCIOS. El tiempo de los cuentos de las ideologías quedó muy atrás y esas historietas solo son válidas para retardados mentales. Y como sabemos que al Gran Capital de ese país NO LE INTERESAN ni sus propios ciudadanos, NO deberíamos ser tan ingenuos para creer todo el montaje que se ha hecho en relación con el famoso permiso legislativo y toda la maraña de fábulas que se ha implementado para justificarlo. Es por eso que demandamos del gobierno un enfoque realista de la situación y, sobre todo, que informen al pueblo cuáles son los verdaderos alcances del tratado. Desde luego que sabemos que eso no lo harán nunca, ni bajo tortura. Pero por lo menos, que nos digan cuánto nos vamos a ganar. ¡Hablemos de negocios! Y todos podremos entendernos.
Saludos fraternales (¿Qué piensan ustedes en sus países?)
RIS

819 Una broma de horrible mal gusto

819 “LA CHISPA”
Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”

UNA BROMA DE HORRIBLE MAL GUSTO

    Si la noticia de la “anexión” la hubieran dado el 28 de diciembre, podría tratarse de una inocentada; pero como se dio en estos días de jolgorio futbolero, tenemos que pensar en ella con mucha seriedad, pues nuestros políticos (eso ya es una técnica generalizada) hacen fiesta de ajustes, alzas, devaluación y toda clase de abusos en contra de la clase trabajadora cuando hay algún tipo de circo nacional o mundial. Entre gol y gol, entre victoria y derrota suben la electricidad, el gas, los teléfonos, la gasolina, el arroz, los frijoles, los huevos, la carne, los buses, los taxis, en fin, todo. Es una estrategia consolidada que siempre les ha dado buenos resultados porque, ¿quién va a ir a protestar cuando Brasil ha sido eliminado o cuando Uruguay es el único que queda por América? No hay ánimo para eso, y la Oligarquía y el Gobierno lo saben muy bien. Lo mismo es válido para darnos la noticia de que la Asamblea Legislativa, en una jugada digna del cardenal Richelieu, aprueba un permiso ofensivo a la dignidad nacional, al mismo tiempo que se receta vacaciones y desaparece de la escena del crimen.
    Ahora bien, si el asunto es cierto y no tiene marcha atrás, queremos saber ¿qué ventajas obtiene Costa Rica de este tratado? Vean que para los gringos TODO ES NEGOCIO Y NADA MÁS QUE NEGOCIOS. Para ellos NO HAY cuestiones humanitarias, de paz, solidaridad, ayuda desinteresada, de amistad democrática ni otras babosadas de esas. Este es un gran negocio y debe ser tratado como tal por nuestras autoridades. No nos repitan la fábula de que estamos colaborando buena y sinceramente con la salud de los norteamericanos, con el dolor, la angustia y la plaga que la droga constituye para ellos. Si a nuestros políticos les importa un chayote las miserias de nuestra gente, no nos vengan con el cuento de que hacen esto por caridad cristiana a favor del pueblo de USA. Así que nuestro gobierno debería tratar ese asunto como un negocio y no como una triquiñuela política. Tampoco deberían tratar a los ciudadanos como si fueran tontos que se tragan cualquier idiotez. Aquí no se trata de ser solidarios y “buenos” con los gringos; ni de que vamos a colaborar en el combate contra la droga por principios de caridad u otras simplezas para bobos. Si va a haber beneficios, que se diga cuáles son y cuál es su monto; además, la garantía de que estos serán para TODO EL PAÍS y no solo para los diputados, Oligarquía y altos empleados. Porque será toda la sociedad la que habrá de pagar las consecuencias de este “negocio”. Ya basta del estúpido cuento de los “buenos muchachos yanquis pintando escuelitas”. Todos sabemos quiénes son esas personas y que NO están aquí para favorecernos.
     Este es un negocio que mueve BILLONES (con B) de dólares, y los principales carteles que trafican la droga son norteamericanos entre los que se encuentran gobernadores, políticos y burócratas de todos los departamentos del gobierno de esa nación, y no va a ser Costa Rica con su “ayuda” la que logre frenarlo. Por miles de kilómetros de la frontera mejicana entra la droga a toneladas. Eso no va a variar porque Costa Rica rinda su soberanía ante el ejército de USA. Nosotros NO tenemos por qué convertirnos en perros guardianes de la DEA o de ese Gobierno. Mucho menos, en forma gratuita o por una mordida a ciertos funcionarios. O solo por la asesoría legal de los diputados. Costa Rica NO TIENE POR QUÉ vigilar nada más que su mar territorial, y eso puede hacerlo con unas cuantas lanchitas. ¿Por qué Costa Rica tiene que echarse sobre sus espaldas la vigilancia de todo el Mar Caribe? Todos los barcos que pasen más allá de las doce millas náuticas, NO son un problema nacional. Además, ¿por qué debe ser Costa Rica la base de un gigantesco ejército y una armada colosal? Vean cualquier mapa y verán que los Estados Unidos tiene el control total del Caribe y NO necesita bases en este país. Las tiene en Colombia, las Antillas, Granada, Martinica, Barbados, Puerto Rico y Cuba. El control total del Caribe, y por si eso fuera poco, se acaban de anexar Haití. Además, en Centroamérica tienen a Honduras. ¿Para qué, pues, les podría hacer falta Limón? ¿Será que necesitan el “prestigio” de la marina de guerra de Costa Rica para registrar a los barcos cargueros de otras nacionalidades, habida cuenta de lo repugnantes que son los abusos y prepotencia de las naves de guerra de USA? Solo la costa del Pacífico parece requerir la participación de Costa Rica, pero ellos tienen bases en Ecuador, Colombia, y Honduras y, desde ahí, sus barcos pueden controlar todo buque sospechoso con rumbo a México. Además, si estos van lejos de nuestras costas y con rumbo desconocido, NO ES ASUNTO NUESTRO.
     Pero si quieren usar nuestros puertos y conseguir vasallos, HABLEMOS DE NEGOCIOS. No de caridad o de lo mucho que nos duele que haya drogadictos en los Estados Unidos. O de la solidaridad a la que estamos obligados con ese enorme y poderoso país que gasta CINCUENTA MILLONES DE DÓLARES POR DÍA en mantener esa cruenta guerra de Irak y Afganistán. ¡Hablemos de negocios! Diez millones de dólares por día, entregados al Banco Central, para desarrollo DE TODO EL PAÍS, y no solo para el bolsillo de unos cuantos avivatos políticos, funcionarios y gente que hará negocios “privados” con ellos. En esas condiciones, les prometo que incluso yo, me alistaría en la lucha “desinteresada” contra el narcotráfico.
      Cuarenta buques de guerra, un portaaviones, un cazasubmarinos (¿?) y doscientos helicópteros de ataque, más bien parecen una fuerza de invasión y no una policía en persecución de delincuentes comunes. ¿O solo se trata de una broma de los periódicos (voceros de la Oligarquía y el Gobierno) para sopesar la respuesta de la población? Recordemos que en este tipo de “negocios” siempre hay un grupo de personas que saca su buena “tajada” de estos chanchullos para los cuales, nunca se toma en cuenta la voluntad de la población; pero esta vez, queremos que el negocio sea limpio. Que si hemos de quedar mal con la gente de los carteles y vamos a exponernos a sus represalias, que al menos sea por algo. ¡Hablemos de negocios, por favor! Y no nos salgan con la idiotez de que el Gobierno de Costa Rica se siente solidario en la lucha yanqui en contra del narcotráfico. (¿Qué piensan en sus países de nuestra Asamblea Legislativa?)
RIS

viernes, 9 de julio de 2010

262 El tercer mundo

262    “LA CHISPA

Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”.

EL TERCER MUNDO

   Modernamente se utiliza un eufemismo para definir a la mayoría de países atrasados y sin ninguna posibilidad de salir de esa condición: “países en desarrollo”. Pero tal calificativo no pasa de ser una especie de mecanismo dialéctico inventado para que nos sintamos conformes, con la esperanza de que nos estamos moviendo hacia algún lugar; sin embargo, la verdad es otra: cada día estamos peor, más arruinados, y la brecha entre ricos y pobres se profundiza de una manera vergonzante. Y no solo las diferencias entre poderosos y miserables, sino entre las mismas clases sociales de casi todas las naciones del mundo. La zanja entre potentados y pelagatos es más profunda a cada instante que pasa, lo cual polariza a las sociedades, aumenta los resentimientos y está preparando el terreno para el cataclismo social que habremos de vivir en toda la América en los próximos años. Parece inevitable.
      Desde que Mao inventó el término y definió esa condición, nada ha cambiado en el mundo para los que estamos dentro de ese corral, especialmente en la América Latina: ni la Guerra ni las guerritas, ni las Revoluciones ni las revueltas, ni los Tratados, ni La Alianza para el Progreso, ni el T.L.C. ni nada. Con razón podemos preguntarnos que ¿cuál es la causa de esta situación en el subcontinente? Lo que podría justificarse en ciertas naciones de África y Asia (desertificadas por los europeos), no es válido en esta parte de América. Aquí tenemos los mejores suelos de la tierra y en cantidades enormes. Sistemas pluviales que son la envidia de todo el mundo. Hay ríos y lagos para crear una agricultura masiva que podría alimentar a la población de tres planetas como la Tierra. Poseemos toda clase de minerales y, lo que es mejor, las más grandes reservas petroleras y de gas, que son los motores que mueven a la industria global. Entonces, ¿por qué somos tercermundistas? ¿Por qué no hay entre nosotros ni un solo pueblo con pleno desarrollo, uno “primermundista”? O por lo menos del “segundo”. NI UNO SOLO. Si hubiera un solo país latino desarrollado como Holanda, Bélgica, Noruega o Italia, el enigma no sería tan notorio. ¿Cuestión de cultura? Ni los españoles ni los italianos son la gran cosa en cuanto a su nivel educativo formal comparados con Alemania, Suiza o Suecia; y sin embargo, son naciones de avanzada con grandes industrias y poderoso comercio. Tienen flotas mercantes, grandes líneas aéreas y una aceptable infraestructura para el desarrollo general. En América hay varias naciones con un nivel educativo elevado, pero que tampoco se escapan de la mediocridad o la cola de esa clasificación: Costa Rica, Uruguay, Chile y Argentina tienen sistemas escolares aceptables y con “cobertura” nacional, pero siguen siendo tercermundistas. ¿Una cuestión étnica? Argentina y Uruguay son poblaciones casi totalmente europeízados; también Cuba. Chile tiene una gran población de origen europeo, y por ahí le anda Costa Rica. Y ni qué decir del Brasil, pues la mayoría de su población también es europea. Algo parecido sucede con Paraguay, Colombia y Venezuela que tienen gran presencia europea. Solo a Bolivia, México, Perú, Guatemala y algunos más podríamos culpar de ser atrasados por su población indígena. Pero Argentina desmiente la validez de ese argumento. También Brasil, Uruguay, Paraguay y Costa Rica.
     Los latinos no tenemos nada. Un coloso territorial como Brasil, tiene enormes regiones incomunicadas entre sí. Pero también Costa Rica, que cabe unas ciento cincuenta veces en el primero, tiene zonas tan marginales a las que solo es posible llegar por mar o avión, y eso es inaceptable. Pero ese solo es uno de los miles de problemas que conforman el marco típico de tercermundistas. Pero volvamos a la pregunta de fondo: ¿Por qué no hay UN SOLO PAÍS LATINO DESARROLLADO? La respuesta es elusiva y compleja, pero muy simple a la vez. Es un problema cultural; pero no de sistemas educativos: escuelas, colegios y universidades. Es un problema de identidad cultural. Los blancos y mestizos de este continente todavía no se han identificado adecuadamente con sus tierras: se siguen sintiendo europeos e hijos de europeos. Y los que sí están unidos a ellas, los indígenas, han sido marginados en todas las sociedades latinoamericanas. Siendo mayoría en Guatemala, viven como parias en un suelo que pertenece a una malvada minoría de criollos o blancos que no alcanzan ni el 5% de la población. En México sucede otro tanto. Lo mismo en Perú, Paraguay, Ecuador y otros más. El latino blanco solo piensa en emigrar a lo que él define como “tierras mejores”, las cuales son las de sus antepasados europeos o los Estados Unidos. Lo de Bolivia y Guatemala ha sido una vergüenza: dos países indígenas solo con gobernantes “europeos”. ¿Colonialismo criollo?
       Y así no progresa ninguna nación. En lugares como Guatemala, los blancos y criollos están convencidos de que los “indios son malos” y que no merecen absolutamente nada. Así es imposible el progreso real. Puede haber Argollas ricas a más no poder, pero eso no es progreso nacional. La exclusión social dentro de los mismos países de la América Latina, es uno de los grandes contrapesos que impiden el despegue hacia el progreso real. La idea de que hay mejores y peores, es una de las causas del atascamiento. El menosprecio de nuestros semejantes por cualquier prejuicio, pretexto o falta de sensibilidad, es causa de no solo del subdesarrollo material sino espiritual. Mientras no nos valoremos en conjunto, y mientras no apreciemos a nuestros semejantes (indios, mestizos, blancos, negros o amarillos), esta riquísima región seguirá siendo presa de la rapiña de los “desarrollados”, y todos nosotros nos convertiremos, tarde o temprano, en asalariados de bajo nivel; en extranjeros en nuestro propio suelo, porque los de afuera se apoderarán de todas nuestras tierras.
     Necesitamos un auténtico despertar de la CONSCIENCIA, de la identidad latinoamericana y del sentido de un destino común ineludible. Solo entonces es posible que salgamos de esa peyorativa clasificación.
RIS

jueves, 8 de julio de 2010

387 ¡No hay sitio como el Hogar

387 “LA CHISPA

Lema: “En la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”

¡NO HAY SITIO COMO EL HOGAR!

   Esa afirmación parece ser del dominio público, e incluso casi todos lo repetimos automáticamente como si fuera un axioma irrebatible. Pero… ¿es un Hogar el sitio donde vivimos? Pensemos un poco. La mejor noción ideal que muchos tienen acerca del hogar, es aquel sitio (pudieron ser muchos) en donde crecieron al lado de sus padres y hermanos, y quizás los abuelos. Un sitio idílico en donde había calor humano, ropa limpia, comida, molestias como la escuela, tareas, jaladas de orejas, regañadas e incluso palizas. Pero aparte de esas pequeñeces, había Amor, tolerancia y seguridad de que todo estaba allí, en orden, a nuestro servicio, como un broquel mágico que nos protegía de todo. Era un universo total, autárquico, en donde había dos dioses que proveían de todo lo que era necesario para mantener esa unidad social perfecta. Uno era la autoridad, la figura a imitar, la firmeza y la “mano dura” de la cual había que precaverse. La otra era el amor con todos sus matices: desde la alcahuetería absoluta hasta la intransigencia más severa, los regaños y la molestia de un tábano. Ellos representaban las columnas de Hércules, el Peñón de Gibraltar, Escila y Caribdis; en fin, el fundamento pétreo e inamovible en el cual podíamos fiar nuestra seguridad. ¿Es esta la idea que tenemos del Hogar?
     Hay un grave peligro de confundir los roles de los individuos en la formación de un hogar. Muchos hombres se casan pensando que el hogar que formarán será semejante al de sus padres, y que podrán seguir en el papel de niños, de chicos grandes, pero infantes al fin, que buscan en la mujer-esposa-mamá, una prolongación del hogar materno que añoran. Aquel en donde no había responsabilidad alguna y todo era felicidad y autocomplacencia personal. El sitio en donde otros se ocupaban de todo y les brindaban de todo. La idea de compartir, de sacrificio, esfuerzo, tolerancia, retribución, cariño y renunciación eran ajenas a su breviario. No en todos los hogares funciona así, pero esa es la regla que bien podemos aplicar en esta reflexión. Y muchas mujeres hacen lo mismo; buscan en el marido el papá idealizado que no “tuvieron” porque el de verdad estaba muy ocupado trabajando o haciendo cosas para el futuro; para un futuro que quizás nunca llegó. Ambas actitudes pueden llevar a cualquier cosa, menos a formar un Hogar. Puede haber casa, carro, muchos tiliches innecesarios e incluso niños y abuelos, pero no un hogar.
      El modelo materno-paterno no sirve para formar un auténtico hogar; puede ser un punto de referencia muy bueno, pero para edificar un hogar, debemos crecer y meditar serenamente en cuál es el significado del Hogar para cada uno de sus integrantes. Y cuando estemos seguros de haber entendido el concepto, podemos lanzarnos a la aventura maravillosa de compartir la vida con alguien, pues el hogar no es un campamento o una estación de aprovisionamiento. Tampoco es un juguete descartable que podemos abandonar cuando nos aburra. No es un período de esparcimiento en un “resort” en donde encontramos libertad, libertinaje, sexo y otras cosas que parecen ser el objetivo del matrimonio moderno. Y para las mujeres, tampoco es una puerta fácil para emanciparse de la autoridad paterna y “hacer lo que me da la gana”.
     Pero hay otra consideración que debemos hacer, quizás la más importante, ¿con quién se forma un Hogar? No un nicho de deliciosa fornicadera sino un hogar (que bien puede tener lo anterior) en donde los integrantes se diluyen en una sola persona que llega a tener los mismos sentimientos, ilusiones, pensamientos, placeres y sufrimientos compartidos con la otra mitad. El hogar es un sitio en donde las palabras “yo, mi, tu y tú” desaparecen para convertirse en un plural de dos polos definido en una sola frase: “nuestro hogar”. Un nido de amantes se forma con cualquiera, pero no un hogar. El eje sobre el cual pivota un romance es el sexo y las pasiones violentas y alocadas que derivan de él, pero el hogar tiene un sustento más firme cuyas raíces se afincan en el alma. Es por eso que la escogencia de la pareja para formar esa institución debe ser de lo más cuidadosa. Desde luego que empieza por la parte física, pero esta solo es el anzuelo que nos puede llevar a una mala elección. Pero ¡ojo!, no debemos suponer automáticamente que nosotros somos la persona ideal de la otra. No se trata solo de buscar a la pareja “adecuada” para mí, sino de estar convencidos, después de un profundo análisis, de que también nosotros podemos ser el complemento justo de otro ser humano. Para el hombre no se trata de encontrar esposa para “sentar cabeza” después de décadas de vida licenciosa. Tampoco que la mujer se case con cualquier idiota solo porque la está dejando el tren. Tales motivos para la formación de un hogar son nefastos y solo conducen a mucho dolor. Ni siquiera se trata de paliar la soledad en un refugio que ofrece compañía, sexo sereno, techo y todas las cosas accesorias del hogar, pues muchas veces este tipo de compañía se convierte en la peor soledad compartida que puede haber.
     Del análisis de quiénes somos, debe brotar una sincera decisión que nos podría ahorrar mucho dolor, desencanto y tiempo desperdiciado. Si no tenemos la vocación necesaria para COMPARTIR LA VIDA con alguien, debemos abstenernos de envolvernos en esa aventura. Es preferible ser una solterona alegre que una esposa amargada y presa en el círculo de acero de los compromisos que impone esa institución. También es mucho mejor ser un soltero calavera y entretenido que un marido aburridor. Pero lo peor de todo, es tener la certeza de que le hemos desgraciado la vida a una persona que pudo ser feliz si nosotros hubiéramos hecho mutis de su vida. Es nuestro obligado deber estudiarnos PROFUNDAMENTE y darnos cuenta de si reunimos o no los requisitos necesarios para formar un Hogar. No se trata de descubrirlo en el camino; hay que SABERLO con anticipación para no arruinar una pareja de vidas ni, mucho menos, la de los hijos que puedan surgir de estas uniones hijas de otras necesidades que no sean el Amor.
Con afecto
RIS

316 ¿Pueden ustedes creerlo?

316  “LA CHISPA

Lema: “en la indolencia cívica del ciudadano, se fundamentan los abusos del Poder”

¿PUEDEN USTEDES CREERLO?

    Recientemente hemos escrito una serie de “Chispas” en donde planteamos la necesidad de un gobierno FUERTE, que tome decisiones para que las cosas “caminen”. Nuestra democracia es un pantano de arenas movedizas en donde nada funciona. Mejor dicho CASI nada, pues los negocios de la Oligarquía sí son tratados y resueltos con diligencia. Si se trata de vender las playas o hacer contratos millonarios con hoteleros extranjeros, todo se agiliza de manera mágica; especialmente cuando los políticos nacionales participan en calidad de socios de esos proyectos.
     Desde luego que al hablar de un gobierno fuerte, no debe interpretarse en forma extrema; no se trata de pendular desde la pendejera actual hasta la tiranía abusiva. Se trata de articular bien el binomio Gobierno-Pueblo, de una manera que el ciudadano vea y comprenda la labor de sus gobernantes. Se trata de formar un Ejecutivo que pueda explicar al contribuyente cómo es que una carreterita como la costanera lleva casi cien años siendo un proyecto. Lo que sugerimos es que si se hay que hacer una carretera a cualquier parte, que se haga, sin desviar su curso por los terrenos de Don Fulano, Don Zutano y Don Mengano para que estos se embolsen sumas archimillonarias. Lo que queremos es un Presidente que, bajo el imperativo del bien común, expropie las tierras que sean necesarias para cualquier obra de bien nacional. Un gobierno que NO PERMITA que una Asamblea, Sala Quinta o Municipalidad, con leguleyadas idiotas, entorpezca un proyecto vital para el desarrollo del país. Un gobierno que sepa distinguir EL BIEN COMÚN del particular o de grupos. Y que haga, “a güevo”, que prevalezca el primero. Un gobierno que el pueblo reconozca como suyo, surgido de su propia entraña desde los Cabildos, y que sienta que este está comprometido con su único Patrón: el Pueblo.
      No debemos conformarnos con el viejo cuento de que tenemos el mejor sistema democrático de Centroamérica. Ese cuento… es un cuento que a cierta gente le conviene que creamos. Aquí lo que tenemos es un gobierno aristocrático, pero en el mal sentido de la palabra. Más bien, un gobierno de la plutocracia, una “CAMAROCRACIA” que solo vela por los intereses de sus afiliados (de comercio, hoteleros, importadores, exportadores, cafetaleros etc. etc.).
      Necesitamos un Gobierno fuerte y un Presidente fuerte (Dictador), NO un miembro de la Argolla o un servil subordinado de aquella. Desde luego que este Presidente y Gobierno no van a salir del Club Unión o de la Cámara de Comerciantes ni, mucho menos, de los partidos políticos, los principales antros de corrupción, venta y traición de los ideales del ciudadano común. Ambos tienen que surgir de la matriz del Pueblo: de los CABILDOS. Es ahí, de las plazas, iglesias, explanadas, patios y parques de donde deben salir los hombres comprometidos con TODA la sociedad nacional y no solo con los Grupos del Poder. Pero este gobierno fuerte debe fundamentarse en Leyes Populares que contemplen ÚNICAMENTE el bien común. No en leyes elaboradas por las Cámaras, cafetaleros o políticos sinvergüenzas que han dictado miles de leyes solo para el beneficio particular de la Oligarquía. Como la DEVALUACIÓN o la Ley de Inquilinato. Los códigos parece que hubieran sido engendrados por delincuentes potenciales, pues casi no hay ley que no tenga los portillos necesarios para ser burlada o aprovechada en beneficio de unos pocos allegados al Gobierno, como los desgraciados CAT’s con los que le robaron al pueblo cientos de miles de millones. Son deseables leyes fuertes nacidas en el CABILDO. Serían buenos los Presidentes fuertes ELEGIDOS POR EL PUEBLO y no en componendas de tal o cual partido; o con los miembros de tal o cual Asamblea, Club o Sala Quinta o Sétima. Pero por sobre todo, el pueblo debería conservar el derecho inapelable de la SOBERANÍA NACIONAL para despedirlos si resultan incapaces en sus funciones. El pueblo NO TIENE POR QUÉ aguantar por cuatro años a un inepto. En la empresa privada si un Gerente no sirve, se echa de inmediato.
      Y aquí está la explicación de lo necesario que es un Gobierno Fuerte. Dice un periódico nacional: “Cien lanchas decomisadas se deterioran en puertos”. ¿Pueden ustedes creerlo? No es posible que una fortuna como esa se pudra en las playas y embarcaderos porque NADIE PUEDE NI QUIERE HACER NADA. Un Presidente fuerte ya hubiera dado una ORDEN para que se dispusiera de esos bienes de la mejor manera posible (como hicieron con la casa de Caro Quintero), pues es obvio que sus dueños no van a ir a la Sala Cuarta a reclamarlos. Con esas cien lanchas se podría formar diez cooperativas de pescadores. También las más poderosas podrían reclutarse para el servicio de guardacostas; al fin y al cabo, con solo pintarlas ya nadie las reconoce. Se podría hacer con ellas una empresa turística en Tortuguero o el Golfo, y unas cien o doscientas familias pobres podrían convertirse en propietarios solventes. ¿Tan difícil es eso? Yo lo haría en 24 horas. Solo tienen que llamarme. Es cuestión de un pequeño estudio de las familias beneficiarias. Una demostración de que no tienen bienes inscritos y que no pertenecen a la Argolla, porque si sí, quedaríamos en lo mismo, con los mismos de siempre. Se formaliza la Cooperativa y el Banco les presta capital. Doscientas familias rescatadas de la pobreza, y un núcleo generador de trabajo y riqueza. ¿Es eso tan difícil?
      El mismo periódico nos remata esta nota de ineptitud administrativa con el siguiente titular: “Barco amenaza estero porteño”. Esa lancha ya debería estar en manos de una cooperativa de pescadores que le diera mantenimiento Y para mientras se dilucida en Perú (que pueden ser años) quién es el dueño, estaría produciendo riqueza y trabajo a varias familias. Hay decisiones que ante la Justicia y la Razón DEBEN TOMARSE, aunque parezcan un poco comprometidas. Una vez don José Figueres nos dio un aperitivo de lo que debe ser un Presidente Fuerte: se fue sin permiso de la Asamblea “a ver a Mickey Mouse”. Y nada de la democracia se desquició.
Tristemente
RIS